La plataforma da un paso más allá en su lucha por destacar sus películas.
No es de extrañar que la plataforma online Netflix se encuentre siempre en el punto de mira de las críticas, sea para bien o para mal. La polémica sobre su presencia en festivales y salas de cine se ha convertido en un tema de conversación habitual, desde que empezara su recorrido con la película Okja hasta producciones más recientes y abiertas a debate como Aniquilación. Por ello, la última noticia ha disparado las alarmas: la plataforma tiene entre sus planes futuros comprar salas de cine para poder presentar sus películas como dignas candidatas a los Oscar.
La excusa para vetar las películas de Netflix, promovida por festivales como Cannes o la propia academia, siempre ha tenido como base el hecho de que no podían competir películas que no eran posible ver en salas y que, por tanto, no jugaban en las mismas líneas comerciales que sus competidoras. Ahora, los directivos deciden echar abajo estos argumentos con una estrategia que sitúa a la plataforma como una organización valiente, decidida a romper con los cánones de la industria.
Solo nos queda por saber si esta nueva era no será perjudicial, en primer lugar, para los propios consumidores de Netflix, usuarios que ahora tendrán que apostar más por el cine y que no saben si serán obligados a hacerlo para poder consumir parte del catálogo por el que pagan.
Por el momento, el avance es lento y apunta que las primeras ciudades barajadas para emprender la tarea son Nueva York y Los Ángeles, lugares donde ya ha habido pases anteriores, aunque exclusivos, de películas originales de la plataforma. Solo nos queda esperar cómo responderá el cine ante esta propuesta y, lo más importante, los millones de espectadores que juegan un papel fundamental tanto fuera como dentro de las visualizaciones online.
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