Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Si bien el conocimiento popular del término “cine mexicano” remite al cúmulo de cintas románticas y de comedia que aparecen frecuentemente en las salas, la realidad es que la definición ha ido abriendo ramas para explorar no sólo otros géneros, también la oportunidad de contar historias más apegadas a la actualidad del país.
En estas fechas en las que el patriotismo vibra en cada esquina y enumeramos las maravillas de ser mexicanos, sería importante también acercarse a esa otra arista que podemos apreciar a través de la pantalla grande, con todas esas narrativas que nos hablan de lo que se edulcora en las noticias o se censura en los periódicos: injusticias que no deben ser ignoradas y hechos que tienen que desmenuzarse.
Es en este contexto que hoy presentamos cinco largometrajes que pueden revisarse en estos días, en pos crear conciencia en los que ya de por sí somos ciudadanos orgullosos de esta tierra. De la mano de dos documentalistas y tres directores de ficción, observaremos historias crudas, sórdidas, rebeldes y horrorosas, que no tienen miedo de decir las cosas tal cual son ni reculan a la hora de grabarlas. Estos talentosos trabajos son tan destacados como necesarios en la filmografía nacional:
‘Hasta los Dientes’, de Alberto Arnaut. Este documental aborda aquella barbaridad cometida por el ejército mexicano en el 2010, quienes asesinaron los estudiantes de Ingeniería Mecatrónica del Tec de Monterrey, Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, para luego declarar ante los noticieros que eran sicarios. A través de imágenes de cámaras de seguridad y de los testigos que presenciaron aquel intercambio de disparos entre los militares y los narcotraficantes, descubrimos a un gobierno vergonzoso que hizo hasta lo imposible por culpar a dos inocentes.
‘La Paloma y el Lobo’, de Carlos Lenin. Inspirada en experiencias del cineasta cuando habitaba en Linares, Nuevo León; esta película habla de una pareja que vive en una ya asumida precariedad, donde la violencia ha arrasado con la población y los espacios, dejando abandono por doquier. Sin posibilidades de obtener un empleo decentemente pagado ni cambiarse de estado para volver con sus familiares, Lenin nos lleva por los caminos de una relación que se ha estirado demasiado, y no se sabe qué sucederá cuando se rompa.
‘Sin Señas Particulares’, de Fernanda Valadez. Esta ópera prima, que nació del cortometraje realizado por la directora y titulado ‘400 maletas’, tiene como protagonista a una madre guanajuatense cuyo hijo está desaparecido. Sin apoyo de las autoridades y con los muy pocos recursos con los que cuenta, emprenderá un viaje para investigar por ella misma el paradero. Valadez nos hace cómplices de la entereza de una mujer que tiene que enfrentarse al terror de la desaparición forzada, de las fosas comunes y de cómo los sicarios se han adueñado de la vida de todo un estado.
‘Heli’, de Amat Escalante. La película que dividió opiniones en el Festival de Cine de Cannes en 2013 por desafiar a la audiencia con escenas crueles y violencia explícita, tiene como protagonistas a una familia integrada por el padre, la hija, el hijo, y la pareja y el bebé de éste. Cuando la hija, Estela, comete un error, involucra a los suyos en una pesadilla orquestada por el narcotráfico. Escalante decide mostrar las torturas y los cuerpos sin miramientos, por lo que bien pudiera acusársele de sensacionalista, pero no podemos omitir la realidad que hay en dicha mirada: La brutalidad en Silao, donde está ambientada la cinta, es tan verdadera como lo que observamos en pantalla, y eso no puede ser ignorado.
‘Las Tres Muertes de Maricela Escobedo’, de Carlos Pérez Osorio. Otra ópera prima que, en forma de documental, nos muestra la línea de tiempo en la que la enfermera chihuahuense, Marisela Escobedo, se convierte en activista al querer encontrar a su hija, Rubí Freire, en el año 2009. En este filme hay mucho material proveniente de juicios, declaraciones y testigos, que nos demostrará la ya conocida incapacidad de un cuerpo policial corrompido, y, nuevamente, a un gobierno que no se tienta el corazón para aplastar y enterrar a sus habitantes. Las injusticias que vive esta familia son para sentir horror, la moraleja es muy clara: Si algo nos sucede, no hay leyes que nos amparen.
En honor a la celebración de una nación y su libertad, dejémonos llevar por este cine para crear una mirada crítica, que exija a sus compatriotas y a sus autoridades mayor lealtad y empatía. El arte cinematográfico, tan enriquecedor y absorbente como es, está ahí para captar nuestra atención y sentimientos, así que permitamos que haga su trabajo: que nos conquiste la mente y las emociones.
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