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Foto del escritorCarlos Urias

Lee el poema que escribió Jacques Prévert para Luis Buñuel y su película 'Los Olvidados'


Por: Carlos Urias (@ElcarlosUrias)


Durante su estancia en París, Luis Buñuel entabló una amistad con Jacques Prévert. Al extravagante aragonés y al poeta francés los unía el surrealismo, movimiento en el que Buñuel se desenvolvió mostrando el lado más creativo del subconsciente.

El español y el francés trabajaron juntos en la obra pionera del movimiento surrealista en el cine, La Edad de Oro (1930). Sería Prévert quien presentaría a Luis con Óscar Dancigers, productor que le permitiría trabajar en México, colaborando en la producción de películas como 'El Gran calavera', 'Gran Casino', 'El Bruto' y 'Los Olvidados'.


Con Luis Buñuel exiliado en México tras el exilio por la guerra civil española, su amistad con Jacques se vio truncada durante un tiempo, sin embargo, después del fracaso que resultó ser ‘Los Olvidados’ con la audiencia mexicana, el español intentaba promocionar su película en el extranjero.


Una de las personas claves para poder promocionar ‘Los Olvidados’ en Europa era Octavio Paz. La relación de uno de los mejores poetas de todos los tiempos con el hombre que reinventaba el cine se remonta a 1937, cuando Paz organizó una sesión privada en París para contemplar el arte surrealista de Buñuel.


Se menciona que fue el mismo Octavio Paz, quien era embajador en Francia, el que hizo que ‘Los Olvidados’ pudiera presentarse en el reconocido Festival de Cannes en 1951, dando paso así a que Buñuel fuera galardonado como mejor director.


Octavio Paz argumentó que las autoridades mexicanas no se encargaron de darle la promoción necesaria. Paz movilizó a personas influyentes dentro y fuera del Festival de Cannes para crear expectativa alrededor de la película, las cuales se expandían a lo largo y ancho del territorio francés.


Uno de los recursos que utilizó el poeta fue recurrir a Jacques Prévert, quien, además de intentar mantener la amistad con Buñuel de forma esporádica, había escrito en 1945 una de las películas más influyentes del cine clásico francés ‘Children of Paradise’. Octavio consiguió que Prévert escribiera uno de los mejores poemas jamás escritos hacia una obra cinematográfica. Esto constó en las cartas que recibió Buñuel de parte de Octavio Paz el 16 de abril de 1951.

Los Olvidados.

Jacque Prevet.


La última vez que vi

a Luis Buñuel

era en Nueva York

en 1938 y en Norteamérica.

Lo volví a ver

anteayer en Cannes

de lejos y de cerca.

No ha cambiado nada.


Luis Buñuel no es un exhibidor de sombras

de sombras ensotanadas

de sombras consolantes consoladas

y confortablemente martirizadas

y como hace años

la matanza de los inocentes

le hiere y le subleva

lúcidamente

generosamente

sin que sienta para nada en el mundo

la necesidad

de un chivo expiatorio

clavado en la cruz

para legitimarla

—esa matanza—.


Luis Buñuel no es un exhibidor de sombras

más bien un exhibidor de soles

pero

aun cuando esos soles sean sangrientos

los muestra

inocentemente.


Olvidados

los olvidados

cuando no se conoce la lengua

se dirían

árboles felices

los olvidados

plátanos u olivos.


Los olvidados

pequeñas plantas errantes

de los arrabales de la ciudad de México

prematuramente arrancados

al vientre de su madre

al vientre de la tierra

y de la miseria.


Los olvidados

niños demasiado pronto adolescentes

niños olvidados

relegados... no deseados.


Los olvidados

la vida no tuvo tiempo de acariciarlos.

Luego

ellos se encabronaron con la vida

y viven con ella

a cuchilladas

los cuchillos

que el mundo adulto y manufacturado

velozmente les hundió

en un corazón

que fastuosamente generosamente

y

afortunadamente

latía.


Y esos cuchillos se los arrancan

ellos mismos de su pecho

muy pronto helado

y golpean al azar

a como salga

entre ellos

a diestra y siniestra

para calentarse un poco

y caen

públicamente

bajo el sol

mortalmente heridos.


Los olvidados

niños amorosos

y no amados

asesinos adolescentes

asesinados.


Pero

en medio de una feria de barriada

un niño a salvo

sobre un caballito de madera errante

sonríe

gira un instante

y su sonrisa es

el sol

que se pone y se levanta

al

mismo tiempo

y el gran mundo

chirriante de las festividades oficiales

iluminado por esta sonrisa

embellecido por este sol

también respira un instante

y un poco celoso

enmudece.


La última vez que vi

a Luis Buñuel

era en Cannes

una noche en la Croisette

en plena miseria en la ciudad de México

y todos esos niños

que morían atrozmente en la pantalla

estaban más vivos

que muchos de los invitados.


[Traducción de José de la Colina]

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