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Star Wars: De la Peor a la Mejor Película y Serie

Por: El Fett (@El_Fett)


12 películas, 3 trilogías y un Universo expandido que le hace justicia a su esencia inter galáctica y a sus 44 años de existencia, no cabe duda que estamos ante la saga de fantasía más longeva y exitosa en la historia del cine, un camino del héroe de victorias y derrotas por igual que ha visto pasar ya a tres generaciones acumulando todo tipo de fanáticos y/o detractores, los cuales tendrán al final que aceptar que Star Wars como cine, se encuentra sujeto a la apreciación fílmica y crítica y no a la ley de sus huevos (o gustos).


Por tal razón, demos rienda suelta al análisis, revisando de lo peor a lo mejor de esta franquicia para celebrar sus 44 años y previo a nuestro especial de mañana.


Que la fuerza nos acompañe.


De la que nadie se acuerda: The Clone Wars (Dave Filoni, 2008)

Efímero experimento animado, mitad avance para medir la aceptación de la consecuente, mezquina y muy larga serie homónima (la segunda, porque la primera de CN fue una joyita), mitad “fun fact” tanto dentro de su relato como detrás de bambalinas al introducir a dos personajes de peso en el universo contemporáneo: la primera, Ashoka Tano, verdadero poder femenino (y no chingaderas “Mary Sue” como Rey) muy adepta a la estructuración de hembras de acción ochenteras que se ha sostenido de manera interesante a lo largo de la franquicia; el segundo, Dave Filoni, quizá la figura creativa de mayor relevancia en los últimos 10 años para Star Wars, responsable de aciertos como Rebels y The Mandalorian (en asociación con Favreau), y que ha visto en dicha heroína su mejor creación y aportación al universo.


El desperdicio: Star Wars: Resistance (Carrie Beck, Dave Filoni, Kiri Hart, 2018 – 2020)

Dicen que para llegar la éxito hay que fracasar “n” número de veces, y es exactamente lo que Filoni ha hecho en su gratificante estadía con Star Wars, siendo este el punto más bajo narrativamente hablando dentro de la combinación de los viejos y nuevos cánones de la saga (un poco mejor que la película Clone Wars debido a su visualmente atractiva técnica animada). Un total desperdicio que de hecho ya fue “concluido” debido a la pésima recepción y manejo de la historia, personajes poco estructurados y atractivos y por supuesto, su poco poder mediático entre los fans clásicos debido a estar ligada a la nueva trilogía. Queriendo asimilar el argumento de Rebels pero en “otra época”, la facha desvergonzada para continuar dicho éxito significó un desperdicio que de manera inmediata fue enterrado para todo warsie


La peor: The Last Jedi (Rian Johnson, 2017)

Independiente a la imposición de un polémico contraste a una franquicia que se había sostenido para bien o para mal con 10 cintas previas en el mismo tono (una decisión completamente idiota, pero en fin), el problema no fueron los “fans” (como lo sostiene el cobarde director), sino la falta de pericia narrativa en un berrinche fílmico donde se eliminaron todos los arcos dramáticos de los personajes principales (entre otros 30 agregados unidimensionales) y la misma progresión de la historia, dejando en este segundo acto inconmensurables agujeros de guion que trastabillaron el desarrollo de la nueva franquicia, destazando toda la lógica interna y por ende creando un caos para el subsecuente cierre. Un capítulo caótico, con historias inconexas, burdas y forzadas, este episodio le hizo honor a su posición narrativa, siendo un conflicto que ya no se podría solucionar.


La irreparable: The Rise of Skywalker (J.J. Abrams, 2019)

Giros de tuerca, reapariciones emergentes y una incipiente definición de bandos en lo que es una básica fantasía sobre la lucha entre el bien y el mal; parece increíble pero incluso la agenda ideológica, feminista y de diversidad tiene sus armas anti narrativas para destruir el lenguaje fílmico y por ende “el camino del héroe”, estatuto de la franquicia que es desbaratado por una Diosa toda poderosa sin causa o consecuencia, omnipresente e inalcanzable por todos los demás personajes, hombres o mujeres, totalmente idiotas, inutilizados o inservibles para el relato. Abrams, como buen amo del “copia y pega”, traspasa el argumento de El Retorno del Jedi, maquilla con buena dirección en un par de escenas de acción y confía la conexión emocional a los personajes anteriores, ya que con estos nunca se pudo lograr alguna empatía.


La Rosa de Guadalupe: The Attack of the Clones (George Lucas, 2002)

La película de mayores contrastes de la segunda trilogía: es la peor actuada, pero también la que contiene los diálogos más divertidos, oscuros e interesantes por parte de algunos personajes; es uno de los romances más forzados e inexistentes en la historia del cine, pero al menos con McGregor y Christopher Lee se presentan dos de los mejores desempeños en cuanto a personajes se refiere dentro de la franquicia; es totalmente afectada por la excesiva irrupción de los efectos especiales, pero Lucas es capaz de lograr un par de secuencias de acción y persecución de ensueño. Sin embargo ni una de las mejores bandas sonoras de la franquicia puede rescatar lo que en términos generales es un melodrama sobreactuado y ridículo, más cercano al tono de las novelas latinas que al arco más oscuro y complejo que hasta The Phantom Menace tenía.


El remake para bobos: The Force Awakens (J.J. Abrams, 2015)

Aunque aportó mayor espectacularidad a ciertos gremios y elementos de la franquicia, el maestro del truco cometió tres errores: primero, que tal vez se le olvidó que la película iba a ser vista también por quiénes vieron la cinta original de 1977, de la cual es una vil copia (robot – planos – planeta desértico – nave – resistencia – misión destruir arma – victoria); segundo, que a los idiotas guionistas nunca les dio por explicar (ni en las siguientes dos) el origen de la principal fuerza antagónica que se suponía exterminada, lo cual comenzó a abrir esas incoherencias que se fueron agrandando con decenas de deus ex machina descritos para una audiencia que de la noche a la mañana pudiera decidir convertirse en perro… y que estaría bien; el tercero, su abandono de la trilogía, porque incluso Johnson por más extraordinario que fuera… empeoró todo.


La eterna: Clone Wars (George Lucas. Dave Filoni, 2008 – 2020)

¿Qué tanto es demasiado? 7 temporadas en 12 años interrumpidas en 2014 porque nadie carajos sabía lo que se estaba relatando, con un total desconocimiento argumental del porvenir y obviamente reflejando los problemas interiores en la transición a Disney, desgraciadamente Clone Wars fue la afectada en toda esta ceremonial seguidilla de errores. Lo que bien empezó y bien acabó gracias a que Filoni rectificó el paso para unir a su universo con Rebels – The Mandaloria y el Episodio III, no es justificación para no solo destrozar muchos personajes con tangentes argumentales efímeras, sino también rellenar con mucha basura argumental y/o infantiloide lo que se suponía era una historia bélica de gran interés. Lo rescatable es Ahsoka, que sigue siendo el personaje femenino después de Leia mejor estructurado de la saga (¡Fuck you Rey!)


La no tan terrible: Solo (Ron Howard, 2018)

Inexplicablemente y aunque muy pobremente sustentada en su odisea y mágicas progresiones, este parchado guion logró gracias a la pericia de Howard ser una aventura muy disfrutable y hasta por momentos poseedora de un buen ritmo y suspenso. A manera de western espacial, es claro que el principal problema fue el casting (un mal que se repite también en dos de las tres trilogías), con un Solo “solo” en teoría pero nunca en práctica, creando un héroe anti carisma que apenas sale avante gracias a ciertas situaciones en los que el libreto astutamente no concesiona hacía lo políticamente correcto, su principal valor incluso haciéndose notar hasta en una sátira sobre la opresión y la diversidad. Además, por si el “anti” antihéroe no fuera suficiente, tenemos a Emilia Clarke, quizá la actriz más nefasta de su generación.


El sándwich: The Revenge of the Sith (George Lucas, 2005)

Si tomamos la primera y la última media hora e ignoramos toda la paja melodramática e insufrible de en medio, quedan dos grandes momentos de la franquicia que despliegan de manera temporal la química necesaria y emocional entre McGregor y Christensen, ejes principales en una cinta sobre el resquebrajamiento de una amistad que equivocadamente se pierde en variadas tangentes que a lo largo de tres cintas nunca pudieron estructurar un arco dramático decente, llámese principalmente la vergonzosa y forzada “historia de amor”. El problema principal es exactamente eso, que no se puede comer un sándwich sin nada en medio, y por tal razón el supuestamente “siniestro” cierre tiene de manera simbólica ese horrendo grito de su final que deja en claro que Lucas es peor director que guionista (fuera de la primera trilogía).


La rebelde: Star Wars: Rebels (Simon Kinberg, Carrie Beck, Dave Filoni. 2014 – 2018)

Quizá debería estar un puesto más arriba, pero cierto forzamiento y alargamiento de su historia en su tercera y cuarta temporada le hace bajar algunos escalones. Rebels se convirtió en un punto de convergencia muy interesante y en muchas partes excelentemente cimentado para la saga, pues además de encausar un buen entretenimiento, sacrificios y un par de personajes entrañables, Filoni fue capaz de dar cierre a Maul, dirigir una de sus sub tramas hacía The Mandalorian como ahora principal antagónico y principalmente, dar el clímax al ciclo entre Vader y Ahsoka, teniendo esta su mejor participación hasta ahora en la saga (la temporada dos es una chulada). Así mismo y para los warsies de la época de Dark Horse y aquel mucho mejor y más oscuro Universo Expandido, Filoni se atrevió a rescatar muchos elementos, entre ellos los holocrones y al General Thrawn.


La revalorada: The Phantom Menace (George Lucas, 1999)

Supongamos dos cosas: que no exista Jar Jar Binks y que el equipo de producción hubiera seleccionado a un niño que pudiera actuar aunque sea un poquito. A diferencia de The Force Awakens, este “despertar” de la franquicia se arriesgó con un relato fresco en cuanto a su conflicto a pesar de estar sujeto (pero de manera coherente) a un preámbulo – origen de la que en aquellos tiempos, en una galaxia muy muy lejana aún se suponía era una historia sobre “Skywalker”. Hablando de su antagónico y de manera contrariada con el espantoso casting del escuincle Jake Lloyd, el mayor valor de esta infravalorada entrega es sin duda su ensamble actoral, con un Neeson como el símbolo perfecto de la fuerza y una amenaza “fantasma” que sugería no solo conservar, sino consolidar la mística de su fantasía entre el bien y el mal.

La joyita animada perdida: Star Wars: Clone Wars (Cartoon Network, 2003 – 2005)

Quizá muchos no la recuerden, pero esta olvidada joyita animada de CN dividida en dos volúmenes que contenían tan solo 25 episodios que iban de los 4 a los 15 minutos, se convirtió en el perfecto nexo entre el Episodio II y el III, incluso superando en cuanto a estructura de relato a los dos machucados capítulos de Lucas al proveer de un mayor trasfondo no solo a personajes antagónicos como Grievous (el cual es dotado aquí de una personalidad amenazante y estratégica, tal y como se plantea en el III) y Dooku, sino también a la odisea de Anakin para convertirlo en la leyenda Jedi que suponía ser para la trilogía clásica. Así mismo aquí veria su aparición otra Jedi Oscura como Asajj Ventress, excelente diseño de personaje, y una mejor dirección animada alrededor de las guerras clon. En definitiva muy, muy superior a las recientes Clone Wars

La original: Star Wars (A New Hope, George Lucas, 1977)

Princesas, maestros zen, caballeros medievales, héroes mitológicos, monstruosas criaturas, religión, política y hampa sufrirían una metamorfosis espacial como por arte de la Fuerza. Es cierto, Lucas podría ser acusado como un escurridizo plagiador (La Fortaleza Escondida, Kurosawa, 1958), pero el planteamiento funciona en tanto niveles y a manera de compendio y de todas sus fuentes gracias a la sencillez con la que adapta el marco de su nueva y fresca mitología. A partir de la estructuración, composición y acomodo de dichos y “prestados” elementos ajenos a cualquier presunción Lucas no esconde influencias o intenciones, dejando que el relato fluya gracias a la familiaridad desde todos sus puntos argumentales ¿Lo que no es valorado y se debería revalorar? Es el cómo y el cuándo, la forma y el contexto que Lucas concibió y desarrolló.

La emotiva: The Return of the Jedi (Richard Marquand, 1983)

El cierre de la primera trilogía sufrió en su momento el mismo mal que The Revenge of the Sith, solo que en aquella ocasión los cuestionables Ewoks se vieron acompañados de un equipo que por su mera presencia y carisma podía sostener 40 minutos de planicie narrativa… adorable y peluda, pero aburrida. Aun así y en un libreto que se tenía pensando originalmente para Spielberg, El Retorno cumple con las expectativas gracias a un cierre totalmente épico y que a la fecha se mantiene como el montaje de acción espacial más emotivo de los 12 films ¿la fórmula? La que dicta la calidad fílmica, un tríada guion – dirección – actuación (y no efectos) encausada para alborotar las emociones gracias a la impresión de un gran entretenimiento aderezado por buenos momentos de suspenso y por supuesto un gran villano (al cual siguen repitiendo).


La sensación: The Mandalorian (Dave Filoni, Jon Favreau, 2019 – 2020 )

Filoni llega a su clímax gracias a la inclusión de Favreau, uno de los productores y directores mejor ponderados en cuanto al entretenimiento se refiere. Personajes carismáticos perfectamente definidos, un excelente casting, diálogos que ya son distintivos de la saga y una atmósfera western perfectamente diseñada que más se preocupa por rescatar el espíritu clásico de la saga, pero sin perder de foco los nuevos cánones de Filoni, The Mandalorian y su Baby Yoda se convirtieron inmediatamente en el despertar de la fuerza que la saga necesitaba. Con un final de antología que ya es uno de los mejores y más emotivos momentos de la saga, The Mandalorian demostró que escarbando de otras líneas como Dark Horse y retomando la esencia de la serie, se puede lograr un producto de alta calidad y entretenimiento


La épica: Rogue One (Gareth Edwards, 2016)

Tener a alguien como Tony Gilroy en la labor de guion no es cosa menor, y es que su inclusión dio como resultando lo mejor de Star Wars de los últimos 36 años. Un film que se disfruta, que se siente, que íntima con el warsie y que divierte al trekkie, que con un tono más oscuro y menos infantil es capaz de ser apreciado por todas las audiencias y generaciones y que es capaz de mantenerse ajeno a las tendencias “progres” irónicamente al estructurar a una heroína de humanidad y motivos complejos y creíbles, la franquicia de nuevo retoma su fuente original en Kurosawa y adapta de manera tan astuta como emotiva a Los 7 Samuráis, dejando en claro que el principal ingrediente narrativo será el desarrollo humano dentro de esta mortal misión. De un ritmo encomiable, Rogue One causa más empatía en 5 minutos que los 800 de la nueva trilogía.

La fantástica: The Empire Strikes Back (Irvine Kershner, 1980)

Cúspide del género fantástico, el quinto capítulo de la epopeya espacial significa el punto de encuentro y justificación de todo su universo, de donde emana su conclusión y se revela al verdadero vehículo narrativo: un antagonista seducido por el lado oscuro, que al dar muerte espiritual a su propio hijo, le proporciona el nexo espiritual que dará cohesión al elemento místico de su historia: la fuerza, la cual toma su lugar como verdadero protagonista en uno de los guiones más simples, precisos y bellos del género: “El villano encuentra al héroe y a sus heraldos, los persigue a través del espacio hasta encontrarlos y enfrentar su destino”. La mejor dirección de toda la saga imprime un ritmo vertiginoso y sin descanso, así como también potencializa las solventes actuaciones, reflejos de un entrañable romance y por supuesto, uno de los mejores giros en la historia del cine, tan sorpresivo como hábilmente justificado y aún vigente.

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