Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)
Una de las novelas con más adaptaciones a la gran pantalla es ‘Dorian Gray’, del irlandés Oscar Wilde. La primera adaptación corrió a cargo de Axel Stiwart y llevó por nombre Dorian Grays Portræt, estrenándose en 1910. Por su contraparte, casi cien años después, llegó la que hasta la fecha es la adaptación más reciente y la que nos reúne hoy aquí para platicar de una de las historias más contadas y aplaudidas por la sociedad británica y el mundo entero. ¿Qué tal salió? Aquí te comento.
A pesar de contar con una premisa sumamente interesante y explorable, la cual viene de una de las novelas más populares del prolífico escritor Oscar Wilde, la versión cinematográfica de ‘Dorian Gray’, dirigida por Oliver Parker y estrenada en el año 2009, termina por ser una película carente de emociones y deficiente en su cohesión.
Sí, estamos ante una espléndida actuación de Colin Firth, a quien se le suma la talentosa Rebecca Hall, pero el trabajo de ambos no es lo suficientemente sobresaliente para opacar las evidentes pretensiones que la cinta presenta.
Teniendo a la mano elementos únicos como un diseño de producción y vestuarios a la altura de la eminencia época Victoriana, ‘Dorian Gray’ nos transporta a los años 1800s de la sociedad británica como pocas. Una película fría en su fotografía, retratando la sociedad tan mezquina de aquellos años. Lamentablemente, lo sombrío que ayuda en su forma, también destruye en su fondo; siendo ese uno de sus principales defectos: la carencia de emociones y el poco dramatismo que llega a impactar al espectador.
De la misma manera y teniendo en su repertorio la posibilidad de realizar una película dramática a la altura de las producciones británicas, el cineasta Oliver Parker optó por introducir elementos del género de terror que, más allá de aportar a la narrativa de la cinta, resulta por ralentizar el propio ritmo de la película, volviéndose esta en una necesidad por generar suspenso cuando no había necesidad.
Y es tal vez por esto que la vigésima adaptación al cine ha tardado muchísimo en llegar; pues han sido pocos los capaces de transmitir lo que en su momento Wilde logró en la literatura, al medio audiovisual sin morir en el intento.
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