Por: Carlos Urias (@ElcarlosUrias)
Hablar de la revolución mexicana es un tema complicado por la confrontación de ideales y pensamientos de la época. Es meterse en temas sociopolíticos que desencadenan en un ataque directo al sistema político opacado por el capitalismo, donde las injusticias sociales eran pieza fundamental del levantamiento en armas de un pueblo cansado de no ver beneficios a su favor, solo aumentando el poder una selecto grupo de personas rodeadas de poder desde su nacimiento, esta mafia del poder de los años inferiores a la primer década del siglo XX era llamada la Elite porfirista.
Esta elite mantenía todos los privilegios que se podían obtener, principalmente a costa de la explotación de la clase pobre, despojándolos de sus tierras, tomando el beneficio de la siembra a su favor, los que trabajaban las tierras de siembra ni siquiera eran pagados; Las tiendas de raya era el único lugar donde podían intercambiar las miles de horas de arduo trabajo bajo el sol por maíz, en cantidades que ni siquiera satisfacían a las grandes familias que se acostumbraba tener en aquellos años.
No fue hasta que un movimiento empezó a expandirse por toda la nación, desde Chiapas al sur del país, hasta lo que hoy conocemos como Tijuana, en el norte del país, abarcando los 1.973 millones de metros cuadrados de extensión territorial.
Uno de los principales personajes que figuran en este proceso de reformación al modelo político mexicano es Pancho Villa, quien comenzó su lucha armada desde Chihuahua, siendo así uno de los generales más honrados, que más hizo por la lucha peleando por los federales ganando casi cada una de las batallas hasta llegar a la capital; y aunque este personaje sea venerado como un héroe de la patria, la revolución no es como la pintan, retratado en la película Vámonos con Pancho Villa! (critica próximamente). Así mismo, otro de los personajes más famoso por los ideales que impuso en esta guerra civil contra las fuerzas federales fue Emiliano Zapata.
Zapata, conocido como “El caudillo del sur”, fue el principal promotor de los ideales revolucionarios en la lucha por quitar a Porfirio Díaz del poder de la nación. Cansado de las injusticias sociales del pueblo, reclutaba los caudillos con la promesa de la repartición de las tierras y la riqueza.
El general Zapata fue el que alentó a demás revolucionarios y generales independientes a lo largo y ancho de la republica a luchar contra el sistema por una lucha contra las fuerzas federales lideradas por Venustiano Carranza, después del asesinato de Francisco I. Madero.
En este contexto histórico es donde comienza la historia de El compadre Mendoza. Vámonos con la sinopsis.
En plena revolución mexicana, el terrateniente Rosalío Mendoza sobrevive haciendo y pidiendo favores en ambos bandos de la contienda (las fuerzas gubernamentales y el ejército de Zapata). En su hacienda todo mundo es bienvenido y Mendoza es muy estimado, especialmente por el general Felipe Nieto. El tiempo pasa y la situación comienza a hacerse insostenible. Mendoza tendrá que tomar partido, aunque ello signifique la traición a sus amigos.
Rosalío Mendoza es un acaudalado empresario mexicano en tiempos de revolución, en su hacienda recibe tanto a zapatistas como a las fuerzas federales, siendo así un intermediario entre ellos dos.
A solo 3 años de "El Fin", que fue sólo el comienzo de la verdadera revolución, el compadre Mendoza mantiene viva la flama de los ideales, aún seguía la gente inconforme con el resultado de lo que fue la guerra en la época, miles de muertos, y un resultado que no termina de convencer, pues la elite no aceptaba la victoria de los rebeldes.
Es una elegancia pura la forma de retratar los dos bandos de la lucha, con un solo personaje nos adentramos profundamente a cada una de las formas en las que la revolución era concebida, desde el punto de vista de los rebeldes en su búsqueda de la equidad social y su intento de pertenecer a la sociedad de manera unánime, hasta el retrato de la misma elite y las fuerzas federales.
La imposición de una ideología es un punto que podemos observar, pues el hijo de Rosalío se empieza a mover en un entorno donde la lucha liberal tiene un peso de beneficencia para toda la sociedad, a lo que cuando ve a un federal en la hacienda de Mendoza no los baja de malos y asesinos, aun cuando este niño tiene menos de 6 años de edad (nunca se menciona la edad del personaje).
El compadre Mendoza es una película que recomiendo ampliamente, pues su visión dividida es una confrontación de pensamientos que se basan realmente en una estructura donde un solo personaje puede unir a dos bandos de ideas totalmente opuestas, al mismo tiempo que toca temas fuertes como la ambición, la traición, los propios intereses por debajo del amor a la patria misma.
Conclusión:
La película nos muestra un buen enfoque histórico, la lucha entre los bandos es constante, y aunque nunca cuestiona realmente a ningún interés político (liberal o conservador), no es el principal objetivo de la cinta el demostrarte nada, más bien es como se vivía en carne propia los pensamientos de cada una de las partes, esto sumándolo en un solo personaje.
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