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Foto del escritorDavid Cavazos

¿Por qué ‘Lightyear’ no está funcionando en taquilla?

Por: David Cavazos (@DavidCav21)

 

Este artículo, más que enaltecer un punto, sirve para liberar todos los pensamientos que tengo hacia esta película y la polémica que se ha cosechado a lo largo de estos últimos días. El pasado 17 de junio, Lightyear se estrenó en las salas de cine siendo el primer estreno de Pixar después de la pandemia en lanzarse exclusivamente para la gran pantalla. La película de Disney/Pixar dirigida por Angus McLane tenía unas expectativas de taquilla relativamente altas, se esperaba que debutara con $80 MDD en su primer fin de semana, sin embargo, la película debutó con $51 MDD en sus tres días de estreno en el denominado fin de semana del día del padre. Si bien ese resultado le da el mejor estreno para una película animada en postpandemia, está por debajo de lo esperado por Disney y, comparado con gran parte de su franquicia madre, ‘Toy Story’, es una decepción, más no un fracaso, por ahora. 

 

A partir de ahí, se genera la pregunta, ¿qué fue lo que pasó? ¿por qué no funcionó con el público? Muchos de los usuarios en internet atribuyen (de manera errónea) a lo que suelen llamar como “inclusión forzada”, pues en el primer acto del filme se muestra un beso lésbico entre el personaje de la General Hawthorne y su esposa, un beso que dura menos de un segundo en pantalla y que, aún estando en el 2022, sigue sacando los peores pensamientos de la gente (saludos, Dross). Vamos a empezar con este punto, el beso lésbico está planteado en un montaje que refleja el paso de los años en Buzz Lightyear (ahora con la voz de Chris Evans) al viajar constantemente a la velocidad de la luz. Constantemente ve cómo su compañera envejece, se casa con su esposa y tienen hijos, de ahí sale la escena del beso.

 



La inclusión forzada no existe, lo que existe es gente forzándonos a pensar lo contrario. No hay ninguna agenda política que atente contra los pensamientos “tradicionales”. Llamar inclusión forzada a algo tan importante como la comunidad LGBT+ es una falta de respeto a todo el contenido multimedia que se ha visto a través de los años, a toda una cultura pasada que promovía esto. También llamarle de esa manera es sinónimo de ignorancia a toda muestra de arte visual o multimedia que, poco a poco, se dedicó a representar que para el amor hay múltiples formas de expresarse. Un beso lésbico, a estas alturas del partido, ya debería ser normal y no debería anunciarse previamente, porque parte de la inclusión es que todo tipo de representación se vea normal.

 

Múltiples padres (muchos de ellos de sectores religiosos) manifestaron su descontento por dos segundos de la película, promoviendo a otros grupos a que no llevaran a sus hijos a ver la película porque atenta contra los valores y la moral tradicional de la familia heterosexual. También hay variedad de comentarios de internet que atribuyen al fracaso de esta película solamente a ese beso y esa supuesta agenda que hay detrás y que, en redes sociales, no ha parado. Pero en realidad, una película no fracasa por dos segundos de metraje ni por lo que se dice en redes sociales.

 



La realidad es otra, el investigador y analista David A. Gross comenta para Variety que nunca se toma en cuenta a las redes sociales para el análisis de taquilla. Ni un tweet, ni un vídeo de YouTube sirven para estimar el análisis de los ingresos por boletos vendidos. Lo que sucede en redes sociales no gira directamente a la taquilla, es una realidad distinta al mundo real. Gran parte de la audiencia común no tiene un acceso predominante a redes sociales como para enterarse de lo que pasa o de estar al tanto de noticias como ésta y solamente se basa por lo que encuentra en cines o en la calle a través del marketing.

 

Para poner un ejemplo está el conocido meme de Internet “It’s Morbin Time”. En Internet hubo demasiados memes referentes la película Morbius (de manera irónica por lo terrible que es la película) que estrenó este año y tuvo un resultado decepcionante en la taquilla, los memes basados con esa frase fueron tantos y tan prominentes que el estudio Sony pensó que esto le serviría para seguir generando ingresos, por lo que decidió reestrenar la película el pasado 3 de junio (dos meses después del lanzamiento mundial) en poco más de 1000 salas de Estados Unidos para atraer a la gente. Como resultado, la película volvió a estrellarse en la taquilla, debutando en su reestreno solamente con $85,000 dólares. Sony cometió un error de novato pensando que lo que sucede en redes sociales se traduce en la recaudación en taquilla.

 

Así que no, la película no fracasa ni por una “inclusión forzada” ni por lo que se dice en redes sociales. Principalmente hay dos factores del por qué la película no funcionó en taquilla.

 



1.     Disney Plus.

 

Debido a la pandemia y al poco rendimiento que tuvo Onward en cines, Disney decidió que Pixar estrenara de manera exclusiva su próxima película, Soul, en la plataforma de Disney Plus en la navidad del 2020. Posteriormente estrenaron Luca en verano del 2021 en los mismos medios y sin salir en la sala de cine, como también en este año tuvimos Turning Red. Aunque solamente sean tres películas de las casi treinta que tiene el estudio de Pixar, el público (principalmente las familias) ya está acostumbrado a ver las propuestas del estudio en casa, con palomitas, juntando a la familia en un sábado o domingo por la tarde.

 

Los padres de familia prefieren pagar por la suscripción de la plataforma y esperar a ver estos contenidos ahí antes de pagar por los boletos del cine y el combo de palomitas en una sala que pueda ponerse incómoda por niños ruidosos o gente que no respeta el entorno de la sala de cine. Casi $160 MXN por la suscripción a la plataforma de Disney Plus contra $300 MXN de los boletos en cines y $600 en dulcería (promedio). La pandemia ya ha acostumbrado a la gente a este modo para ahorrar. A los padres de familia, esto les genera un alivio en sus carteras y prefieren esperarse a disfrutarla en casa.

 



2.     La película nunca supo cómo venderse.

 

Estamos hablando de Buzz Lightyear, el personaje que todos conocimos en la franquicia de Toy Story, pero la película nunca dio a entender al espectador común si esto tenía que ver con esa saga o no. La película se vende de la siguiente manera: “En 1995, Andy vio una película que lo llevó a comprar al juguete de Buzz Lightyear, ésta es esa película”. Aún con esa excusa, la película no trata de Buzz el juguete, sino del Space Ranger en el que el juguete se inspiró. He visto cómo gente que no ha visto la película la ha confundido con una especie de Toy Story 5, incluyendo que la misma apuesta por la ciencia ficción en su totalidad, con algunos momentos más serios y que deriva más al público juvenil que al infantil, al menos en gran parte del metraje. Irónicamente, la lógica de la cinta en lo que se ambienta no genera interés en que compremos al juguete de Buzz Lightyear por la manera en cómo se desarrolla el personaje, no como el personaje de Sox, quien resulta ser lo mejor de la misma. Todo esto aunado al hecho de que la película siguió compitiendo con Jurassic World: Dominion en su segunda semana de exhibición y Top Gun: Maverick en su cuarta, ambas películas con una mejor recomendación de boca en boca y de marketing.

 



Y a todo esto, ¿cómo estuvo la película?

 

No es la mejor película de Pixar y, con este estudio, realmente todos están sucumbidos a las expectativas de que cada producto que saca tiene que ser el mejor, comportamiento deleznable que no comparto. Pero Lightyear le da una visión interesante y más madura al Guardián Espacial, interpretado perfectamente por Chris Evans. Tiene un sólido primer y tercer acto, pero el segundo pega más por lo redundante que es, destrozando el ritmo de la cinta. No sé si los niños lleguen a disfrutarla por todos los conceptos científicos y temporales que maneja, pero es una digna odisea espacial para toda la familia.

 

Por momentos puede llegar a ser aburrida, no se entiende el motivo de que esta sea la película de Andy pues no se siente una verdadera atracción hacia Buzz Lightyear, al menos no con un niño de la edad de Andy en 1995. Regresando un poco a lo del beso lésbico, si en el 2022 nos volvemos locos en redes sociales con un simple beso que representa una realidad actual, sería imposible que en 1995 lo recibieran mejor, al menos para los lamentables prejuicios que se tenían antes y que, desafortunadamente, se siguen teniendo.

 



Como conclusión, la película se establece más como una decepción en la taquilla y no llega a trascender ni en las producciones del estudio en general ni de la misma saga que la creó. Pero el fin de este artículo es solamente incentivar y explicar las razones del por qué, en lugar de pensar que las cosas fracasan porque la inclusión es forzada, cuando en realidad la inclusión ha existido desde siempre. Solamente que la ignorancia nos deja ciegos ante eventos como éste.

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