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THE NEON DEMON

Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)

Hay incontables variantes en el género de terror. El factor principal siempre es asustar, es obligado provocar miedo en el espectador, pero aquí cabría hacernos una pregunta: ¿No es verdad que a todos nos causan temor diferentes cosas? Lo desconocido, lo que sentimos que nos acecha o nos genera pesadillas, tiene que ver con nuestras historias personales o vivencias. Usualmente, el género va inequívoco con los jumpscares, porque claro que saltaremos si nos presentan en pantalla algo repentino aunado a un ruido fuerte, y es precisamente por esa amañada costumbre que se aprecia mucho una película de horror que no esté interesada en valerse de ellos.

Una de las cintas del género que ha impactado en años recientes por su forma original y aventurada de abordarlo es la del director danés Nicolas Winding Refn (‘Drive’, ‘Only God forgives’) llamada ‘The Neon Demon’. La película tiene como protagonista a Jesse (Elle Fanning), una adolescente huérfana de Georgia que se muda a un hotel de Los Angeles para audicionar en una agencia de modelaje, en la que impresiona a todos desde el primer momento. No tarda mucho en hacerse amiga de Ruby (Jena Malone), una maquillista que le ofrece comprensión y un sinfín de sonrisas, que son un bálsamo para enfrentar las miradas glaciales y comentarios hirientes de sus compañeras de profesión, Gigi (Bella Heathcote) y Sarah (Abbey Lee). Los problemas de Jesse comienzan cuando su carrera ya ha despegado a pasos agigantados, porque se convertirá en un objeto de culto: Todos quieren ser ella, y la quieren a ella.

Por supuesto, esta premisa no toca en ningún momento el tema del terror, porque su incursión en él es muchísimo más sutil. Tenemos a una protagonista que pasa de ser una girl next door a una cotizada muñeca de porcelana, y esta transición –que Elle Fanning maneja de manera impecable- es para nosotros casi una hipnosis, sencillamente nos es imposible apartarle los ojos. Nicolas Winding lo logra a través de, como su nombre lo indica, un uso exquisito de luces de colores neón (con la fantástica cinematografía de Natasha Braier), acompañado de pausas que llegan en los momentos ideales, embelesante música electrónica y cuidadas actuaciones que, para bien, poseen un mínimo de diálogos. Esas situaciones ralentizadas en las que el director nos adentra provocan en su público las ganas de ver más, de querer descubrir qué es exactamente lo que hace a esta mujer tan especial y única, y qué va a suceder si es que todos los que la persiguen logran alcanzarla. Eventualmente, aparecen en la cinta las características que los fanáticos del horror tanto aprecian: hay suficiente sangre, tortura y sufrimiento para llenar la cuota, pero siempre sucede de manera elegante, cargada de brillantina, con un encuadre perfecto de marcos y espejos.

Estrenada en el Festival de Cine de Cannes del 2016, The Neon Demon es una obra dedicada a la belleza y a los factores que la rodean: Mostrar su lado sublime, inalcanzable y de idolatría nos hace valorarla, sabiendo que el mundo en el que vivimos se rige por la primera impresión; pero la crudeza de la negatividad que acarrea nos lleva a cuestionarnos si vale la pena lidiar con la envidia, el aborrecimiento y el desprecio. Winding Refn, quien también se encargó del guion, cuenta que la hizo pensando en que es un tema complejo, del que todas las personas tienen una opinión, y tiempo después la llamó “un cuento de hadas para adultos”. Y es cierto, los cuentos de hadas también pueden ser de terror.

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