Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Las películas cuya trama principal gira en torno a una estafa, un robo a gran escala, u otra ganancia millonaria generada por actos ilícitos, son por lo general emocionantes y entretenidas, pero invariablemente cargan con un grado de fantasía. Desde la famosa saga de Steven Soderbergh, que comenzó con Ocean’s Eleven (2001), hasta casos basados en la vida real, como la increíble película de Bart Layton llamada American Animals (2018), estas cintas siempre hacen que el espectador se pregunte si alcanzar una meta tan peligrosa y descomunal realmente podría ser tan fácil como suelen hacerlo parecer. Un hurto o un engaño, desde el nivel más básico, requiere una planeación y un grado de voluntad que no podría ser así de sencillo.
Sin embargo, en el caso de Coup, el primer largometraje del director alemán Sven O. Hill, hay un factor que nos hace pensar que este trabajo fue incluso relativamente factible: Se vale de lo arcaico de un sistema. Coup es un documental convertido en ficción, que nos cuenta la historia que sucedió en 1988, acerca del empleado (Daniel Michel) de un prestigioso banco en Hamburgo que descubre la forma de desfalcarlo. Ayudado por sus amigos (Tomasz Robak y Rocko Schamoni), mueve dicho dinero de una manera hábil para esparcirlo en diferentes ciudades, pero su verdadero problema llega cuando su esposa (Paula Kalenberg) y madre de su hijo decide no secundarlo en su “aventura”. ¿Qué hace entonces nuestro protagonista con tantos millones, pero sin familia que lo acompañe?
Coup es, antes que nada, un muy interesante ejercicio de dirección. Sven O. Hill se decide a realizarla después de algunos documentales que fueron cortometrajes, y esta vez convierte los testimonios del protagonista en cuestión en una cinta de ficción, que además adorna con algunos momentos ilustrados. Somos capaces de observar que el hombre que cuenta su historia es una persona rebelde y divertida, aunque el director, atinadamente, no muestra nunca un primer plano de su rostro: No lo necesitamos, ya que su cara y sus vivencias son para nosotros las que vemos a través del actor Daniel Michel. Y aquellos momentos evocados con animación sirven para darle a este filme un toque de imaginación, que complementan bien lo descarado de la película. Con todo esto visto, no nos sorprende que Sven haya ganado por esta cinta el German Cinema New Talent 2019.
Nuestro protagonista comienza sus anécdotas contando acerca de cómo compaginaba su vida de motociclista y rockero con ser oficinista en un banco: Las noches de juerga que duraban hasta el amanecer lo destinaban a volver a su empleo sin haber dormido, pero contento con haber pasado un gran momento con sus amigos, quienes, mientras tanto, se quedaban perdidos encima de mesas y al lado de botellas vacías. Él no disfrutaba su vida de oficina, a pesar de tener un gran sueldo y un buen puesto, y eso nos hace entender la emoción que sintió al descubrir la falla en un sistema dedicado a custodiar grandes cantidades de dinero: Realmente no lo hacía por necesidad, era más bien un evento extraordinario que lo podía hacer alcanzar un modo de vida, con lujos y excesos, que cualquiera desearía. Pareciera que la pregunta que Coup nos deja es si regresaríamos a buscar a nuestra familia, aunque es infinitamente más interesante la que cuestiona “¿Lo volverías a hacer?”
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