Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Llevamos meses inmersos en un ambiente de incertidumbre y miedo. Nos encerramos, prevenimos, cumplimos con los lineamientos de seguridad. Nos preocupamos por nuestros seres queridos y nos fijamos en cada paso que damos, teniendo presente el riesgo sanitario. Estando sometidos a tal nivel de presión pocas cosas pueden darnos paz, y uno de los más grandes remedios a estos malestares está en nuestro hogar, quizá sentado al lado o en el regazo: las mascotas han ayudado a cientos de humanos a aminorar su ansiedad, estrés o tristeza, y hoy más que nunca hay que agradecer su cariño y compañía.
Un hermoso ejemplo del poder que tienen los animales para enriquecer y mejorar la vida de la gente es Kedi, el documental turco de 2017 dirigido por la cineasta Ceyda Torun. Este filme nos cuenta la vida de la ciudad de Estambul, cuyas calles están pobladas por muchos gatos de todo tipo y nacionalidad que siguen llegando gracias a los barcos que dejan mercancía en el puerto, los cuales se han reproducido y han aprendido a coexistir con las personas y convivir con ellos. Se centra en la historia de 7 felinos: Sari, Duman, Bengü, Aslan, Parçasi, Gamsiz, Psikopat y Deniz. A través de sus andanzas, filmadas con una cámara a nivel de piso y contadas por dueños, vecinos y cuidadores, descubrimos que cada uno de ellos tiene una personalidad marcada y única, y entendemos por qué se han ganado a la gente que los rodea. Si bien son independientes y gozan de la libertad propia de su raza, también saben dejarse querer y cuidar por una sociedad que está consciente de que no puede abandonarlos a su suerte, y que puede apoyarlos con un poco de comida y cuidados, empatizando con su situación. A cambio de esta cultura de protección, los gatos acompañan, cuidan locales, alivianan malestares y devuelven tanto o más amor del que reciben.
El tono de Kedi siempre es de optimismo (de hecho, fue filmada en épocas de protestas, pero decidieron no involucrar el tema), todos los gatitos que aparecen en pantalla nos generan ternura y alegría, pero la directora se da la oportunidad también de hablar del problema que aqueja a la especie: La urbanización está avanzando a pasos agigantados, quitándole entonces espacios a los felinos para poder interactuar con la y su naturaleza. Los vemos buscando sombra o tierra en algunas áreas, de las que ya hay pocas por los numerosos edificios y condominios que han sido construidos. Este mensaje nos hace también conscientes de que es importante reservar y mantener espacios verdes, les estamos arrancando a las especies los pocos lugares que les quedan para habitar adecuadamente.
Torun desafía con este documental la creencia popular de que los gatos son seres ariscos o indiferentes. Por el contrario, muestra que la calidez de estos animales está reflejada en la inteligencia con la que expresan el amor y la lealtad hacia la gente, sin necesidad de maromas o agradecimientos excesivos. Los felinos son lo suficientemente hábiles para ver y entender a las personas, y eligen hacer click con quienes tienen similitudes, pero también con quienes necesitan una mascota que les provea un cariño que muchas veces no sabían que estaban buscando. Con comportamientos instintivos como estos, a los gatos les es casi imposible equivocarse al elegir a su humano, y es así como se forman lazos hermosos que enriquecen la vida diaria estambuliota.
Ganador del premio al Mejor Documental en el Critics' Choice Documentary Awards del 2017, Kedi nos enseña que los gatos son la esencia de la ciudad y sus habitantes, han estado y seguirán estando ahí para mantener al lugar vivo y vibrante. Los 7 mininos protagonistas (de 35 que habían sido elegidos inicialmente) son bellos ejemplos de amor, camaradería y carisma, representantes dignos de la línea más hermosa en los diálogos del filme: “Un gato maullando a tus pies y mirándote es la vida que te sonríe”.
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