Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Desde que la aplicación de Twitter nos permite unir los tweets y convertirlos en lo que ahora llamamos hilo, hemos encontrado en la red un sinfín de narraciones por demás cautivantes. Inventadas, exageradas o reales, miles de usuarios le han dado libertad a sus voces para regalar a sus seguidores uno de los mayores privilegios de este desarrollo: Crear relatos disfrutables, atrapantes y memorables.
El caso particular de A’Ziah “Zola” King fue de tal magnitud, que las palabras de su hilo no sólo volaron la mente de sus seguidores, también se extendieron hasta llegar a los ojos de estrellas como Ava DuVernay y Missy Ellitott. El contexto de sus 148 publicaciones comenzó con una pregunta sencilla pero intrigante: Subió algunas selfies con su presunta amiga Jessica Rae Swiatkowski y preguntó “¿Quieren escuchar la historia de por qué yo y esta perra peleamos????????? Es un poco larga pero llena de suspenso.” Así fue como ese 27 de octubre del 2015 le cambiaría la vida a A’Ziah, conocida como @_zolarmoon, para siempre.
‘Zola’ es la película de la distribuidora A24 que se basa en este conjunto de tweets, y que conquistó en su estreno al Festival de Cine de Sundance en 2020. Plasma el testimonio de Zola (Taylour Paige) una mujer que trabaja como mesera y bailarina exótica, quien, durante una jornada en el restaurante, conoce a Stefani (Riley Keough), una chica que también es bailarina. No tardan en hacerse amigas, y eso deriva en una invitación: Stefani le dice que vaya a con ella a bailar a Tampa, Florida, durante un fin de semana. Al aceptar, Zola descubre que al road trip también irá Derrek (Nicholas Braun), el novio de Stefani; y “X” (Colman Domingo), quien es denominado solamente como un “cuidador”. Este será el inicio de un viaje aterrador para Zola, que descubrirá que su amiga no lo es tanto, y que “X” espera cosas de ella muy distintas a lo que le prometieron al principio.
La palabra que define perfectamente a ‘Zola’ es Trepidante. A partir del tweet con el que empieza, se desarrolla de manera gradual una inevitable tensión al no saber las intenciones del plan, ni lo mucho que éste pude dañar a nuestra protagonista. Conforme avanza el fin de semana y las cosas se tergiversan, van entrando más personajes que nos ponen al filo de la butaca, buscamos entender sus participaciones y desentrañar sus intereses, con lo que la preocupación aumenta. Como espectadores, vamos un tanto guiados gracias a los cortes en los que la cinta se congela para que Zola se dirija a la audiencia y les cuente algunos detalles clave, y esto, además de crear complicidad, regala momentos de comedia negra que se intercalan a la perfección con el suspenso, creando una atmósfera envolvente. No se puede despegar los ojos de la pantalla.
Además de la acertada manera en que se cuenta, los colores y la cinematografía que enmarcan la historia son características que deben resaltarse. Su directora, Janicza Bravo (quien afortunadamente entró al proyecto una vez que quedara fuera James Franco), hace mancuerna con Ari Wegner para ambientar la sordidez de la situación de una manera casi onírica, a juego con las luces y la forma en que las mujeres se reflejan en los espejos. El uso de los espacios también funciona para transmitir la claustrofobia, el enigma y la soledad de los personajes, convirtiéndose en un elemento más de la narrativa. Sin embargo, dentro de este atajo de virtudes en ‘Zola’, quizá la más llamativa es la de las actuaciones: La elección de Taylour Paige para encarnar a una joven en tales enredos es ideal, ya que utiliza la mirada para evocar lo que va sintiendo, especialmente en las partes en las que, debido al peligro, no puede emitir ni un sonido. Su trabajo respecto al baile es espectacular, así como su imagen y la fuerza que demuestra. Riley Keough, por su parte, crea a una antagonista de la que se adueña por completo. La Stefani que nos regala es una mujer desbordada y abrasiva, con un acento simplemente inolvidable (producto de su entrenamiento con la coach de voz, Aris Mendoza). Nos hace temer por su seguridad y despreciarla al mismo tiempo, lo que habla de su muy notable desempeño durante el filme.
‘Zola’ no teme alzar la voz en lo que respecta al tema del tráfico sexual; al contrario, busca incluso que se genere conversación y debates el respecto. Que su origen venga de las redes sociales es una buena señal, porque pueden ser un excelente medio para explicar que este horror no sólo existe por captores que a punta de pistola tienen a las mujeres secuestradas: también puede provenir de amigos, conocidos, gente que te trata como si fueras de su familia. La película – y los tweets originales – son un letrero de alerta para no confiar en nadie y andar con cuidado, y eso es algo que podemos agradecer a una autora valiente como lo es A’Ziah King, y una directora promisoria como Janicza Bravo, de las cuales esperamos escuchar más en un futuro cercano.
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