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A Beautiful Day in the Neighborhood: Encantadora

Tom Hanks, en una de sus mejores actuaciones de los últimos años, interpreta al presentador de televisión Fred Rogers en esta encantadora película.

Seguramente les ha pasado que estando con su familia deciden ver una película, ya sea en el cine o en alguna plataforma de streaming, y tienen la difícil tarea de elegir una cinta que resulte amable ante los ojos de toda la parentela. Evidentemente no pueden elegir un film de acción, de terror, violento o que contenga escenas sexuales, por ende la opción es ver una feel-good movie, es decir, una película de tono familiar cargada de buenos mensajes y que al final te deje con la sensación de que la humanidad es bondadosa. Por supuesto que esta propuesta suena poco atractiva para la mayoría de la gente, pero ¿hay manera de hacer un film de este estilo sin que resulte empalagoso para la audiencia? La respuesta es sí y un claro ejemplo de ello es ‘A Beautiful Day in the Neighborhood’


Esta cinta nos narra la historia de Lloyd Vogel (Matthew Rhys), un periodista que no está pasando por el mejor momento de su vida. Un día, su jefa le encarga realizar un artículo sobre Fred Rogers (Tom Hanks), el presentador de un programa infantil sumamente reconocido en Estados Unidos. La labor periodística de Lloyd pasa a segundo término debido a que cada encuentro con el señor Rogers se va convirtiendo en una nueva terapia psicológica para él.

Al leer la sinopsis de este film no es muy difícil predecir el rumbo que toma, pero lo interesante de este producto cinematográfico no es el resultado sino el camino. Su directora, la estadounidense Marielle Heller, tiene la capacidad de hacer que un relato sobre la bondad humana, la humanización de los errores y la importancia de perdonar no se convierta en una especie de fábula moralina sino en una historia que comprende los puntos positivos y negativos de cada persona, sin héroes ni villanos, simplemente humanos, y cuyo personaje más bondadoso también demuestra no ser perfecto. Además, existe un correcto balance entre el encantador señor Rogers y el antipático Lloyd, evitando que haya momentos que llenen de miel a la audiencia. El guion por sí mismo es bueno pero me queda claro que en manos de otro cineasta esta película se hubiera convertido en un producto del montón.


Pero alejar su relato de sentimentalismos baratos no fue la tarea más difícil que tuvo Heller, su mayor reto fue hacer que esta película funcione teniendo que relegar a su personaje más importante a un papel secundario. Sí, Tom Hanks caracterizado de Fred Rogers aparece en todos los posters y anuncios promocionales de la película pero esto no es un biopic sobre su personaje, es la historia de la persona que tiene la tarea de entrevistarlo. Por fortuna esta directora vuelve a salir bien librada al establecer correctamente al personaje de Hanks como un hilo narrativo tan poderoso que se siente presente aunque no esté en escena pero que cuando aparece llena de magia la pantalla. Además, Heller le saca provecho al hecho de que éste no sea su personaje protagónico ya que puede dotarlo de cierto misticismo sin que se siente irreal o forzado, como una especie de Pepe Grillo humano del cual no quieres ver una película en solitario pero no soportarías una película de Pincho sin él.


Otro punto a reconocer de este film es su diseño de arte. Lo hecho con la recreación del set y los elementos que lo conforman es maravilloso y ni que decir de las maquetas que se presentan como conexión en buena parte de las escenas.

A pesar de contar con un buen guion, estar bien dirigida y ser visualmente atractiva, esta película cuenta con un elemento que la lleva a otro nivel, me refiero a la actuación de Tom Hanks. Sí, su elección para el papel de Fred Rogers fue una extraordinaria decisión por parte del director de casting, y es que uno de los hombres más bondadoso en la historia del entretenimiento norteamericano sólo podía ser interpretado por, como lo definió Charlize Theron en los Golden Globes, una de esas personas que hacen que el mundo sea un lugar mejor. Pero más allá de las similitudes entre estas figuras, Hanks estudió de tal manera a su personaje que logró copiarle cada uno de sus movimientos, hasta el más mínimo, haciendo que el señor Rogers renaciera para esta cinta. Tom entrega una de sus mejores actuaciones de los últimos años y nos confirma (como si lo necesitara) que es uno de los grandes actores en activo que tiene Hollywood.


Aunque Hanks es quien brilla en pantalla también hay que reconocer lo hecho por su coprotagonista, Matthew Rhys, quien interpreta a Lloyd Vogel, el protagonista de este film. Evidentemente su actuación no es la que se roba la película ni tampoco es un trabajo digno de premiarse, pero se necesita tener talento como actor para compartir tantos momentos con Tom Hanks y que éste no te devore en escena. Rhys no necesita subir los decibeles de su interpretación para sostener una conversación o una discusión con su coprotagonista, logrando que el espectador no sienta que está viendo dos mundos diferentes. Aunque también hay que darle merito en esto, nuevamente, a Heller quien dese su anterior film, ‘Can You Ever Forgive Me?’, demostró ser una gran directora de actores. Otro trabajo que hay que reconocer es el de Chris Cooper en un papel menor pero igualmente complejo.

No hay mucho más que decir sobre esta cinta, un relato sencillo pero encantador que, sin necesidad de caer en falsos sentimentalismos, logra hacer que el espectador reflexione sobre el valor del perdón. Una dirección que sorprende, un guion que cumple, un diseño de arte que maravilla a la vista y un Tom Hanks que nos entrega una de las mejores actuaciones masculinas del 2019 son los elementos que convierten a este film en una familiar aventura fílmica que vale la pena descubrir.


Calificación: 8/10

Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)

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