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A CIEGAS (BIRD BOX): UN INTENTO NOTABLE, PERO UN INTENTO

  • Foto del escritor: Redacción CinéfilosMX
    Redacción CinéfilosMX
  • 10 ene 2019
  • 3 Min. de lectura

La producción de Netflix cosecha éxito tras éxito de audiencia tras su pasado estreno el 21 de diciembre.

Parece que la gran pantalla nos abre de nuevo las puertas de un tipo de cine peculiar, intrigante y del que el público, al menos una parte, espera ansioso su siguiente entrega. Hablamos de un cine sutil, que prefiere sugerir más que mostrar, crear suspense a partir de lo mínimo más que el derroche, usar técnicas implantadas por los más grandes profesionales que podemos recordar del medio pero que parecían haberse perdido en los últimos años. Películas como Calle Cloverfield 10, No respires o Un lugar tranquilo surgen para mantener este tipo de cine a flote. Y Bird Box pretende unirse a ellas. Pero, ¿cumple con su cometido?

Una fuerza desconocida provoca el pánico social al obligar a suicidarse a todo aquel que se atreva a mirarla. Malorie, una mujer embarazada, es una de las supervivientes de la catástrofe y lucha por seguir con vida junto con dos niños pequeños. A medida que seguimos su carrera por la libertad, Malorie recordará las hazañas que tuvo que vivir para llegar tan lejos.


Bird Box se presenta como una película fría, calculadora, envuelta en una atmósfera de suspense y miedo que pretende absorber al espectador como si de un personaje más se tratara. Agrupar a personas desconocidas y totalmente opuestas entre sí no es casualidad, sino uno de los puntos fuertes del guion. Una forma de contarnos qué está pasando, quién es más probable que siga o no con vida y en qué grupo se encuentra nuestra protagonista. La cinta se construye de manera que el espectador sienta la ansiedad continua de los personajes por estar a salvo, por huir del problema central en torno al que gira todo, la ansiedad que identifica a este tipo de cintas cuya importancia no reside en la “la cosa” que nos molesta, sino en huir de ella. Pero no nos equivoquemos, esta es una gran elección. A nadie le importaba qué pasaba fuera de la calle Cloverfield 10, o quién era el tenebroso anciano que dejó a oscuras a tres ladronzuelos o qué monstruo siniestro tenía tal oído para cazar a un pobre niño y atormentar a su familia. Este tipo de películas, bien jugadas, suelen tener un encanto y una satisfacción duradera para el espectador y, a pesar de que A ciegas cuenta con muchas cualidades para unirse a la familia, nos deja más bien un gusto agridulce al terminarla. Entonces, ¿qué ocurre?

Las actuaciones complementan a la perfección una dirección que conduce bastante bien el tono propio de este tipo de producciones, de la mano de la ya consagrada Susanne Bier (En un mundo mejor). Sin embargo, ni Sandra Bullock puede ocultar la sorpresa que nos produce encontrar varios huecos de guion en los puntos emotivos y de acción de la película, especialmente si nos la encontramos firmada por Eric Heisserer (La Llegada). La cinta en sí se compone de escenas que tienen principio, desarrollo, pero que al llegar a su disolución simplemente pasan a otra cosa en lugar de cerrar de manera competente. Esto provoca dos cosas: un cúmulo de escenas que no terminan de cuajar y que, por tanto, se nos quedan cortas,y que en ningún momento nos sintamos en armonía con los personajes ni nos resulte algo más que interesante quedarnos a esperar el famoso “y ahora qué” que suele clavarnos en el sofá.


Presentado el mayor de los problemas de A ciegas, el segundo dilema aparece con el cierre de la película. Un final algo blandito o poco satisfactorio para la mayoría de los espectadores. Si bien es lógico pensar que los únicos supervivientes a una catástrofe de estas características sean las personas invidentes, quizá la lógica pasa a ser demasiado extrema, tanto que deja de ser interesante. Aun así, este final no hubiera supuesto problema mayor en caso de que viniéramos bien servidos de antes pero, al contrario, la caída era inevitable. Más aun si ya tenían un final mejor y más cruel reservado.

En resumen, y a pesar de todas las críticas desfavorables, la película guarda cierto encanto en sus “casis” que resulta difícil echarla por tierra de manera tan brusca. Hilar una cuerda a la cintura, decidir entre dos niños, ver morir poco a poco a las últimas personas que puede que conozcas en tu vida, son algunos de los alicientes que consiguen sacarla del fondo para dejarnos una película entretenida, distinta de sus compañeras (algo también muy favorable dadas sus coincidencias) y, sin duda, una gran opción para aprender de buena mano qué funciona y qué no a la hora de escribir una buena historia.


Por: Sara Salguero

Twitter: @sarita_sr93

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