Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Como espectadores, estamos agradablemente acostumbrados a los “meet cute” de las cintas románticas. Es encantador observar cómo los protagonistas se miran a los ojos, sorprendidos e hipnotizados, después de un encuentro casual que los hizo notarse. A partir de ese dulce momento, todo lo premonitorio es tácitamente positivo: seguramente habrá desavenencias y obstáculos, pero la fuerza con la que nació de su fortuita relación va más allá de lo banal. Nada es casualidad.
El giro de tuerca del famoso “meet cute” nos lo trae el cineasta francés Cédric Klapisch en su más reciente película ‘Deux Moi’, que en México encontramos como ‘Alguien, en algún lugar’. Este filme tiene a dos protagonistas que a simple vista parecieran totalmente opuestos: Rémy Pelletier (François Civil) es un joven que padece insomnio y tiene un empleo que no lo reta ni le parece interesante. Mélanie Brunet (Ana Girardot) es una mujer que duerme en exceso y pasa sus días trabajando en un laboratorio, en aras de presentar un importante proyecto para combatir el cáncer. A pesar de que son vecinos, no se conocen ni se han hablado nunca. Ambos sufren de una insatisfacción crónica que creen que pudiese mitigarse con conexiones digitales, por lo que Rémy abre al fin su cuenta de Facebook mientras Mélanie le da oportunidad a Tinder. Estos personajes descubrirán los puntos no tan buenos de las redes sociales a través de sus experiencias, e irán dilucidando qué pasa con ellos mismos con la eventual ayuda de dos psicoterapeutas (Camille Cottin y François Berléand), mientras nosotros como audiencia esperamos ansiosos a que por fin se acerquen.
Si bien es la tan conocida ciudad parisina el escenario principal de ‘Alguien, en algún lugar’, su premisa podría situarse en cualquier urbe del mundo. Klapisch pone en la mesa el tema de la inevitable soledad que existe entre los individuos que habitan grandes poblaciones, aquellas que se mueven a un ritmo vertiginoso y no le permiten a su gente detenerse a mirar a su alrededor o a sus semejantes. Rémy y Mélanie encuentran, como cualquier adulto de esta época, la posibilidad de conectarse utilizando dispositivos electrónicos, minimizando la posibilidad de que suceda de manera personal. Y, aunque las relaciones casuales o el reencuentro con conocidos no están tan mal, no son lo que ellos buscan, por lo que la insatisfacción sigue presente. Es así como su situación se enlaza con la importancia de la psicoterapia –tan presente en la vida de la generación millenial -, cuya presencia se convierte en un protagonista más: es a partir de ella que comienzan a manejar mejor sus miedos, personalidades y circunstancias familiares, aclarando lo brumoso de su mente. Cédric Klapisch involucra a la terapia en el largometraje de una manera adecuada, sin imprimirle exageraciones, gracias a su experiencia con ella (a los 20 años sufrió depresión y asistir a sesiones lo ayudó) y a que justo ésa es la profesión de sus padres. Además, cuenta que entrevistó a otros cinco psicoanalistas para la creación de sus personajes.
Aunado a estos aciertos, ‘Alguien, en algún lugar’ posee un encanto perenne que hace ligera a la película. La paleta de colores que se utiliza muestra constantemente los opuestos en las vidas de Rémy y Melanie, pero esto no hace que choquen o se sientan disparejos; por el contrario, se complementan. También le permite al público disfrutar la hermosa arquitectura de París con el ojo del cinematógrafo Élodie Tahtane y sus tomas nítidas e infinitas. La comedia se muestra dentro de este drama en los zapatos de un tendero honesto y simpático llamado Mansour (Simon Abkarian) y las patitas de un gatito juguetón, que se hará de dos dueños sin que lo sepan entre ellos. Este carisma le ha abierto puertas a la cinta en diferentes partes del mundo, desde su estreno en el Angoulême Francophone Film Festival hasta su presencia en nuestro país por medio del Tour de Cine Francés.
“Mi historia es la historia de un amor, mi lamento es el lamento de dos corazones. Una novela como tantas otras, podría ser tuya, de personas de aquí o de otros lugares”, nos canta Gloria Lasso en ‘Alguien, en algún lugar’. Mélanie la está escuchando mientras descansa en su bañera, y al otro lado Rémy la oye a lo lejos, y la busca utilizando Shazam. Se unen, sin imaginarlo, por una melodía cuya letra promete contar del amor de dos individuos perdidos, como tantos otros.
Porque, como ya dijimos, nada es casualidad.
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