Por: David Cavazos (@DavidCav21)
El 2022 ha sido un año muy fructífero para el subgénero del murder mystery, tanto en el cine como en la televisión. En cuanto a la pantalla chica tuvimos The Afterparty en Apple TV Plus y la segunda temporada de Only Murders in the Building en Star Plus. En cuanto a la gran pantalla, tuvimos Bodies Bodies Bodies, la recién estrenada See How They Run y próximamente podremos disfrutar de la segunda entrega de Knives Out bajo el nombre de Glass Onion. Casi todas estas propuestas resultaron ser del gusto de la audiencia y han logrado sobresalir. Pero como siempre suele suceder, no se puede perder la costumbre de que una producción de este estilo termine quedando a deber dentro de lo que se ha hecho a lo largo de un año. Esta vez, el que termina perdiendo es el director David O. Russell, quien tras siete años de ausencia y varias acusaciones de acoso sexual encima, regresa después de propuestas “decentes” como American Hustle y Silver Linings Playbook, así como otras muy aburridas como Joy.
Con un presupuesto de $80 millones de dólares y un reparto de super lujo que reúne a actores fetiche de O. Russell como Christian Bale y Robert DeNiro, a los cuales les suma a Margot Robbie, John David Washington, Anya Taylor-Joy, Chris Rock, Mike Myers, Rami Malek, Michael Shannon y Taylor Swift; esta comedia de crimen y misterio nos ambienta en la década de los 30’s, donde se descubre que el senador de los Estados Unidos Bill Meekins ha sido asesinado. El Doctor Burt Bendersen (Bale), la enfermera Valerie Voze (Robbie) y el abogado Harold Woodsman (Washington) se unen para resolver este crimen al mismo tiempo que van tras ellos por ser los principales sospechosos del homicidio, por lo quetratarán de limpiar sus nombres.
O. Russell nunca se ha caracterizado por ser el mejor de los directores, ni mucho menos el mejor de los guionistas, uno esperaría que, tras siete años de ausencia, regresaría con algo mínimamente decente y que, por la campaña que le han dado, llegue a los Premios de la Academia. Después de ver el resultado final de Amsterdam, queda claro que la película no obtendrá ni lo uno ni lo otro. Esta película es la prueba perfecta de cómo no hacer una comedia y tampoco una murder mystery. Con un elenco tan grande y reconocido, O. Russell se ve desesperado por llamar la atención una vez más del público solamente con las presencias, pero se le olvida lo más importante de un whodunnit: dinamismo y atención a detalle. Falla en ser algo meramente interesante pues la película intenta tantas cosas que a ninguna atina.
Con una duración de casi dos horas y cuarto, la película es un desastre total, cuando quiere ser una comedia satírica americana, no es lo suficientemente mordaz o divertida, cuando hay momentos de seriedad, no los puedes comprar, cuando va por el camino del misterio, deja de ser interesante, al no parar de arrastrarse en un ritmo que sirve de ironía. Con esa duración, tiene muchas tramas pero ninguna tiene el poder suficiente para sobresalir, desperdiciando a personajes por doquier. A nivel de producción es envidiable, en el vestuario y la ambientación no se pierde el detalle, pero es lo único rescatable pues lastimosamente la cinematografía del mexicano Emmanuel “El Chivo” Lubezki no está mal, pero como el cine de O. Russell no es tan propositivo, el cinematógrafo mexicano no puede hacer nada en un trabajo visual pálido que ni una pantalla IMAX le haría justicia. Incluso hay decisiones en las que no sabes qué querían hacer, principalmente detalles que pareciera que le hablan al espectador, pero visualmente termina siendo confuso.
No hay que olvidar al elenco que tiene, nuestro trío protagonista conformado por Bale, Robbie y Washington no está mal, pero están en piloto automático, al servicio de un guion pobre en el que termina pagando más es Washington pues ha probado últimamente que su rango actoral es limitado. Del resto del elenco, hay decepciones como Chris Rock o Mike Myers, y otras muy notables como Taylor Swift, Michael Shannon o Anya Taylor-Joy, aunque su falta de tiempo en pantalla es tan prominente que no logran levantar la película. Es un poco lo que suele pasar con películas de grandes elencos multi-estrellas, ninguno tiene el tiempo de sobresalir, solamente que los protagonistas tampoco hicieron mucho para dar algo más entretenido. Es una decepción que no sorprende dentro de los estándares de la filmografía de su director, con un guion que acumuló muchas cosas a las que no le puso atención.
Amsterdam no es más que un intento de misterio que O. Russell mató con un atiborrado y descuidado guion, que no da la gracia que quisiera ni el interés que quiere proponer, por lo que uno termina muerto de aburrimiento. Solamente que la muerte del interés del espectador no necesita ser investigada, pues ya tenemos la respuesta en estos 134 minutos de metraje.
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