Por: David Cavazos (@DavidCavazos)
El Wizarding World ha regresado después de casi tres años y medio en el que le ha pasado de todo: comentarios transfóbicos de J.K. Rowling, problemas legales de Johnny Depp, actores arrestados o acusados de acoso sexual, la pandemia, reescrituras de guion y una infinidad de problemas para esta tercera entrega de Animales Fantásticos (el que ya es un mero milagro), la cual viene de Los Crímenes de Grindelwald que terminó siendo una decepción en taquilla, pero también con la crítica y los fans. Ahora, con todos estos antecedentes encima, llega la tercera parte de esta historia (si se le puede llamar así) para mostrarnos las andanzas de nuestros personajes. Ahora con Steve Kloves (guionista de casi toda la saga de Harry Potter) colaborando en el guion, Los Secretos de Dumbledore pretende, por sobre todas las cosas, arreglar los problemas narrativos de su antecesora.
Las elecciones por el líder del mundo mágico han comenzado y Grindelwald encuentra en ese puesto la oportunidad de crear su dictadura para que los magos dominen por encima de los muggles. Dumbledore lo sabe, pero como no puede enfrentarlo por el pacto de sangre que conjugaron en su juventud, recluta a Newt, Jacob, Theseus, Bounty, Lally y Yusuf para detener a Grindelwald y sus planes. Repitiendo David Yates como director y con muchas cosas que prometían, la nueva entrega de Animales Fantásticos tenía el trabajo de darnos un antes y un después para el futuro de la saga que, supuestamente, estará conformada por cinco películas, pero termina siendo la peor de las entregas hasta el momento.
En cierto modo, me parece superior que The Crimes of Grindelwald, está más ordenada y más condensada, pero ¿por qué considero que esta tercera entrega es la peor? Porque es increíble que estando a la mitad el camino, cuya siguiente entrega dependerá mucho de lo que haga en taquilla esta película, y con todos los problemas que ha cargado J.K. Rowling y el cast, siguan sin proponer nada. A estas alturas de la saga, parece que estamos donde empezamos. Mínimo The Crimes of Grindelwald proponía cosas a pesar de ser desordenada, pero aquí veo todo solucionado a las prisas, meramente intrascendente. A pesar de contar momentos relativamente entretenidos y nostálgicos, nada de lo que sucede en esta película termina siendo relevante, su manejo del ritmo afecta más a la experiencia pues la primera hora de película tiene un montaje extraño y estancado.
Jude Law sigue siendo un fantástico Dumbledore, pero le es difícil dentro de una película que se llama “Los Secretos de Dumbledore” pero no tiene nada de secretos ni sorpresas. Mads Mikkelsen entrega lo que sería mi Grindelwald favorito, alguien con más porte y presencia, pero el personaje ya está tan manoseado por diversos actores que pierde todo tipo de fuerzas. Es un Grindelwald más sutil y con cierta elegancia en su presencia. A pesar de eso, la dinámica Law/Mikkelsen es lo mejor de la película, sientes esa conexión entre ellos. Por fin abordan (en solo diez segundos) esa relación de amor.
Ni hablar de Newt y Jacob, me los rebajan mucho. Lally y Yusuf los considero innecesarios realmente y pues me quejaba de Tina en las anteriores y aquí ya la extraño. Lo que hacen con Queenie y Creedence termina siendo una resolución muy fácil que, al ver cómo es que trataron de solucionar los problemas de guion de la antecesora, nos percatamos de que hay personajes y arcos que terminan por ser innecesarios. Estamos a la mitad de esta historia, esto ya es algo inaceptable.
Los efectos visuales, decentes. La música de James Newton Howard es muy buena pero, a comparación de las anteriores, termina abusando un poquito más del Hedwig's Theme. Hay momentos nostálgicos y las referencias a la saga de Harry Potter, pero la dependencia de esta se termina notando mucho. Es la más nostálgica de las tres y, aunque se siente bonito, no es algo bien ganado. Las batallas mágicas están bien logradas, pero son muy cortas, con una edición tropezada y resultados anti-climáticos.
Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore termina por ser una película que, dentro de una saga que está más cerca de su final, no aporta nada en lo absoluto. Es una película que tenía los elementos necesarios para que los fans volvieran a darle la confianza a esta saga, con la idea de ser una película más épica y con mayor propuesta, es una grisácea suerte de aventura que carece de lo fantástico, de secretos y, lo peor de todo, de magia. Bien lo dijo Dumbledore en esta película: no estamos donde empezamos, estamos peor.
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