Por: David Cavazos (@DavidCav21)
Damien Chazelle, a través de sus cuatro películas estrenadas, ha demostrado un amor por el Hollywood clásico, la música y por las enormes influencias que conlleva en su filmografía. Siendo Whiplash y La La Land sus máximas obras célebres y una First Man que no llegó a destacar, Chazelle regresa con lo que es su película más ambiciosa hasta el momento en cuanto a elenco, presupuesto y grandilocuencia. Decir que es una carta de amor es algo muy trillado, pero ya es algo habitual en las películas de este cineasta, una tradición.
La película nos sitúa en el Hollywood de los años 20 donde conocemos a Many Torres (Diego Calva), un soñador actor mexicoestadounidense que se ve inmerso en el ambiente del glamour donde actores reconocidos como Jack Conrad (Brad Pitt) o Nellie LaRoy (Margot Robbie) se cruzan en su camino. Pero pronto verá que más que un ambiente de diversión, ese es un ambiente de excesos. Y hay que enfatizar en la palabra “excesos”, porque es algo que se torna muy recurrente en esta película.
Como una prometedora contendiente en la temporada de premios de este año, Babylon está sonando para bien o para mal. Tratando de destacar en los premios o buscando hacer notar su estrepitoso fracaso en la taquilla, algo similar a lo que sucedió con Amsterdam, también con Margot Robbie como parte de su elenco. Pero lo que tenemos con Babylon es una película que solamente Chazelle podría disfrutar por la cantidad de personalidad y amor que pone. Lo cual se puede vislumbrar, por ejemplo, desde un meticuloso diseño de producción. Pero esta cinta siempre se propone ser más que una simple visión de Hollywood, el problema es que falla en el camino.
Babylon es otra carta de amor de Damien Chazelle al cine clásico, pero ahora bastante explosiva. Es todo un homenaje que deslumbra en su producción, aunque su trama tan acomplejada sea lo que le termina yendo en contra. No todo el elenco sale bien parado, porque tenemos a un Diego Calva excepcional y que cumple muy bien con el papel, pero es Margot Robbie la que se pierde entre la realidad y lo caricaturesco, lo mismo que con Brad Pitt. A comparación de Diego Calva, a quien lo veo en su personaje en todo momento y quien pone todo su carisma en un buen rol protagónico, Robbie y Pitt son los que chocan en esta experiencia, porque la película te la venden como una comedia, quiere ser una comedia, busca ser graciosa e irreverente, pero ni una ni otra le sale. Ahora se puede confirmar que Chazelle no sale bien parado en el género cómico.
La música de Justin Hurwitz es buena, pero olvidable, muy lejos de lo que transmitía Whiplash y La La Land. Como era de esperarse en una película de tres horas, la primera hora y media se destaca, mientras que la otra mitad se desbarata. Hay un drama en esa segunda parte y Chazelle funciona muy bien en el drama, pero para ese punto ya estamos tan asqueados y cansados de lo que vimos que se pierde el interés. Después de la grandiosa Whiplash y la hermosa La La Land, en Babylon va quedando poco del encanto que el director tenía en sus películas anteriores. Esta es el equivalente a Elvis, una película caprichosa que tendrá todo el empeño de impresionar en sus homenajes y producción.
Babylon, dentro de sus defectos, goza de un buen apartado dramático y una gran actuación por parte de Diego Calva, pero fue víctima de los excesos de la visión de su creador. Es otra de esas pruebas de que, a veces, menos es más.
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