Por: David Cavazos (@DavidCav21)
El género del terror ha tenido escasos renacimientos y devaluaciones constantes, pues no salimos de la misma dinámica, cosas del diablo, posesiones o espíritus malvados. Son pocas las producciones de terror que me han sorprendido y he disfrutado en la gran pantalla. Ahora bien, también se ha demostrado la teoría de que los que han hecho comedias (ya sean malas o buenas) pueden hacer películas de terror muy efectivas. Casos como el de Jordan Peele con Get Out, el de Craig Mazin con una historia dolorosa como lo es la mini-serie de Chernobyl y el ejemplo en turno que es Zach Cregger, quien hace trece años realizó una de las peores comedias de lo que va del siglo llamada Miss Marzo. Ahora, Cregger nos trae Barbarian, una historia de terror con toques de thriller que lo pone ahora en el mapa de los directores más prometedores del género.
Con una entrevista de trabajo muy prometedora, Tess Marshall viaja a Detroit y llega en una noche muy lluviosa a una casa rentada por Airbnb. Encima de que la casa está en un barrio abandonado, Tess descubre que la casa ya está ocupada por alguien más. Es ahí donde Tess descubrirá que la casa que alquiló tiene algo más que otro huésped y que quizá se termine quedando en casa por mucho tiempo.
Llevo muchísimo tiempo sin disfrutar de una película de terror en la gran pantalla. Barbarian me sorprendió y me dio una de las experiencias más gratas que he tenido en una sala de cine (la sala estaba vacía, el sonido estaba a tope y la pantalla en frente de mí). Una película repleta de sorpresas, intensidad y cada vez más retorcida de lo que uno pensaría. Es necesario ir con poca información antes de ver esta película para una experiencia más intrigante, solamente con la idea reflejada en la sinopsis previamente mencionada. Pero lo que consigue la película es darnos el terror a través de situaciones mundanas, como lo es Detroit, Michigan, un barrio que está prácticamente en el abandono y cuyo entorno es más peligroso de lo que aparenta. Pero la película va por diversos caminos que se vuelven más tétricos y emocionantes, que se aprecian más con un buen sonido en una sala de cine. Cregger conjuga toda una serie de elementos sociales sin llegar a lo sobrenatural, que lo vuelve más terrorífico que esto último.
Georgina Campbell es toda una revelación y me agradaría verla en más proyectos. Bill Skarsgård no está nada mal para el tiempo que aparece, aunque también tiene sus momentos de intriga. Pero al que me dio muchísimo gusto ver de vuelta es a un Justin Long que en su regreso al género del terror después de Jeepers Creepers (2000) se luce muchísimo en la película, en un rol que se acostumbra poco a ver en pantalla, en tiempos donde el Me Too sigue presente. Además de que parte de sus momentos son los más intensos a nivel visual con una fotografía interesante y unas decisiones de cámara que se agradecen ver en una gran pantalla.
Y es que eso sí, a nivel visual, la película tiene mucho más propuesta que otras películas del género que se han estrenado recientemente. Entre ellas, un muy bien empleado shaky cam acompañado de la iluminación, como también las escenas realizadas en primera persona que se sienten inmersivas y aportan el terror necesario en el espectador, con algo de comedia oscura y presencias escalofriantes. Claro, la película tiene sus jump scares que resultan efectivos pero sin caer en lo descarado, pues la misma ambientación alcanza su punto máximo de intensidad.
Barbarian se acaba de convertir en un nuevo referente del cine de terror y lo mejor que hemos visto en el género este año, con sustos efectivos, una ambientación espeluznante y elementos que se volverán de culto. Esta es la intensa experiencia que los cines necesitaban.
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