Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)
Belle es una cinta escrita y dirigida por Mamoru Hosoda, y protagonizada por Kaho Nakamura y Ryô Narita. La película nos cuenta una nueva adaptación del cuento de La Bella y la Bestia, pero ahora contextualizado en una época moderna, donde Suzu entrará a la realidad virtual para intentar descubrir quién es La Bestia en la vida real.
Muchas han sido las adaptaciones del famosísimo cuento; siendo la de Disney la más predominante para el mundo occidental (también la más fantasiosa). Ahora es el turno del cineasta japonés Mamoru Hosada (Mirai) para traer a la gran pantalla una modernización del cuento. Y es que por ahí hay que empezar. Mientras muchas adaptaciones buscan ser extremadamente fieles tanto en contenido como en contexto histórico, Mamoru se atreve a tomar la premisa clásica para reinventarla, ahora en nuestros tiempos. Si bien en superficie puede llegar a ser bastante similar a previas adaptaciones, es la manera en la que nos vamos adentrando en este mundo artificial, cuando nos percataremos que hay más de dónde explorar.
Algo que el director sabe hacer de muy buena manera es establecer mundos y personajes. Y si bien en un principio la película puede llegar a ser un tanto caótica y esporádica, es conforme avanza la trama y los eventos que todo irá tomando más sentido. Durante los primeros minutos de metraje conocemos a nuestra protagonista, una joven que tiene más pasado del que la mayoría de personajes posee. Es aquí cuando nos damos cuenta que estamos ante un filme con más subtexto del que tal vez estábamos esperando. Pero es también el hecho de querer abarcar y explorar tanto de la vida de Suzu en tan poco tiempo que el filme se ve envuelto en una cantidad muy grande de información que llega a ser algo abrumadora durante la primera conexión con este nuevo y renovado mundo.
Afortunadamente, es sólo durante el primer acto que la cinta presenta estos problemas. A medida que las intenciones de los personajes se van esclareciendo, la trama comienza a fluir de manera orgánica; dando paso a que la animación comience a lucirse. En un contexto tan moderno, donde la realidad virtual ya forma parte del consciente colectivo, era inevitable encontrarnos con una película que explora distintos estilos de animación. Si bien es un animación japonesa que puede llegar a ser clásica en su generalidad, son pequeños momentos y secuencias que permiten al estudio de animación jugar con los distintos personajes. Es la manera tan distante que se siente entre la vida real y la realidad virtual (a través de la animación y efectos visuales), que hace que el espectador pueda diferenciar, no sólo mundos y contextos, sino también subtramas.
Cuando al principio la cinta podía llegar a sentirse poco concisa, es ya para la segunda hora (específicamente en los últimos 30 minutos) que todo se envuelve y compagina a la perfección. La diferencialización entre ambos mundos comienza a desdibujarse para centrarnos única y exclusivamente en la historia principal de la película que, afortunadamente, conlleva una unificación de personajes, dando pie a un clímax hermoso, no solamente visual, sino también narrativo; donde todos los puntos que se estuvieron explorando durante las dos horas de metraje, por fin tendrán una resolución bastante emotiva.
Recordando que esta es una nueva adaptación del cuento de La Bella y la Bestia, es bastante obvio que nos encontraremos con algo que ya conocemos; algo que no resultará completamente nuevo. Pero es gracias a la imaginación de Mamoru Hosada y a su increíble ojo para la animación, que podremos disfrutar de mucho mejor manera esta nueva entrega.
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