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Foto del escritorFreddie Montes

Capone: Fonzo, el mafioso pedorro

Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)


Josh Trank dirige, escribe y edita este film protagonizado por Tom Hardy que narra el último año en la vida del famoso gánster Al Capone, quien tras pasar 10 años en prisión es liberado únicamente para sufrir en casa los estragos físicos y mentales de una neurosífilis.

Cuando un cineasta decide hacer un biopic o narrar un pasaje en la vida de una persona que en verdad existió es porque hay algo en su historia que lo va a ayudar a presentar una tesis, es decir, el cineasta debe tener en mente un mensaje claro que quiere presentar y considera que las vivencias de una persona lo van a ayudar a transmitirlo a su audiencia. Cuando no se busca o no se logra llegar a nada es cuando este tipo de películas se convierten en simples anecdotarios, y ante esto, lo idóneo es hacer un documental en lugar de una ficción.


Lo expuesto en el párrafo anterior ejemplifica a la perfección el principal problema de ‘Capone’ de Josh Trank, una película inconexa que no tiene la mínima intención de transmitirle algo al espectador. El culpable de esto es el mismo Trank, quien funge como director y guionista. Y es que esta historia tenía una buena cantidad de temas para exponerse. El film pudo haber tratado sobre la decadencia del hombre, lo que hay más allá de la fama, quizá sobre las consecuencias de nuestros actos o incluso sobre la importancia de la familia. Pero en lugar de basar su film sobre alguna de estas premisas, Trank decidió que su relato sobre el último año de vida del gangster más famoso de la historia iba a tener como mensaje que tener neurosífilis te convierte en un viejo cagón y pedorro.


Lo más lamentable es que inicialmente parecía que el film podía tomar un buen rumbo. Desde el comienzo queda claro que este va ser un producto alejado del típico relato gansteril, lo cual se agradece, cuya intención es abordar el lado humano de esta terrible persona y de sus más cercanos. El asunto es que no es lo mismo tratar que lograr, y lo mejor que se puede decir de esta película es que tiene buenas intenciones.


El sustento de la trama es bastante flojo. Se supone que el hilo narrativo del film es la relación de este hombre con uno de sus hijos, pero todo el planteamiento de esta conexión paternofilial es decepcionante, no resulta interesante y mucho menos emotivo. Y como si no tuviéramos suficiente con una trama mal desarrollada, el film cuenta con un par de subtramas que no aportan nada, que, de nueva cuenta, no están bien escritas, que aparecen y desparecen al arbitrio del guionista y que solo sirven para rellenar este malogrado anecdotario.

La faceta como director de Trank también deja mucho que desear. Más allá del ya comentado tema de que no busca llegar a nada con su obra, también somos testigos de una mala dirección de actores y de escenas que no transmiten absolutamente nada. Trank aprovecha la demencia de su protagonista para regalarnos varios momentos que homenajean/copian a David Lynch y a ‘El Resplandor’ de Kubrick, estas escenas no se sienten parte del film y parecen estar metidas con calzador, pero, paradójicamente, son las mejor logradas y las únicas que resultan ligeramente entretenidas.


Otros puntos negativos del film son la edición y la fotografía. El montaje corre cargo del mismo Josh Trank y aunque no es su primer trabajo como editor en cada uno de sus involuntariamente antiestéticos cortes se nota su poca experticia. La fotografía de este film es un tema interesante, el trabajo corre a cargo de Peter Deming, un hombre que se ha dedicado a la cinefotografía desde la década de los noventa y que incluso ha trabajado en más de un proyecto junto a David Lynch, el tema no es que sea inexperto, en cada una de sus tomas se nota que conoce las técnicas de fotografía a la perfección, el problema es que sobreexplota todos estos recursos como si se tratara de un recién graduado de la escuela de cine que en su primer trabajo quiere demostrar todo lo que aprendió aunque esto no aporte nada al tratamiento del film. Todo este abuso de planos y técnicas hacen que la fotografía, en vez de lucir, termine siendo pretenciosa.


La banda sonora es uno de los puntos rescatables del film si se escucha de manera independiente. A lo que me refiero es que las composiciones suenan bastante bien pero aparecen muy poco en la cinta y debido a que las escenas que la acompañan son narrativa y visualmente pobres, la música no logra lucir como debería.

En cuanto a Tom Hardy, quien evidentemente funciona como el imán del film, resulta arriesgado catalogar su actuación como mala. Sus buenas intenciones son notorias, hay momentos donde se nota que quiere dar un poco más de sí para salvar la escena, o incluso la película entera, pero precisamente estos intentos hacen que en algunos momentos llegue a sobreactuar. Y es que nadie niega el carisma y talento de Hardy pero tampoco es un Daniel Day-Lewis cuyo talento alcance para salvar una producción. Además, este actor tiene en contra que está mal dirigido, que el desarrollo de su personaje es terrible y que el maquillaje en vez de convertirlo en un deteriorado Al Capone lo convirtió en una especie de hombre-reptil. Esto aunado a la petición de que en la mayoría de sus escenas trajera un puro en la boca y que hiciera una voz entre raposa y robótica terminan por convertir al Al Capone de Tom Hardy en el villano reptiliano de una película de superhéroes.


Hace unas semanas vimos el tráiler de ‘Capone’ y por supuesto que ese simple vistazo, el anuncio de La Academia de que películas estrenadas de manera digital iban a poder competir en la próxima edición del Oscar y que, por obvias razones, el 2020 no ha tenido candidatos serios para la temporada de premios, hicieron que varios candidatearan a Hardy para que compitiera por la estatuilla dorada. Después de ver el film les digo que yo sí voy a candidatear a Hardy…pero para que obtenga el Razzie a peor actor. Y es que podría apostar que a principios del próximo año será ahí donde lo veamos competir.


El resto del elenco tampoco funciona, están incluso por debajo de lo hecho por Hardy y eso ya es mucho decir. Lo únicos que se salvan del horror histriónico que aquí se expone son la eterna infravalorada Linda Cardellini y el aquí desaprovechado Matt Dillon.

En resumen, ‘Capone’ es una película que, en pocas palabras, no funciona en ninguno de sus rubros. Josh Trank tenía la intención de demostrar que el desastre que resultó ser su versión de ‘Los 4 Fantásticos’ había sido un accidente pero lo único que consigue es dejarnos claro que atraviesa un mal momento o que simplemente no es un buen cineasta. Mientras que Tom Hardy, quien es el atractivo del film, termina por decepcionar de forma grosera. Mi consejo es que se ahorren 100 minutos de su vida y el dinero de la compra/renta digital de esta película y mejor busquen la vida de Al Capone en internet, les aseguro que va a resultar mucho más divertido e interesante que ver ‘Capone’.


Calificación: 4/10

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