Por: David Cavazos (@DavidCav21)
A veces, las decisiones más improvisadas, terminan con resultados muy satisfactorios. La más reciente prueba de eso es toparme con Cobra Kai en Netflix y verla solo para matar el tiempo. No sólo mató mi tiempo, sino también mi aburrimiento y el mal sabor de boca de un mal día. Sí, sabía que esta serie era original de YouTube. Sí, he visto The Karate Kid (1984) y su secuela algunas veces, pero no era el mayor fan. Digamos que esta serie no estaba en el radar para mí, no tenía interés en verla. Después de ver las dos temporadas de la serie ya disponible en Netflix y con una tercera temporada confirmada para estrenarse en dicha plataforma, me vi en la necesidad de hablar de esta serie. No sólo funciona para los fanáticos de las películas, funcionará para aquel que no ha conocido esta historia.
Después de que esa “patada ilegal” alzara a Daniel LaRusso como campeón, también esa patada arruinó la vida del rival, Johnny Lawrence. 34 años después, el trauma sigue ahí. Estando acabado, sumiso al alcohol y destinado al fracaso comparado con el éxito de Daniel como un vendedor exitoso de coches, Johnny parece no tener remedio, sin una razón para vivir. La llegada del joven Miguel Díaz a la vida de Johnny le brindará los ánimos suficientes del revivir el dojo de Cobra Kai y formar nuevos alumnos con las enseñanzas crueles y poco ortodoxas de su sensei. Enfrascado en ideas anticuadas y con el factor de no saber cómo funciona el mundo de hoy, Johnny usará la fuerza y la rudeza para sobresalir con su dojo, además de ver realmente que con esos chicos puede mejorar no sólo como sensei, sino también como persona. Pero hay alguien que no está contento con el resurgimiento de Cobra Kai y ese es Daniel LaRusso, quien en un principio hará todo lo que esté en sus manos para impedir que el dojo y el bully que le hicieron la vida imposible resurja, pero también tendrá que lidiar con sus propios problemas. Una rivalidad de décadas retornará, pero con nuevas adiciones.
Esta serie, tal como lo refleja, es una secuela de la saga, una que era muy simplista: los buenos eran muy buenos, los malos eran muy malos, había esboces de tridimensionalidad, pero no se exploraron del todo. Lo que logra Cobra Kai es darle profundidad a un villano como Johnny, haciéndolo anti-héroe y darle matices a un héroe como Daniel, haciéndolo imperfecto. Johnny no es un hombre bueno ni un hombre malo, es humano, con virtudes y defectos. Al igual que Daniel. Darles una dualidad a ambos personajes, tratándose de una secuela directa, es algo completamente sorprendente, lo que una secuela debería ser. Traer de regreso a William Zabka y Ralph Macchio (ambos excelentes en pantalla) es la cereza del pastel. Hay un enorme factor nostalgia que está bien ejecutado, pues sirve para dos cosas: dar un contexto para los que van iniciando en esta historia, y para burlarse. Vaya, no todo es limpiar y pintar con movimientos de Karate. Sirve para brindarle nostalgia a los fanáticos a través de cameos, recuerdos de momentos épicos y música de los 80’s. Pero la serie va más allá. Los creadores Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg y Josh Heald realmente tienen una devoción por esta saga, se nota, tiene una impecable atención a detalle tanto en los protagonistas como en los cameos. Hay un enorme corazón en esta serie, que hace juego con unos buenos golpes. Hablando de golpes, las escenas de pelea están bastante bien, destacando la pelea del final de la segunda temporada en la escuela la cual es absurda, bestial, emocionante pero también muy bien coreografiada y con pequeño plano secuencia que no está nada lejos de compararse con el de la serie de Daredevil.
Pero también, la serie no va para los fanáticos, también tiene su enfoque en las nuevas generaciones pues conocemos a nuevos personajes como Miguel, Robby (el hijo de Johnny) y Sam (la hija de Daniel). Estos tres en especial son los que sostienen la serie con sus respectivos arcos. Todos los personajes aquí están muy bien escritos, tienen un desarrollo propio. Sí, es un teen drama en toda regla, pero conectas rápidamente con ellos, porque hay un mensaje que destaca. El tema del acoso escolar ha tomado fuerza, con personajes que interpretan a estudiantes que son acosados en la escuela por ser nerds o por su físico. Lo interesante aquí es que refleja cuán drástico puede ser la transformación de alguien débil y con miedos, a alguien que se vuelve rudo y agresivo. Han perdido el piso y eso afecta gradualmente la actitud, la imagen y las relaciones que tiene con los demás, es lo que detona las problemáticas de la serie: la rivalidad de Daniel y Johnny se contagiaron, pasaron también a ser la rivalidad de unos estudiantes, unos con enseñanzas bruscas y otros con autodefensa. Se nota demasiado con algunos personajes secundarios.
Comparada con la saga de películas, la serie invierte los papeles de sus protagonistas con el fin de poner a Johnny como protagonista y darle más empatía con el hecho de saber el por qué de su actitud, de su manera de enseñar. Le ingresan matices y momentos emotivos, con una conexión latente con Miguel quien es el que lo motiva a seguir. Mientras que Daniel no es el villano tal cual, sino que al igual que Johnny, sigue enfrascado en una rivalidad que está a base de malentendidos pues no saben la verdad de uno ni del otro, solo la sabemos nosotros como espectadores, aunque éste último todavía tiene mucho que aprender como persona y como sensei gracias lo que el señor Miyagi le dejó, una esencia constante en la serie. Todos los actores están geniales en su rol, es una bomba de entretenimiento puro en sus dos temporadas de diez episodios cada una, muy cortos de media hora aproximadamente. De no ser por Netflix, ni me habría adentrado y me alegra que el reconocimiento ha aumentado porque lo merece, así debe ser una secuela en cualquier miedo. Una secuela que expande su mundo y lo unifica con las nuevas generaciones para brindar mucha diversión.
Cobra Kai no solamente le rinde honor a la película original y su saga, expande su historia y le inserta más profundidad combinada con una nostalgia bien ejecutada, personajes bien actuados y escritos, un ritmo estupendo, además de un concepto en el que cualquiera es bienvenido sin haber visto la serie o no. Es una serie que golpea primero, golpea duro y sin piedad al corazón del espectador.
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