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Foto del escritorDavid Cavazos

Cocaine Bear: Es lo que es, pero pudo ser algo mejor

Por: David Cavazos (@DavidCav21)


Es impresionante la cantidad de historias que buscan ser ridículas a propósito que llegan a las carteleras de cine. Más impresionante aun es el hecho de sean inspiradas en hechos reales, como es el caso del más reciente estreno que llega a las salas de cine mexicanas, Cocaine Bear, titulado en México de manera decepcionante como Oso Intoxicado, el cual viene a cumplir el objetivo de ser esa especie de película de Clase B que solamente promete divertir.

Ambientada en los años 80 en Georgia (donde ocurrieron los eventos reales), esta historia detona cuando el avión de un narcotraficante con un enorme cargamento de cocaína se estrella, cayendo en el bosque sobre un enorme oso negro que termina consumiendo el producto. Desde aquí ya vamos mal, pero la inoportuna presencia de un grupo de policías, otro de narcotraficantes que van tras la cocaína y de un grupo de turistas en medio del bosque será una pesadilla una vez que este oso vicioso comience a acecharlos.


La idea es muy buena y estando en las manos de Phil Lord y Christopher Miller (The LEGO Movie, 21 Jump Street, Spider-Man: Into the Spiderverse) como productores se prometía algo absurdamente divertido. Pero las dudas empezaron cuando se anunció que la encargada de la dirección sería Elizabeth Banks, quien venía de la risible e infame versión actualizada de Charlie’s Angels en el 2019. Afortunadamente, Cocaine Bear demuestra en qué tipo de películas podría funcionar Banks a la hora de dirigir, en aquellas que son una caricatura a propósito y no en una donde sus intenciones serias se retuercen hasta ser una caricatura. Porque si bien la película goza de ratos no muy buenos, los buenos se disfrutan en grande una vez que la película va pasando. Bien podría ser tan ridícula como lo fue en su momento Serpientes a Bordo en el 2006, cuya trama no importa, los personajes tampoco y aun así puede funcionar a través de la comedia disparatada que se basa más en la situación que dice.


El elenco no es tan destacable porque gran parte de sus personajes solamente sirven de carne fresca para el oso. Curiosamente esta es la última película de Ray Liotta antes de fallecer y podría ser el único que realmente se luce por lo caricaturesco de su personaje, pero la verdadera estrella de la película es, justamente, el oso, pues los momentos en los que está son momentos de diversión garantizada. Pero no es el caso con el resto del cast, pues hay un exceso de personajes que tratan de establecerse en su primera media hora, dejando el resto del metraje para la atracción principal. Los personajes por sí solos no tienen desarrollo, lo intentan, pero no son realmente interesantes, pues a excepción del elenco infantil, todos son personajes que realmente uno quiere que sean devorados por el oso. En ocasiones son muy extravagantes, en otros con una gran carencia de inteligencia y, de repente, te burlas de ellos, pero prefieres ver más al oso que a ellos, pero eso no se cumple sino hasta el segundo acto. La película a veces quiere tomarse muy en serio, pero con un concepto como éste no se puede, no lo necesita. Lo que el espectador quiere es que sea más estúpida y le saque una carcajada loca. En este último campo llega a cumplir, pero no completamente, no es que se quede en el intento, pero sí nos deja con ganas de ver cómo podrían explotar el concepto al máximo.

El oso puede garantizar momentos de euforia, comedia y thriller muy bien ejecutados por parte de Banks, quien finalmente puede añadir una película buena a su filmografía, pero también queda en el “pudo ser mejor”. Si tu intención es divertirte con una comedia disparatada, Oso Intoxicado (o mejor llamado Oso Crikoso u Oso Vicioso) es esa película. Si quieres explotar de las carcajadas con una avalancha de locuras dignas de alucinación, mejor intenta con un lineazo de ya sabes qué, pues tal vez esta película no sea tu mejor solución.

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