Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)
En estos momentos me faltan palabras para describir lo que «Corpus Christi» es. Simplemente es de esas ocasiones en las que terminas de ver una película y automáticamente consideras que es una obra maestra. Por cualquier aspecto y criterio que tú valores. Pues eso es lo que me pasó al terminar de ver esta cinta. Una película que considero excelente en cada aspecto.
Sería injusto por mi parte no comenzar con las actuaciones de esta película. Absolutamente todos hacen un trabajo espléndido. Desde los fieles de la iglesia, hasta los dolidos por la tragedia que este pequeño pueblo experimentó. Indudablemente, el que se roba las palmas –y con justa razón– es Bartosz Bielenia, quien interpreta a nuestro protagonista, Daniel. Maravilloso trabajo. Desde un principio te gana con su actuación y su personaje. Simplemente logras creer todo lo que dice y sus acciones. Su transformación y su manera de actuar es lo que hace que este muchacho esté siendo aplaudido por mí. No considero una exageración el decir que fue una de las mejores actuaciones del 2019. Que no haya sido nominado a premios “importantes” me parece una total falta de respeto. Su trabajo fue excelente y los festivales de cine lo confirman.
La dirección y fotografía de esta cinta son sublimes. Jan Komasa sabe contar historias y esta es una clara muestra de ello. Los planos, el resaltar una emoción con un simple encuadre o movimiento de cámara...La maestría con la que Komasa trabaja es de admirarse. Este director tiene un futuro enorme por delante.
De verdad que no encuentro nada negativo. Mi experiencia viendo esta película fue una maravilla y no la cambiaría por alguna otra que haya visto esta misma semana.
Algo que estuve leyendo fue que el ritmo de la película presentaba un problema a lo largo de su historia. Que se hacía pesada y que llegaba un punto en el que te sentías agotado. La película dura poquito menos de dos horas y no podría estar más en desacuerdo con ese argumento. En ningún momento se me hizo pesada ni quise ponerle pausa o despegar la mirada. Lo que consigue el director, los actores y la edición de la película –por supuesto, sumado al guion y la historia en sí– me parece fascinante. Desde un primer comienzo te sientes interesado por la película y su protagonista, y conforme avanza la trama, lo único que me pasó a mí fue que me interesara cada vez más. De verdad, no hubo ningún momento en el que me sintiera cansado.
La película está en constante recordatorio de su mensaje o, mejor aún, de su pregunta: ¿una persona puede cambiar o está condenada a repetir sus actos una y otra vez? Lo que esta película nos demuestra es que no es blanco o negro. Una escala de grises está en constante cambio con cualquier aspecto de la vida. A nuestro protagonista –y a nosotros como espectadores– siempre lo estará persiguiendo su pasado, o al menos hasta que haga algo al respecto. Nuestro protagonista intenta hacer el bien en esta pequeña comunidad, y de una u otra manera lo termina logrando. Vemos un cambio y un acto de perdón en nuestros personajes que nos indican que ha hecho lo correcto, pero a la vez, lo está logrando por medios muy cuestionables. Así que, como digo, no es cuestión de ponerse en un extremo o el otro. Es cuestión de reflexionar. Es cuestión de querer hacer el cambio.
En estos momentos no tengo nada más qué decir de la película. Simplemente me queda recomendarla y defenderla a capa y espada. Una de las mejores películas del 2019 y una muestra de que el cine va más allá de Estados Unidos. Ponerla a competir con «Parasite» me parecería muy absurdo. Las dos son obras maestras y ambas merecen ser vistas una y otra vez. «Corpus Christi» es cine.
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