Por: David Cavazos (@DavidCav21)
Si hay una película que se inundó de polémica en todos los sentidos esa es “Don’t Worry Darling”, la nueva producción de Olivia Wilde, quien además de contar el antecedente de la grandiosa comedia titulada “Booksmart”, también llegó a la producción de esta película con otra polémica relacionada a su divorcio con Jason Sudeikis, para luego sumar conflictos con su protagonista Florence Pugh, quién no hacía promoción de la película, rumores de un rarísimo romance entre ella y Harry Styles que incomodaron a la producción, una insufrible conferencia de presencia en el Festival de Cine de Venecia y, por si eso no fuera suficiente, el famoso escupitajo de Styles a Chris Pine. En fin, una locura de chisme que se dio con esta película. Pero, de tanto rumor, a muchos se nos olvidó hablar de qué trata la película.
Jack (Harry Styles) y Alice (Florence Pugh) son un matrimonio que vive felizmente en un pueblo bien acomodado y lujoso. Este pueblo y sus habitantes son parte del Proyecto Victoria, el cual promete una vida perfecta y libre…o eso es lo que aparentan. Pero Alice empieza a notar cosas que la llevan a creer que la vida que está teniendo es cualquier cosa menos perfecta. Con esta premisa, ¿la película habrá salido ilesa en su calidad después de los chismes? La respuesta simple es que no.
Al final todo era cierto, el chisme alrededor de esta producción terminó siendo más interesante que la misma película. “Don't Worry Darling” podrá verse cara en producción y ambientación, pero también resulta ser barata en emociones e intriga. Probablemente sea el hecho de que sientes que desde el minuto uno ya todo anda mal y los giros que tiene la película son predecibles. Cuando la película va, el espectador ya vino y regresó.
Al menos en lo que al género se refiere, la película debe tener una galería de piezas que se ha adornado con una enorme atención al detalle. La película tiene casi todos los elementos para un buen thriller, pero una pésima atención al detalle que se acrecienta en su tercer acto. Realmente no hay emoción genuina por lo que está sucediendo, tanto para la intriga que se ve como por la ansiedad por saber qué va a pasar, pero durante la película no la hay. No existe conexión con los personajes, no hay una motivación o manera de apoyarlos, de tanto verlos en una vida perfecta, más imperfecto termina siendo el tratamiento de los personajes. Hay muchas cosas que la película quiere decir, el tema más interesante que pudo tocar era el de la masculinidad frágil, cómo el hombre prefiere que su mujer esté en casa mientras él se lleva el éxito. Pero, con tan buen mensaje que tiene, su ejecución es apresurada y descuidada.
Florence Pugh desempeña perfectamente el rol que le dan. Está al servicio de un thriller que no le hace nada de justicia y sobresale de los demás, incluso de la misma Olivia Wilde. Pugh brilla en todo momento, pero de su compañero Harry Styles no puedo decir lo mismo. A veces frío, a veces seco, incluso inverosímil al final, Styles no estuvo a la altura de una historia como esta. Porque sí, es una buena historia, pero ejecutada de una forma muy triste con apenas unos momentos de brillo. Chris Pine, Gemma Chan y Nick Kroll no están nada mal, pero este show se lo roba Florence de forma muy merecida.
Harry Styles podrá no haberle escupido a Chris Pine, pero “Don't Worry Darling” es un escupitajo al género del thriller. Falla en darnos emociones, en entregarnos personajes interesantes. Como entretenimiento queda a deber por momentos y es una película que me dejó seco en gran parte de su metraje. De una comedia tan encantadora como “Booksmart” a un thriller deficiente como “Don't Worry Darling”, yo sí me preocuparía de lo que Olivia Wilde haga después.
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