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Foto del escritorAle Vega

El norte sobre el vacío: Una coreografía entre el machismo, la bestialidad y el antropocentrismo

Por: Alejandra Vega (@PATHGRETEL)


La ley del más fuerte, como su nombre lo indica, yace en la creencia de que el más competente, el de mayor tamaño o el más ágil será aquel que alcance los lugares más altos de la cadena alimenticia. Es una cuestión clara en lo referente a la fauna, y la evolución ha permitido que los reinos desarrollen características y habilidades que los ayuden a sobrevivir. Sin embargo, en lo que respecta a los humanos, las cosas no suceden con tanta naturalidad: Si bien es cierto que los que tienen visibles ventajas suelen sobresalir, los desestabilizadores de éstos suelen ser inesperados y contundentes.


Este concepto es una de las bases para ‘El Norte Sobre el Vacío’, la cinta más reciente de la directora potosina Alejandra Márquez Abella. Su historia tiene como protagonista a Don Reynaldo (Gerardo Trejoluna), el orgulloso dueño de un rancho y líder de su clan, que cuenta además con cabezas de ganado y varios buenos empleados, entre los que se encuentra Rosa (Paloma Petra), una muchacha que lleva toda su vida colaborando con esta familia. A punto por celebrar un aniversario más de su hogar, Reynaldo se verá sorprendido por Guzmán (Raúl Briones), un individuo que amenaza su tierra y su posición. Debido a la presión que éste genera, nuestro protagonista tendrá que elegir entre defender lo que le pertenece, o ceder ante el grupo armado.

La esencia de ‘El Norte Sobre el Vacío’ proviene del hecho real sucedido en 2010, cuando el hacendado Alejo García Tamez, de 77 años, protegió su latifundio de Los Zetas. Dicho evento funciona en esta ocasión para que la cineasta aborde los impactos de la violencia y sus múltiples formas, no sólo la que emana de los cárteles. Los allegados a Reynaldo demuestran, en sus conductas y expresiones, un respeto nulo por la vida de cualquier ser: los cabritos que destazan, los ciervos que cazan, los hijos que agreden… nada parece ser valioso o merecedor de compasión. En la normalidad con la que llevan a cabo estos actos hay un cuestionamiento implícito acerca de cuánto maltrato permitimos como si fuese una parte más de nuestra cotidianeidad, una que casi se siente indispensable en ciertas regiones. Tampoco pasan desapercibidas las armas y su constante uso, incluyendo a la icónica Winchester, cuya herencia es la representación de una corona que pasa de generación en generación.


Y es justamente esto, el arraigo familiar en donde la lealtad va primero que la conciencia, donde reside una exploración de la piedra estructural de la sociedad. Los valores bajo los que se rigen Don Reynaldo y su gente personifican con fidelidad al México que conocemos, ese que es patriarcal y machista en un sinfín de maneras, desde nimias hasta apabullantes. Las mujeres del filme están entre la cocina y el cuidado de los hijos, mientras que los hombres cantan, beben y se presumen entre ellos el fruto de las cacerías. La religión preside la mesa y, en lo que concierne a las féminas, no hay espacio para la desobediencia, la rebeldía o las groserías. Ni hablar de una preferencia sexual distinta, mejor hacer como que no existe. Alejandra Márquez nos dice aquí que la intimidación no viene sólo de criminales, también de las prácticas diarias, esas que ejecutamos sin reflexionar.


Para hablar de temas con tal carga en ‘El Norte Sobre el Vacío’, la realizadora se vale de actores que destacan en su fuerza y presencia, sin importar la cantidad de minutos que se presentan en escena. Es así como Gerardo Trejoluna encarna a un personaje obcecado a pesar del peligro; Paloma Petra a una mujer que, desde las sombras, va in crescendo; Juan Daniel García a un joven observador y astuto en extremo, y Raúl Briones al maleante, de una tesitura singular e iracunda. Estos grandes trabajos congenian con la hermosa cinematografía de Claudia Becerril (quien previamente nos enamoró en ‘Sin Señas Particulares’), que nos adentra en entornos áridos y planos largos, atardeceres iluminados, y un sinfín de animales de todos los tamaños, cuyo único pecado es tratar de permanecer en el que otrora fuera su hábitat, y hoy se ve arrasado por el antropocentrismo.

Filmada en Nuevo León y Tamaulipas y estrenada en el 72 Festival Internacional de Cine de Berlín, ‘El Norte Sobre el Vacío’ retrata un cúmulo de cosas que están acabando silenciosamente con quienes somos y nuestras raíces. La fragilidad, la consideración y la sensibilidad parecen habernos abandonado, dando paso a la ley del más fuerte. Basta con observar en la película aquellas cabezas disecadas, los cuerpos cocinados y los cadáveres, para descubrir que la palabra “bestialidad” aplica ahora más para el ser humano que para cualquier otra especie.

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