Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)
Jeff Wadlow (Truth or Dare, Kick-Ass 2) dirige y coescribe esta adaptación cinematográfica de la famosa serie televisiva homónima emitida entre 1978 y 1984 cuyo protagonista era el mexicano Ricardo Montalbán.
El misterioso señor Roarke está por recibir en su lujoso resort tropical conocido como La Isla de la Fantasía a un grupo de personas que buscan un fin de semana en el que todos sus deseos, sin importan lo extraño que parezcan, se hagan realidad. Pero no pasará mucho tiempo hasta que empiecen a suceder cosas extrañas en la isla y, como el mismo dueño del lugar lo advirtió, las fantasías tomen un curso distinto al deseado.
Es cierto que ‘La Isla de la Fantasía’ era un programa con cierto toque creepy (al menos para mí), pero no era más que un drama ligero con tintes fantásticos que no estaba ni cerca de ser un producto terrorífico. Es por esto que me pareció decepcionante y hasta un desperdicio el hecho de que Blumhouse, un estudio dedicado a producir cintas de terror, preparara una adaptación cinematográfica de esta serie. Su tráiler tampoco ayudó mucho, en él quedaba claro que veríamos al producto “Isla de la Fantasía” convertirse en una especie de ‘Saw’ o ‘The Texas Chainsaw Massacre’. Sin embargo, el filme resulta una sorpresa en este sentido, ya que aprovecha los elementos del universo original para cumplir con los estándares no solo de un reboot sino de una secuela, entregándonos, además de referencias a la serie, una que otra respuesta a los misterios de esta isla.
El asunto con esta película es que lo expuesto en el párrafo anterior es prácticamente lo único bueno que se puede decir sobre ella. Su principal problema es que no logra posicionarse dentro de ningún género. Contrario a lo que su (pésima) campaña de marketing dio a entender, esto no es una película de terror, ni siquiera me animaría a catalogarla como suspenso, simplemente cuenta con un par de inservibles momentos jump scare, pero fuera de ahí no hay nada medianamente terrorífico en ella. Tampoco consigue definirse como una película de aventura, drama, ya sea oscuro o ligero, o como una historia sobre fantasía pura. ‘Fantasy Island’ no es nada.
Respecto al planteamiento del guion, nos encontramos con un primer acto ligeramente esperanzador, no solo por sus conceptos e ideas, también por un ritmo acelerado en el que no se pierde mucho tiempo en presentaciones y rápidamente se pasa a lo (supuestamente) interesante. Esto se logra mantener un poco hasta que nos encontramos con un segundo acto realmente somnífero, algo extraño tomando en cuenta que es el único en el que se presenta algo de acción. Todo esto nos lleva a un tercer acto en el que resulta imposible conectar con lo que está sucediendo y en el que sus excesivos giros de tuerca no son capaces de sorprender. Eso sí, sus tres actos están muy bien acompañados de interminables e insufribles agujeros de guion.
Otro punto flojo de ‘Fantasy Island’ son sus personajes. De entrada hay un exceso de los mismos, es cierto que hay una razón para ello pero la mayoría no le aporta nada a la trama y provocan, también como un error de narrativa, que ni siquiera exista un protagonista claro.
En cuanto a las actuaciones, la única que sobresale es Gwen Olsen, pero su participación en la historia es tan aburrida que no sirve de nada ver una buena actuación si todo a su alrededor está resultando soporífero. Lucy Hale hace lo que puede con uno de los personajes más tetos y sinsentido no solo de la película sino de su carrera. Michael Peña, en lugar de ser un Mr. Roarke con clase y estilo como el de la serie, nos entrega a un tipo con la pinta de que nos quiere vender un tiempo compartido en Acapulco. Jimmy O. Yang y Ryan Hansen interpretan a un par de hermanos insufribles y Austin Stowell parece estar solo para cumplir con el rol de “niño bonito”.
Me gustaría ir a la Isla de la Fantasía, a la original con Ricardo Montalbán y Tatoo, para pedirles que me maten ese recuerdo de esta amarga película. O mejor aún, pedirles que contraten a un mejor director y guionista para que, sobre esta medianamente interesante premisa, construyan un relato de calidad.
En resumen, ‘Fantasy Island’ no utiliza de manera gratuita los elementos de la serie, pero no logra llevar a buen puerto sus buenas intenciones. Su pésima campaña de marketing hará que quienes buscan una cinta de terror juvenil salgan decepcionados y que el público que fue fanático del producto original ni siquiera se acerque a verla. Los pocos momentos rescatables son los que involucran referencias a la serie por lo que si no tienes noción de aquel programa mejor ni la veas.
¡El avión, el avión!
Комментарии