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Foto del escritorAle Vega

Flee: La migración es un derecho

Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)

 

Cuando le preguntan a Amin acerca de sus primeros recuerdos, éstos aparecen nítidos en su memoria, igual que en nuestra pantalla: Un niño que anda contento por las calles, luciendo un vestido o camisón de alguna de sus hermanas. Suena en sus auriculares “Take on me”, esa canción icónica del grupo A-Ha, y él la tararea en su camino de regreso a casa. Con esta escena, al espectador le queda claro que este chico no sólo no se encuentra apenado, sino que disfruta el desenvolvimiento y la atención.

 



Este es apenas el comienzo de un relato que, por su arranque, pareciera querer enfocarse en la representación a la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, un poco más adelante desciframos el verdadero rumbo de la película: Amin es ahora un hombre adulto que ha pasado por mucho, demasiado, para encontrar seguridad y paz.

 

‘Flee’ es la cinta animada, dirigida por el danés Jonas Poher Rasmussen, que hizo historia por ser la primera nominada en las categorías de Mejor Documental, Mejor Animación y Mejor Película Internacional de manera simultánea en los premios Oscar. Nos lleva a conocer la vida de Amin Nawabi, un joven afgano que se ve obligado a abandonar su natal Kabul con el fin de llegar a Suecia y evitar el conflicto bélico. Con una familia grande pero segmentada por las mismas razones, nuestro protagonista hará todo lo que esté en sus manos (a pesar de su corta edad y el miedo lógico a su incierta situación) para arribar a un sitio que no le represente peligro, preocupado al mismo tiempo por el bienestar de los suyos y por cualquier ayuda que le sea posible proveerles.

 

La historia de Amin (nombre modificado para protegerlo) llega a las manos de Jonas Poher gracias a que ambos fueron amigos en su adolescencia, cuando el primero transitaba por Dinamarca. Al reencontrar al afgano años después, mientras uno consolidaba su carrera como cineasta y el otro perseguía un posgrado, Rasmussen descubre que lo vivido por Amin rebasa toda proporción, por lo que lo invita a que juntos lo desmenucen, con el fin de rendirle honor en un filme. Si bien Nawabi se muestra reacio en un principio, ya que había sido un secreto hasta ese momento, termina abriendo su corazón para que el director, en un ambiente seguro y de total comodidad, recabe su testimonio y lo convierta, a la postre, en una de las cintas más aclamadas del 2021.

 

‘Flee’ es, en efecto, halagada por audiencia de todo el mundo, primordialmente por el respeto con el que se retrata la vivencia, pero también por la hechura proveniente de más de diez animadores daneses y algunos franceses, encargados específicamente del color. A través de dicha paleta, que en algunos momentos sube de intensidad cuando la tensión aumenta y se vuelven cálida cuando la tormenta está en calma, y unos trazos suaves pero definidos y potentes, el público puede comprender las complicadas circunstancias del personaje, acompañándolo en sus temores, desconciertos y tristezas. Cuando se trata de evocaciones dolorosas y traumas, las escenas están cargadas de líneas rápidas en escalas de grises y rostros sin ojos y expresión apesadumbrada. Jonas Poher, quien además acierta en añadir footage de archivo para complementar el filme, nos recuerda con esto que no es necesario haber experimentado algo similar ni mostrar imágenes escandalosas para apelar a la empatía de quien observa.

 



Premiada en festivales como los de Sundance y Toronto, y en círculos de crítica como los de Nueva York, Boston y Denver, ‘Flee’ es casi un cuento, donde los monstruos son otros humanos, esos que minimizan el maltrato a los migrantes o que creen que una bandera y una frontera delimitante son más importantes que brindarle a otro ser un hogar. Y, cuando se trata de combatir a los malvados, el triunfo sólo puede alcanzarse con el apoyo de un pueblo que respalde, y, sobre todo, teniendo siempre como estandarte la propia identidad.

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