Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Hay un término que se sigue popularizando en la industria y entre los cinéfilos, que tiene sus raíces en la década de los 70’s, llamado ‘Oscar bait’. Como su nombre lo indica, sirve para señalar a las películas que fueron creadas bajo los cánones apropiados, esos que les ayudarán a conseguir nominaciones - y, a la postre, galardones - en la temporada de premios. Los grandes estudios, que se alimentan de esa fama, han conseguido moldear una fórmula casi infalible: Para que uno de sus filmes se gane el corazón de los votantes, debe contar con un elenco destacado y un director reconocido; estrenarse en épocas cercanas a la ceremonia (para que la audiencia y los jueces la tengan presente); y una trama dramática que esté basada en una historia real, o haya héroes de guerra, o existan minorías, o alguien en desventaja supere sus obstáculos. Puede haber algunas variantes, pero estas son el top (saludos, ‘Green Book’).
Este modelo - correctito y obediente ante Hollywood - causa conflicto debido a que, mientras siga funcionando, las películas originales, atrevidas, y con verdadero corazón seguirán quedándose en el olvido, impopulares, impedidas de tener mayor exposición. Es por eso que, cuando nos encontramos un producto que cumple con estas exigencias y además está soportado por una empresa millonaria como Netflix, no podemos evitar que nos deje con un sabor agridulce. Así sucedió con la cinta estrenada el año pasado (en otoño, temporada perfecta para la fórmula) llamada ‘Hillbilly Elegy’.
Dirigida por el famoso cineasta Ron Howard (‘A Beautiful Mind’, ‘Frost/Nixon’, ‘The Da Vinci Code’), ‘Hillbilly Elegy’ tiene como protagonista a J. D. Vance (Owen Asztalos/Gabriel Basso), un muchachito que creció al norte de Kentucky, en una pequeña población llamada Jackson, acompañado de su abuela Bonnie (Glenn Close), su madre Bev (Amy Adams) y su hermana mayor, Lindsay (Haley Bennet). La cinta nos muestra la niñez de J. D., que, si bien estuvo llena de amor por crecer rodeado de sus familiares, también fue sumamente sombría por la inestabilidad de Bev y sus problemas con los estupefacientes. De esa etapa brincamos a su adultez, en donde está buscando una pasantía gracias a su brillante camino por la universidad de Yale. J. D. se verá en el entredicho de conseguir una entrevista para un mejor futuro junto a su novia Usha (Freida Pinto), o ir a rescatar nuevamente a su madre, quien ha caído en las drogas por enésima vez.
‘Hillbilly Elegy’ está basada en una historia real, fue el propio J. D. Vance quien escribió su biografía, relatando su niñez en la ruralidad y las montañas, y cuáles fueron sus motivaciones para salir adelante y cambiar de vida. Este libro, publicado en 2016, se vio involucrado en la política debido a una reseña del mismo, y pronto los republicanos lo tomaron como uno de favoritos, situación derivó en polémica y popularidad, convirtiéndolo en un bestseller. Los derechos fueron comprados en 2017, y el relato original fue modificado al gusto de la industria que eventualmente lo evaluaría.
Es así como obtuvimos el corte final: Un largometraje en el que las dos grandes actrices que lo protagonizan dan lo mejor de sí para que el público empatice con sus angustias, su desesperación y su pobreza. Amy Adams vuelve a las andanzas con una actuación incómoda y poderosa, y Glenn Close nos regala a una abuela encantadora y fuerte, cuya peluca y lentes enormes le dan un parecido impresionante a la Bonnie de la realidad. La premisa, si bien es lo suficientemente dramática y acongojante como para llenar el ojo de la audiencia, se da el lujo de ahorrarse detalles de la vida de Beverly y del tiempo de J. D. en la Marina – que sí venían en el libro – y añade escenas de clasismo y separación, como aquella de la cena con posibles empleadores, creando entonces un producto con poco fondo y explicaciones mínimas, que le restan credibilidad y esencia al filme. Los Vance pretenden ser la representación de los habitantes de la clase trabajadora de Estados Unidos, pero la imagen que proyectan parece interesarse más por realzar su carácter agresivo e ignorante. Ron Howard, de la mano de la guionista Vanessa Taylor, concibe una película que cumple con todos los puntos que enamoran a Hollywood, pero que no logra atrapar al público del todo.
Vista superficialmente, la enseñanza de ‘Hillbilly Elegy’ pareciera ser que la familia tiene que estar por encima de todo. Sin embargo, habría que analizarla mejor antes de quedarnos con tal simpleza: Las familias no siempre son el mejor soporte, y, más veces de las que estamos dispuestos a reconocer, nos traen ataduras y problemáticas que nos atrapan en su telaraña. Este filme también nos muestra que es imposible ayudar a alguien que no desea dicha ayuda, y que en muchas ocasiones hay que darnos prioridad, para poder avanzar hacia donde merecemos estar.
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