'Killers of the Flower Moon’ (o ‘Los Asesinos de la Luna’), la última obra maestra de Martin Scorsese, es una épica cinematográfica que rompe las barreras del tiempo y nos sumerge en una oscura esquina de la historia estadounidense. Con una narrativa que desafía las percepciones establecidas, Scorsese, junto con el guionista Eric Roth, presenta una odisea que no solo cuestiona el ojo y la palabra con los que se ha escrito la historia de los Osage, sino que también revela las sombras ocultas de aquellos que la perpetraron.
A lo largo de más de tres horas de metraje, Scorsese (‘El Irlandés’) nos lleva a través de un viaje emocional y desgarrador en Oklahoma, un escenario donde las atrocidades se despliegan ante nuestros ojos de manera tan vívida que casi podemos sentir el miedo y la desesperación que embargaban a los personajes reales. En el corazón de esta trama está Earnest Burkhart, un personaje complejo y desconcertante, cuya visión manipulada del mundo (gran parte gracias a William Hale, interpretado por Robert De Niro) lo lleva a cometer actos inhumanos sin mostrar ningún rastro de remordimiento genuino. La película nos muestra su retorcida psicología, su capacidad para justificar sus acciones horrendas bajo una fachada de conveniencia personal, lo que nos lleva a preguntarnos sobre los límites de la moralidad y la ética en una sociedad aparentemente civilizada.
La tesis central de 'Killers of the Flower Moon' se despliega con una fuerza impactante: la historia no es simplemente un registro de eventos pasados, sino una narrativa que puede ser distorsionada y manipulada para satisfacer las necesidades y deseos de aquellos que tienen el poder. A través de la lente de Scorsese, somos testigos de cómo los eventos históricos pueden ser reinterpretados y malinterpretados, lo que plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la verdad y la forma en que la historia es moldeada por aquellos que la cuentan.
Además, el filme nos invita a reflexionar sobre la forma en que las tragedias reales son representadas en los medios de entretenimiento, especialmente en una era donde la información se consume de manera rápida y a menudo se desvanece en la vorágine de la cultura popular. Scorsese nos recuerda cómo estas historias pueden ser diluidas y desdibujadas, perdiendo su significado original y su impacto emocional en el proceso. No quiero hacer mucho spoiler al respecto, pero el final de la cinta es tan impactante como hilarante. Y así debe de serlo.
La dirección de Martin es impecable, capturando la belleza desgarradora de los paisajes de Oklahoma y contrastándola con la fealdad de los eventos que se desarrollan. La cinematografía es asombrosa, con cada fotograma meticulosamente compuesto para transmitir una sensación palpable de tensión y desasosiego. Además, la actuación del elenco es fenomenal, con cada actor entregando interpretaciones profundas y convincentes que elevan aún más el impacto emocional de la película.
Las actuaciones en 'Killers of the Flower Moon' son una parte fundamental de su poder emocional, y en este sentido, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro ofrecen interpretaciones magistrales que nos recuerdan por qué son considerados dos de los mejores actores de su generación. DiCaprio, en el papel de Earnest Burkhart, muestra una profundidad emocional asombrosa, capturando la complejidad y la oscuridad del personaje con una intensidad impresionante. Por otro lado, De Niro, en el papel del tío de Earnest, nos regala una actuación imponente.
Sin embargo, la verdadera sorpresa de la película es Lily Gladstone, cuyo papel como miembro de la familia Osage afectada por la tragedia es absolutamente deslumbrante. Aunque tiene pocas palabras en pantalla, Gladstone logra transmitir una gama completa de emociones con solo unas miradas y gestos sutiles. Su habilidad para expresar la impotencia y la tristeza que la embargan cada vez que otro miembro de su familia es asesinado es conmovedora y profundamente impactante. Gladstone se convierte en el corazón de la película, llevando consigo el peso de la tragedia de su pueblo de una manera que es verdaderamente inolvidable. Es cierto que, en ocasiones, la cinta pierde si ella no está al frente.
Además de las interpretaciones excepcionales, la película se beneficia enormemente de la brillante cinematografía de Rodrigo Prieto, el talentoso director de fotografía mexicano que ha colaborado de manera habitual con Scorsese en sus últimos trabajos (‘El Irlandés’, ‘Silencio’, ‘El Lobo de Wall Street’). Prieto logra crear una estética visual impresionante que complementa perfectamente la visión del director. Cada encuadre está cuidadosamente compuesto, capturando la belleza y la brutalidad del paisaje de Oklahoma, así como la complejidad de las emociones de los personajes. La paleta de colores, los juegos de luz y sombra, y la composición visual general son una maravilla, creando una experiencia visual que es tan cautivadora como la historia que se está contando.
La colaboración entre Scorsese y Prieto es evidencia de una conexión creativa profunda y una comprensión mutua de cómo utilizar el lenguaje visual para enriquecer la narrativa. Prieto logra capturar la esencia de cada escena, permitiendo que el espectador se sumerja por completo en el mundo de la película. Su habilidad para evocar emociones a través de la imagen es extraordinaria y eleva a 'Killers of the Flower Moon' a un nivel artístico superior.
‘Killers of the Flower Moon’ es toda una exploración a la farsa del sueño americano; no tanto como el inmigrante que se topa con pared, sino como el estadounidense mismo que frena los sueños y aspiraciones de quienes, nativamente, ya habitaban allí.
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