Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Películas que utilicen viajes en el tiempo como trama principal abundan en el cine. Las hay desde distópicas, que se valen de naves y artilugios futuristas, hasta las que usan algún suceso extraordinario - como un golpe en la cabeza o un súper poder – para que los protagonistas puedan transitar por caminos adelantados a su actualidad, o vuelvan a eras en las que desean cambiar algo. Habiendo tantos ejemplos, podemos esperar ya cualquier disparate, todo sea por esa repentina circunstancia que dará pie al desarrollo de la historia.
En el caso del segundo largometraje del director francés Nicolas Bedos, viajar en el tiempo no requiere de nada de lo anterior: le basta con crear un mundo mágico utilizando escenarios, actores y realizadores. De esto va ‘La belle époque’, cinta que tiene como protagonista a Víctor (Daniel Auteuil), un caricaturista e ilustrador otrora exitoso que recientemente se siente cansado de su existencia y agobiado por los constantes cambios tecnológicos, y es este hartazgo lo que merma la vida en pareja con su esposa Marianne (Fanny Ardant), una mujer de edad similar a la suya, pero, contraria a él, llena de ganas de experimentar cosas nuevas. Una noche en que ambos tienen una pelea mayúscula y ella lo echa de casa, él decide hacer válido el regalo que su hijo (Michaël Cohen) le había dado hace poco: La oportunidad de vivir un día en la época que el desee. Esto sucederá gracias a la empresa del creativo y nada paciente Antoine (Guillaume Canet), que se dedica a recrear cualquier evento histórico que sus clientes deseen habitar. Será esta singular situación la que lleve a Víctor a revalorar su comportamiento, acompañado por la guapa Margot (Doria Tillier), para descubrir si su matrimonio y él pueden salvarse de la perenne amargura.
‘La belle époque’ es un trabajo impecablemente realizado, con un diseño de producción deslumbrante y digno de análisis. Cambian de décadas con una agradable sutileza, ambientando al espectador sin confundirlo o desubicarlo en ningún momento. Le dan magia a las locaciones con un buen juego de luces y distintos encuadres, y los engalanan con la música y los vestuarios requeridos en cada etapa. Mención aparte para los actores, quienes cumplen de gran manera las exigencias de sus personalidades: El abatimiento, la esperanza, el enamoramiento, la furia y la exasperación, los cuatro personajes principales lo hacen de manera brillante, brincando entre el sarcasmo, la comicidad y la melancolía, en un ritmo que lleva a su audiencia de las risas a los suspiros y la sorpresa.
Estrenada en el Festival de Cine de Cannes en 2019 y nominada a varios premios César en el 2020, ‘La belle époque’ sirve como un ejercicio de reflexión para aquellos que alguna vez han sentido nostalgia por otros tiempos. ¿Qué es exactamente lo que extrañamos? ¿Qué acontecimiento querríamos volver a vivir? Quizá nosotros no podemos regresar al pasado con una máquina o costearnos una experiencia como la de Víctor, pero siempre existe la posibilidad de desempolvar el recuerdo y pulirlo, incluso embellecerlo. Que las glorias anteriores sean el incentivo para crearnos nuevas, para impulsarnos a conseguir más anécdotas, y no olvidar que los raspones o altibajos son menos dolorosos cuando hay alguien que, sin importar nada más, nos sostiene la mano.
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