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Foto del escritorDavid Cavazos

Mean Girls (2024): Una modernización muy “fetch”

 

En estos últimos meses, hemos visto dos tendencias muy interesantes, la primera es la de tomar a los personajes clásicos y trasladarlos enteramente al cine musical (como Matilda y Willy Wonka). La segunda tendencia es que los estudios hacen el máximo esfuerzo para ocultar que estas adaptaciones son musicales para venderlas mejor al público. El caso más reciente es el de Mean Girls. Su primera versión, estrenada en el 2004 con la dirección de Mark Waters y guion de Tina Fey, sentó un precedente para las comedias dos-mil-eras y un repunte en la carrera de Lindsay Lohan, al igual que en la del resto del cast. Pero Fey sabía muy bien que esta historia podría expandirse a otros horizontes, por lo que la llevó a Broadway para adaptarlo al teatro musical. Pocos años han pasado desde estreno de la obra y ahora Fey tuvo la idea de llevar Mean Girls a la pantalla grande de nuevo, pero esta vez como una adaptación de la obra de teatro.



La historia ya la conocemos. Cady Heron deja su vida en África para mudarse a Estados Unidos, teniendo que sobrevivir a una nueva jungla: la preparatoria. En su camino encontrará amigos como Janis y Damian, pero su forma de encajar en la escuela será tergiversada ante la presencia de “las plásticas”, lideradas por Regina George, la mandamás de la escuela. A partir de ahí, desfilan una serie de eventos que solamente nos hacen recordar que con la escuela y las escalas sociales dentro de ella no se juegan. Samantha Jayne y Arturo Perez Jr. son los encargados de relanzar esta historia convertida en un musical, con Tina Fey repitiendo en el cast y el guion. Un nuevo elenco, una nueva visión, 20 años después de la entrega original y el resultado es una modernización lo suficientemente fetch.


Hay que admitir que había mucho escepticismo ante esta versión. Por un lado, los fervientes fanáticos de la versión original de Lindsay Lohan, la cual es una comedia divertidísima y, para algunos, una película intocable, así también un gran referente de las comedias escolares; Por otro lado, los espectadores que no son ávidos de los musicales, al igual que los que desconocían el hecho de que esto sería un musical, pues su campaña publicitaria no le ayudaba demasiado. Pero en esta ocasión se tiene que aplicar la frase “en Tina Fey confiamos”, pues el resultado es que una historia como Mean Girls puede ser capaz de trasladarse al formato que se quiera, ya que habiendo pasado dos décadas, demuestra que se trata de algo atemporal.



Es evidente el choque generacional, pero, así como hay que aceptar que los tiempos cambian, las historias pueden dar un giro interesante. Lo atractivo de esta versión es cómo ajusta los pequeños detalles para sentirse los suficientemente fresca. Se vuelve un musical muy disfrutable y envolvente en su mayoría, mostrando una creatividad muy latente en su forma de trasladarnos a sus canciones con un trabajo de puesta en escena que no se siente tan teatral, pero sí se adhiere correctamente al cine a través del uso del aspect ratio que cambia a diestra y siniestra de forma creativa. Hay canciones que destacan más que otras, principalmente Revenge Party y I’d Rather be me, pues son las que más brillantez visual tienen gracias el espléndido trabajo de Auli’i Cravalho. Pero si hay algo que se debe apreciar es Reneé Rapp.


Después de interpretar a Regina George en la obra de Broadway de forma ocasional, Rapp repite dicho rol en la película y no cabe duda de que su presencia se come la pantalla. Rachel McAdams ya había dejado huella en este rol y Rapp no intenta repetir la hazaña, sino dejar en claro que Regina puede ser manejada desde otro ángulo, así como en sus respectivas canciones, donde llega a ser dueña de sus escenas. Su único problema es que, a comparación de la versión original, su tiempo en pantalla se siente efímero. El resto de las plásticas (Bebe Wood y Avantika) tienen una gran presencia musical, pero en el guion pasaron a ser rebajadas, su personalidad no sale a relucir demasiado y en el caso Wood había intención de que su personaje pudiera dar para más, pero solamente se quedó en eso, una intención. A quien sí podemos apreciar mejor es a Angourie Rice como Cady Hero, Cravalho como Janis y Jaquel Spivey como Damian. Los tres logran un gran trabajo en su química, sin nada que envidarle a la versión del 2004, además, muestran un compromiso muy solido en lo musical. Spivey es el que mejores chistes tiene en la película, y no es para menos, tiene un carisma que ojalá se aprecie más en futuros proyectos.



Los elementos clásicos de la historia, como Tina Fey y Tim Meadows, son un saludable adorno para esta versión, cuyo concepto está para contarse siempre, de la forma que se pueda. A pesar de que no intenta ser la versión del 2004, ni superarla, las comparaciones serán inevitables. En ciertos elementos de la historia, hay cosas que pudieron abordarse mejor, personajes que se siente achicados sin mayor presencia cómica, así como tramas que se quedan cortas o cuya modernización será capaz de alienar a otros. Pero resulta fascinante cómo es que el legado se mantiene vivo mientras haya buenas ideas dentro.


Mean Girls (2024) resulta ser una modernización divertida y dinámica con la que también puedes vestir de rosa los miércoles y que se pueda revisitar cada tres de octubre. Con un elenco sólido y un apartado musical muy creativo, sin necesidad de superar algo insuperable, esta nueva versión no rompe las reglas y sí logra sentarse en la mesa junto con la versión original.

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