Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)
Adaptación turca de una cinta surcoreana homónima de 2013 que ha aprovechado esta cuarentena para posicionarse como el producto más visto de todo el catálogo de Netflix.
Memo (Aras Bulut Iynemli) es un hombre con discapacidad intelectual sumamente carismático y tierno. Él tiene una pequeña hija llamada Ova (Nisa Sofiya Aksongur), quien comparte la misma edad mental de su padre. Tras un lamentable y confuso evento, Memo es llevado injustamente a la cárcel, hecho que lo hace separarse de su amada hija.
Es un hecho que una película no es un platillo, pero ‘Milagro en la celda 7’ es la muestra clara de que en el cine también se puede seguir una receta para obtener un resultado probado. Lo que el director Mehmet Ada Öztekin hace en este film es utilizar un sinfín de recursos dramáticos, tanto narrativos como visuales, con la intención de provocar la lagrima fácil del espectador promedio ¿Lo consigue? Sí, y con creces, esta cinta sirve de manera perfecta para definir a un producto lacrimógeno, pero hacer llorar a buena parte de su audiencia no convierte a un film en una obra de calidad.
El primer elemento utilizado por este director para empatizar con su público son sus protagonistas. El film inicia con imágenes de Ova, la hija, una niña que sin decir una palabra resulta adorable para cualquiera que la vea debido a sus rasgos físicos, principalmente unos grandes ojos y una inocente sonrisa capaces de provocar ternura y un sentimiento que obliga a su protección, algo parecido al sentimiento que nos hace sentir la necesidad de abrazar a los recién nacidos. Inmediatamente después aparece en escena su padre, Memo, un hombre cuya discapacidad intelectual lo convierte en un ser sumamente bondadoso pero también vulnerable. Entonces, sin conocer mucho sobre la historia de vida de este par, ya nos encontramos con un conjunto de bondad, ternura y vulnerabilidad, haciendo que el espectador sienta la necesidad de proteger a sus héroes casi por obligación y, por ende, quien llega a empatizar con esto puede sentirse hasta culpable si algo les llegará a pasar (y obviamente algo les llega a pasar).
Aunado a las características individuales de estos personajes nos encontramos con una relación padre-hija que raya en la perfección, cargada del ya mencionado elemento de la ternura donde todo en su propio mundo es color de rosa aunque el entorno que los rodea sea gris. Esta postura tan extremista donde ellos son almas buenas y el resto del mundo está podrido suma al sentimiento de protección y culpabilidad en torno a este par. Y si las relaciones paterno-filiales son un elemento que generalmente cala profundo en el espectador imagínense lo que provocan si se exponen de esta manera.
Superando el tema de los personajes nos encontramos con un guion al que se le notan los resortes, es decir, los momentos gratuitos con los que buscan conmover o hacer llorar. Muchas secuencias resultan ilógicas en un primer momento pero basta con esperar unos minutos para darse cuenta que dichas cosas están en el guion a manera de parche para poder justificar lo que pasa más adelante, lógicamente lo que tenemos después es una escena lacrimógena capaz de entristecerte de inmediato si es que has conectado con el film.
Pero esto no es todo, como si se tratara de una historia escrita por los guionistas de ‘La Rosa de Guadalupe’ el nivel de predictibilidad es increíble, la situación que mejor ejemplifica esto es una en la que, sin hacer spoilers, un par de personajes tienen toda una plática sobre un tema específico y uno de ellos dice que si esto pasara lo pondría muy triste ¿Y qué creen que pasa en la siguiente aparición de este personaje? Sí, pasa lo que dijo el personaje que lo pondría triste. Lo increíble es que apenas pasan unas cuantas escenas, como si la audiencia fuera estúpida y se le fuera a olvidar las cosas si no pasan inmediatamente.
Las actuaciones se podrían catalogar como algo ambivalente. Aras Bulut Iynemli lo hace bien interpretando al hombre con discapacidad, pero no es una actuación que valga la pena reconocer debido a que cae en el cliché de este tipo de personajes. La niña prácticamente no hace nada más que sonreír o abrazar a su papá por lo que no hay mucho que decir, ni positivo ni negativo. Las mejores actuaciones son las entregadas por los compañeros de celda de Memo, a contrario sensu tenemos a las autoridades quienes, en gran parte por culpa del guion, parecen caricaturas, totalmente malos, sin matices, sin fondo alguno.
Pero no todo es malo en esta película, la fotografía logra salir avante principalmente porque ayuda a que el director consiga los resultados deseados en cuanto al drama impreso a la historia, pero también porque en varias ocasiones nos regala escenas muy bellas en las que uno como espectador desearía silenciar la película y disfrutar únicamente de las imágenes.
A pesar de que a la película le sobran unos veinte o treinta minutos de metraje, otro punto positivo es que constantemente están pasando cosas, las escenas son cortas pero llenas de situaciones, no está cargada de diálogos y el ritmo es bastante acelerado, obviamente esto no aplica para los momentos dramáticos del film donde vemos al padre y a la hija viéndose durante varios segundos con un piano de fondo musical, algo que en vez de causar ternura provoca una sensación de desesperación. Esto de impregnarle un ritmo relativamente acelerado al film también es algo muy inteligente por parte de los involucrados en el film, y es que al tener como única finalidad el hacer llorar al público se olvidan de llenar con paja la historia para llenarlo de momentos dramáticos. Un recurso ridículo, sí, pero muy funcional para lo que pretenden.
En conclusión, ‘Milagro en la celda 7’ es la típica película dominguera en la que puedes estar en tu celular o dormirte un rato y aun así entenderle pero que robará la atención de cualquiera que ande un poco sensible en estos días de cuarentena, principalmente de la audiencia femenina. ¿Vale la pena? No, es un producto que utiliza todas las viejas mañas y recursos baratos para hacer llorar que ya vimos en ‘La Vida es Bella’, ‘Milagros Inesperados’, ‘Yo soy Sam’ y hasta en ‘No Se Aceptan Devoluciones’, pero, por lo que he visto en redes sociales, está logrando su cometido en el público mexicano. ¿Es una buena película? Para nada, es una cinta que no tiene calidad en prácticamente ninguno de sus rubros. Qué bueno que llegó a nosotros a través de Netflix y no tenemos que pagar un boleto para ver esto.
Por cierto, y como lo comenté al inicio, esta es la versión turca de una película surcoreana, la cual ya ha sido adaptada en Filipinas e Indonesia, por lo que es cuestión de tiempo para que la versión mexicana llegue a nuestros cines. ¿Quién interpretará a Memo? ¿Eugenio Derbez? ¿Omar Chaparro? ¿Vadhir Derbez? ¡Hagan sus apuestas!
Calificación: 4/10
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