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Foto del escritorOsvaldo Escalante

Napoleón: Problemas con el montaje

 

‘Napoleón’, la última epopeya histórica de Ridley Scott, nos sumerge en el fascinante mundo del líder francés, interpretado de manera magistral por Joaquin Phoenix. El director, conocido por su habilidad para capturar la grandeza y el horror de eventos históricos, demuestra una vez más su destreza al dirigir las impresionantes secuencias de batallas y al desplegar imágenes majestuosas que caracterizan sus obras anteriores como ‘Gladiador’ y ‘El Último Duelo’.



La película se adentra en el ascenso al poder de Napoleón Bonaparte y su compleja relación con la Emperatriz Josefina, interpretada con gracia por Vanessa Kirby. Scott logra transmitir el horror poético de la guerra, destacando no solo la estrategia militar, sino también el impacto devastador en la humanidad. La cinematografía y la dirección visual son puntos culminantes, sumergiendo al espectador en la grandiosidad y brutalidad de la época.

  

Sin embargo, a pesar de los logros visuales, la duración de la película plantea un desafío evidente. En casi tres horas (lo cual parecería ser suficiente), la trama se siente apresurada y cortada, lo que puede atribuirse a problemas de edición y a los considerables noventa minutos eliminados en la versión proyectada en cines (en Apple TV se estrenará el corte del director). Este aspecto plantea la pregunta crucial de si la versión del director podrá solucionar este problema o si la raíz del inconveniente reside en el guion mismo, lo cual sería muy problemático. Es evidente que la vida y obra del mítico militar francés necesita su tiempo para ser contada, por lo que debemos estar expectantes de si su principal problema fue generado por los estudios y distribuidoras, o el libreto de David Scarpa tampoco daba para más.

 

El ritmo acelerado puede afectar la profundidad de la narrativa y la conexión emocional con los personajes, lo que potencialmente resta impacto a momentos cruciales de la historia. Es evidente que hay una riqueza de material para explorar en la vida de Napoleón, y el desafío radica en equilibrar la narrativa de manera que abarque los aspectos más importantes sin sacrificar la coherencia y el desarrollo de los personajes.

 


Es por eso mismo que la película se siente como una enciclopedia, más que una historia o una narrativa. ¿A qué me refiero? Bueno, constantemente nos están bombardeando con fechas y momentos importantes de la vida de Napoleón, así como de la Revolución Francesa, mismas que funcionan para contextualizar al espectador, pero al mismo tiempo corta el ritmo y los constantes saltos de tiempo interrumpen y no logran concretar una conexión palpable entre las distintas secuencias. Probablemente sea parte del problema de edición con respecto al corte del director, pero verdaderamente pesa y le resta dramatismo a lo que sí está pasando en pantalla.

 

A pesar de este desafío, ‘Napoleón’ se destaca por sus interpretaciones, especialmente la de Joaquin Phoenix, que aporta profundidad y complejidad al icónico personaje histórico. La química entre Phoenix y Kirby agrega capas a la historia de amor y poder, ofreciendo momentos conmovedores y poderosos a pesar de las limitaciones temporales.

 

En conclusión, ‘Napoleón’ de Ridley Scott es una obra visualmente impactante que captura eficazmente la magnitud de un período histórico crucial. Sin embargo, la brevedad percibida podría disminuir el impacto emocional y narrativo. La espera del corte del director es crucial para determinar si estos problemas son inherentes al guion o simplemente una cuestión de edición. Independientemente, la película deja una impresión duradera y promete ser un viaje histórico que los amantes del género no querrán perderse.



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