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Foto del escritorAle Vega

NEVER RARELY SOMETIMES ALWAYS

Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)


El 2020 fue, dentro de la locura que representó para la humanidad, un año en el que el cine tuvo a bien reinventarse. Las productoras eligieron posponer sus estrenos más esperados, las salas redistribuyeron sus espacios, y los festivales cambiaron de sede para presentarse. Fue así que, gracias al caos creado por una pandemia, de pronto tuvimos a la mano la oportunidad de ver la selección de dichos eventos: cine curado proveniente de todas partes del mundo al alcance de un click.


En el caso de México, pudimos ver uno de los mejores compendios gracias al Festival de Cine de Los Cabos, que tuvo en su exhibición el tercer largometraje de la directora estadounidense Eliza Hittman, llamado ‘Never rarely sometimes always’. Esta cinta tiene como protagonista a Autumn Callahan (Sidney Flanigan), una joven de 17 años que está embarazada. Una vez que se entera de que en Pennsylvania, la ciudad donde habita, es necesario el permiso de los padres para llevar a cabo un aborto en las menores de edad, busca la manera de realizarlo en otro lado. Es así como, en compañía de su prima y única confidente Skylar (Talia Ryder), Autumn se trasladará a New York a realizar este complicado procedimiento.

La película, filmada al estilo cinema verité, es una mezcla de géneros como el road trip y el coming of age, combinación que le da frescura a un tema claramente rocoso. Si bien en la actualidad la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo ya es una realidad y cada vez está más a la mano de las mujeres, la realidad es que aún es algo que sólo puede suceder con relativa facilidad si se tienen los medios y privilegios. A través de la travesía de Autumn entendemos por qué elige dejar fuera de la decisión a su familia, la imposibilidad de tener un proceso digno debido a la falta de dinero, los prejuicios a los que se enfrenta al mostrar su caso a una doctora de mente cerrada y lo raro que resulta que las adolescentes tengan tan pocas herramientas para hablar sobre el tema. Sidney Flanigan, quien se luce absolutamente a pesar de que esta es su primera vez en la actuación, demuestra en su silencio el miedo de una muchacha que no sabe a ciencia cierta qué tiene qué hacer, la ira de encontrarse en una situación que aborrece y la hace sentirse señalada, y encuentra un poco de apertura y consuelo en su compañera de viaje: una chica que la comprende sin necesidad de conversaciones ni de preguntar o cuestionar nada, dando un valioso ejemplo de sororidad.


Uno de los detalles que logran que ‘Never rarely sometimes always’ sea una película íntima y honesta, fue que la directora acertó en pedirle a Kelly Chapman, quien no es actriz, que saliera en la cinta como trabajadora social, ya que esa había sido su profesión en la vida real. Esto le dio a la escena más importante un momento de confianza que resulta brutal y catártico en su belleza: Enlista preguntas esenciales -que los hombres jamás tendrán que responder-, y en la crudeza de éstas reside el espíritu del filme. Al final, no se trata sólo de un tema de salud sexual, el bienestar y la seguridad de las mujeres también se encuentra en juego constantemente, y la mayoría de las veces se necesita alguien que realmente escuche para identificar y sacar a la luz lo que probablemente ellas mismas hayan ignorado.

En ‘Never rarely sometimes always”, el género masculino existe sólo lo necesario para retratar lo que dos chicas comunes tienen que sufrir a diario: utilizan palabras despectivas para referirse a las mujeres, las ven como objetos y las acosan, y creen tener el derecho de insistir hasta hostigar. Ninguna de las dos puede bajar la guardia, y todas estas escenas son dolorosas porque se sienten cotidianas. Aunada a esta pesadez, Autumn y Skylar llevan consigo durante la mayor parte de la película una maleta estorbosa, que nos representa a la perfección la carga emocional que tienen que soportar. Y esa carga, que muchas veces se torna casi insoportable, se aligera mágicamente cuando hay una amiga al lado nuestro: una mano que agarre fuerte la nuestra.

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