Cinta surcoreana que al momento en el que escribo esta crítica ha ganado 97 premios alrededor del mundo, incluyendo la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
‘Parasite’ (‘Parásitos’) nos cuenta la historia de una familia surcoreana de clase baja que pasa sus días robándose el Wi-Fi de los vecinos y armando cajas de pizza para ganar un poco de dinero. Su vida cambia por completo cuando uno de sus integrantes es contratado como maestro particular de inglés por una familia de clase alta, provocando que el resto de los integrantes comiencen a idear un plan para adentrarse en la casa de esta adinerada familia hasta terminar parasitándolos.
Resulta difícil imaginar que el mismo cineasta que hace un par de años nos trajo la polémica pero malograda ‘Okja’ ahora sea el responsable de la película más importante del 2019, incluso por encima de films como ‘The Irishman’ de Scorsese, ‘Once Upon a Time…in Hollywood’ de Tarantino o ‘Joker’ de Todd Phillips. ¿Qué es lo que ha convertido a ‘Parasite’ en la cinta extranjera más taquillera del en Estados Unidos? ¿Qué tiene este cinta que la ha hecho protagonista de todas las entregas de premios hasta el momento? ¿Por qué ha logrado maravillar de igual manera a la crítica que al público en general?
Lo primero que hay que reconocer de este film es su extraordinario guion. La mezcla de géneros expuesta aquí es fantástica y da la sensación de que estamos viendo un producto nunca antes visto. Y es que no es fácil crear un relato que comience como una comedia negra pero que a la mitad del camino se transforme en un thriller y que jamás abandone ni el drama ni la crítica social, además de lograr su cometido en cada uno de estos géneros al hacerte sentir culpable mientras te ríes como buena comedia negra, al ponerte nervioso como buen thriller y al mostrarte sin temor las diferencias entre clases sociales como buena película de crítica social. Pero no solo es la magnífica forma en la que los guionistas nos llevan de un género a otro, también es la habilidad para hacer que la película no pierda su tono por más cambios de trama que haya, en ningún momento da la impresión de estar viendo productos diferentes, más bien estamos ante un film que intenta, y consigue, serlo todo.
También nos muestra una imagen poco explorada de las distintas clases sociales, sobre todo para nuestro país donde el cine y la televisión, desde los tiempos de Pedro Infante, nos ha dicho que la clase socioeconómica baja está conformada por personas trabajadoras y humildes, que por supuesto que las hay, pero en la vida no todo es blanco ni todo es negro y también existen muchas personas de pocos recursos que tampoco hacen mucho por salir de la pobreza, que no valoran los trabajos que tienen y que esperan que el dinero les llegue del cielo mientras roban el Wi-Fi del vecino. Y precisamente este tipo de gente es la que está retratada en esta película como la clase baja, no por nada el título de la cinta hace alusión a los parásitos, esos organismos que no se pueden valer por sí mismos y que necesitan aprovecharse de otros para sobrevivir.
En la otra cara de la moneda tenemos a la clase alta, que volviendo al tema de los clichés en las clases sociales, normalmente son expuestos como gente llena de avaricia y sin escrúpulos. Pero en esta cinta es diferente, el padre de esta familia es un hombre trabajador y honesto, la madre ama a sus hijos y se preocupa por ellos y los hijos son buenos chicos. En pocas palabras son personas a las que no deseas que les vaya mal, provocando que como espectador no justifiques que estén siendo parasitados por la otra familia.
Por supuesto también hay virtudes y defectos para cada familia en esta exploración de clases. Bong Joon Ho reduce sus espacios cuando nos muestra a la familia de clase baja y los amplia cuando nos muestra a su contraparte, el mensaje con esto es claro, mostrar como muchas veces el dinero, las grandes casas, el acceso a mayores aparatos electrónicos o simplemente la mayor carga de actividades aleja a este tipo de familias los unos de los otros convirtiéndolos prácticamente en roomies. Así mismo el espacio en que Joon Ho mete a sus parásitos es una metáfora de lo insignificantes que resultan para la demás población y de lo oprimidos que están por el resto de las clases, sin dejar del lado que, aunque sea por necesidad, ellos sí están unidos.
Visualmente la película es muy poderosa, ya hablamos de lo que hace bien el director en cuanto a los espacios, pero también es espléndido el trabajo que hace para mantener el ritmo, para ofrecernos secuencias majestuosas, para controlar sus colores y su iluminación, para llenar su film de simbolismos y para hacer que sus actores funcionen a la perfección tanto individualmente como en conjunto. A un buen trabajo de dirección se suma una fotografía impecable, un modesto pero impecable diseño de producción y una banda sonora que te cautiva a cada minuto.
Quisiera seguir hablando más sobre esta excelente película pero mientras más cosas diga o más análisis realice de ella menos sorpresas habrá para quien la vaya a ver y creo que es una aventura en la que vale la pena adentrarse sin saber nada de ella.
¿Es una de las mejores películas del año? Sin duda. ¿Es una obra maestra? No. Le falta para llegar a tener esa etiqueta y además hay unos pequeños detalles en su desarrollo y en su final que la alejan de la perfección. Es debatible si se trata de la mejor película del año, lo que no es debatible es que por lo que ha logrado es la más importante del 2019. Sea como sea es un film que nadie se debe perder.
Calificación: 9/10
Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)
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