Por: David Cavazos (@DavidCav21)
Después de dos años sin una adaptación live-action de un clásico de Disney, la compañía del ratón vuelve a la carga con la reinvención de ‘Pinocho’, el clásico de 1940 que a su vez adaptó la obra de Carlo Collodi. Recordemos que este año tendremos dos versiones de este cuento: una es la animación stop motion que está por venir en otoño de la mano de Guillermo Del Toro para Netflix; y otra es la que vamos a comentar en esta ocasión, con Robert Zemeckis al mando y que replica en un 90% al segundo clásico animado en la historia de Disney. La trama ya está tan contada que no hay necesidad de darle sinopsis a esto, así que vayamos al grano, lo que ha hecho Zemeckis (si es que tuvo voz y voto para esto), es de lo más bajo que ha hecho en su carrera, aún tomando en cuenta que hace dos años entregó el pésimo remake de ‘Las Brujas’, y eso ya es decir mucho.
Usando nuevamente a Tom Hanks, ahora en el rol de Gepetto, Joseph Gordon-Levitt como Pepe Grillo y Kegan-Michael Key como el Honrado Juan, esta nueva versión de Pinocho no sabe si querer copiarle todo a su versión animada, convertirse en algo actual (porque las bromas que dan están desesperadamente enfocadas en las nuevas audiencias) o querer variar detalles a su historia. Además de unas referencias descaradas de otros clásicos de Disney, la película también aligera todo momento icónico y traumático para después darnos algo insípido.
‘Pinocchio’ de Robert Zemeckis es “bonita” pero sin alma, como lo son gran parte de los live-action de Disney. El cast está bien, el apartado visual es decente, la música de Alan Silvestri está en piloto automático, pero todo se siente tan apagado que no transmite mucha emoción. Es patético, pero esto no sorprende en lo absoluto, a Zemeckis ya lo perdimos desde hace rato y para prueba de esto está su mano en el guion en compañía de Chris Weitz, de hecho pareciera que no hay mano ahí. Cuando salió el tráiler, de lo primero que se quejaron fue de Cynthia Erivo como la Hada, pero déjenme decirles, ese es el menor de los problemas, la existencia de esta película ya es un problema por sí sólo.
La película toma unas decisiones muy extrañas para separarse de su grandiosa versión original. El 90% de esas decisiones no funcionan, pero lo más extraño es el final, no pensé que se fueran por ese camino y la verdad no sé qué pensar sobre ello, porque quizá podría ser una buena idea para darnos una enseñanza sobre la bondad y el valor de una persona sin importar su apariencia, pero también podría ser una decisión muy estúpida, a tal grado de no llegar a nada.
‘Pinocchio’ de Disney es, una vez más, una desalmada propuesta que ni suma ni resta en lo que la compañía del ratón ha ofrecido. Con una notoria calca de la versión de los 40, pero también con variaciones que terminan sin aportar a la mezcla, este nuevo niño de madera, por más bonito y real que se ve, no deja de ser hueco.
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