Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)
Hace ya unos cuántos meses tuve la oportunidad de ver SHIVA BABY en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, en la modalidad en línea, pero no fue hasta el pasado viernes 11 de junio que llegó a la plataforma de MUBI para toda Latinoamérica. Es por esto que he decidido compartir esta pequeña reseña sobre lo grandiosa que me parece esta cinta, la cual supone el debut en un largometraje para la cineasta Emma Seligman.
Sinopsis: En un funeral judío, acompañada de sus padres, una estudiante universitaria se encuentra con su amante, mucho mayor.
Vaya que fue una gratísima sorpresa.
A mí me suelen gustar mucho las películas que transcurren en una sola locación porque aquí es donde destaca un buen guion y una buena dirección; logrando que las acciones no se vuelvan repetitivas y aburridas. Pues bueno, Shiva Baby sí que lo logra. Cada tanto tiempo, la dirección opta por cambiar de cuartos, personajes secundarios, o simplemente darle un breve respiro al espectador; no en términos de la ansiedad que pueda generar la cinta (que para allá vamos), sino en el sentido de que se sienta diferente a lo que ya vimos. A pesar de ser una película bastante cortita, es el riesgo que se corre cuando filmas todo en una misma locación y con los mismos personajes.
La película logra una incomodidad tremenda. La cinta podría estar catalogada como una comedia: una comedia bastante incómoda. Pero lo interesante aquí es que se mezcla con un suspenso muy bien logrado, dándole un plus mucho mayor. En sí es comedia, pero la manera en que está contada le podría agregar ese género (a pesar de que en IMDb no lo tenga). A lo largo de la película nos metemos en situaciones hilarantes, pero a la misma vez tensas, donde no sabemos si queremos reírnos o huir del lugar por la pena ajena que estamos sintiendo tras los personajes. Ya sea porque la esposa del amante está en frente, o porque no quieres platicar con tu familia sobre tu futuro académico. La manera en que toda la película está filmada (con planos demasiado cerrados) da ese sentido de incomodidad, ansiedad y tensión al espectador.
Si bien la música es un tanto genérica, pues siempre vemos esta melodía en las películas de suspenso/terror, no me canso de ella, y menos cuando se efectúa de buena manera. Creo que el hecho de que todo salga de una premisa muy sencilla, hace que la conjugación de ambos géneros y la utilización de esta música de por resultado una película muy incómoda y llena de momentos en donde te suda hasta lo que no. El clásico tema con cuerdas de violín tocados al mero estilo “Psicósis”, de Alfred Hitchcock, ayuda a envolverte todavía más en una atmósfera que emana un aura tétrico.
Las actuaciones son brillantes. La protagonista es Rachel Sennott, pero en realidad todos lo hacen muy bien. Destaca muchísimo Rachel pues carga con la mayoría del tiempo en pantalla (si no es que todo) y logra dar una actuación en donde sentimos desesperación por su personaje y las acciones que vaya a tomar en los futuros minutos del metraje.
Pero además de ella, tenemos a Polly Draper, quien logra un impecable papel como la madre. La creciente discusión y diferencias entre ella y su hija –además acompañadas por Fred Melamed como el padre- da un juego muy interesante entre lo que da una y lo que recibe la otra. Ambas se complementan muy bien y le dan a esta familia disfuncional algo más de dónde estirar la cuerda.
Sumemos que la película no llega ni a los 80 minutos, lo que hace que tenga un ritmo increíble en donde en ningún momento quieres ponerle pausa a la película ni despegar la mirada del televisor. De verdad que la recomiendo muchísimo.
También es cierto que por momentos la fotografía juega con planos muy cerrados, sobre todo cuando la protagonista ya tiene algunos tragos encima (también se le agrega desenfoque en las esquinas del plano), por lo que da esa sensación de embriaguez, confusión y ansiedad. Porque sí, como ya he dicho a lo largo de esta reseña, la ansiedad está muy presente aquí.
Todo se combina de excelente manera para darle al espectador 77 minutos de pura adrenalina, ansiedad, incomodidad, y desesperación. Cuando Danielle sale de la casa para tomar aire, lo mismo hice yo. Sentí como un gran alivio que se haya tomado unos cuantos segundos para pensar bien las cosas, antes de que todo se le viniera encima.
Nada más quiero cerrar con una pregunta: ¿QUIÉN CARAJOS CARGA A LOS BEBÉS DE ESA MANERA? Neta, me cuesta pensar que una persona cargue a los niños así, no me importa si eres niñera o no. Yo no soy un cuidador de niños y aun así me desesperé mucho porque pensaba que se les iba a caer el pobre niño.
P. S. Si hay gente a su alrededor al principio de la película, procuren tener un volumen bajo (sólo durante los primeros minutos).
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