La propiedad de las Tortugas Ninja es una con lo que no crecí lo suficiente. En mi niñez nunca vi las películas de los 90, recuerdo a medias la serie animada de los 80’s, pude ver la película animada del 2007 en su tiempo y, lastimosamente, la entrega producida por Michael Bay en 2014. A pesar de que soy un poco lejano a estos proyectos, encuentro en Leonardo, Michelangelo, Raphael y Donatello a unos personajes icónicos de la cultura pop muy queridos por todos. Con cada producción fílmica y televisiva que han lanzado de estos personajes nacientes de los cómics, se ha remarcado lo vigentes que son, no solamente en los niños, sino también en los adultos. Una de esas personas es Seth Rogen, el actor y director ya ha sido responsable de adaptaciones como Preacher y The Boys, así que, bajo el cargo de su productora Point Grey y de la mano de su eterno compañero Evan Goldberg, se embarcan (con Rogen como productor, guionista y actor en este proyecto) en llevar a las tortugas ninja una vez más a la gran pantalla en una nueva propuesta del cine animado.
Todos conocemos la historia clásica sobre cómo un pequeño grupo de tortuguitas de alcantarilla se meten en una sustancia radioactiva (el ooze) que se le escapa al científico Baxter Stockman. Esas tortuguitas (y la rata Splinter) reaccionan a la sustancia y se convierten en las tortugas ninja mutantes adolescentes. A sus quince años, Mikey, Leo, Raph y Donnie solamente salen al mundo exterior para hacer las compras para su papá Splinter. Los muchachos se sienten infelices bajo las sombras mientras que el mundo de los humanos les causa mucha curiosidad, pero temen que los humanos no los acepten y los tomen como monstruos. Pero con una amenaza tan latente como lo es Superfly y con la ayuda de la única humana que los acepta, April O’Neil, las tortugas descubrirán de lo que están hechos, comenzando su primera aventura como los protectores de la ciudad de Nueva York para evitar un caos mutante.
Con la dirección de Jeff Rowe (The Mitchells vs The Machines) y con el guion de Rogen y Goldberg, Tortugas Ninja: Caos Mutante se convierte en la mejor película de estos personajes que alguna vez hayamos visto. Resulta ser toda una sorpresa para los adultos, enteramente disfrutable para los adolescentes y algo muy vistoso para los niños. Esto se debe al factor de que finalmente vemos a las Tortugas Ninja como deberían ser representados realmente: como adolescentes.
En su elenco juvenil y fresco, en su actitud y en su personalidad, vemos a Raph, Donnie, Leo y Mikey como unos niños ávidos de la pizza, pero con tiempo para las cosas que a cualquier adolescente le puede interesar. No nos vayamos tan lejos, Donnie es un fan del animé como Attack on Titan y del K-Pop, por ahí se le escapa cantar Butter de BTS. Mikey es fan del universo cinematográfico de Marvel, Raph le encanta hacer relajo y Leo funge el rol de ser el más centrado y obediente. En propuestas pasadas sentíamos que los cuatro hermanos tenían la misma personalidad y que solamente cambiaba el color del antifaz, pero con Mutant Mayhem se impregna más el encanto de cada uno, con el fin de hacerlos más relacionables con el público. También se destaca a Splinter (con la voz de Jackie Chan), quien toma una gran representación de la figura paterna con las tortugas y que también vemos algo de aprendizaje con él.
También es refrescante que esta vez no tengamos de villano a Destructor ni al Clan del Pie, en esta ocasión contamos con Superfly de villano, interpretado de manera espectacular por Ice Cube. Esta mosca mutante goza no solamente de buenos diálogos, sino también de momentos muy buenos. Aunque su plan no deja de ser el de un típico villano, la motivación es interesante y es el punto detonante para el tema de la película: la aceptación y el sentido de pertenencia. De ese tópico tampoco se escapa April O’Neil (interpretada por Ayo Edebiri, a quien vimos en The Bear), quien también se vuelve una representación fresca y más entrañable del personaje, uno que realmente se conecta tanto con las tortugas como con el público. A partir de ahí desfila un gran reparto de voces conformado por Maya Rudolph, Seth Rogen, John Cena, Rose Byrne, Paul Rudd y Post Malone, donde todos tienen su momento. Este punto es disfrutable tanto en su idioma original como en su tropicalizado doblaje al español.
Aunque la inspiración de la animación viene desde Spider-Man: Into the Spider-Verse, Jeff Rowe usa lo aprendido con The Mitchells vs The Machines para inyectarle estilo propio y usar técnicas llamativas de la animación como el sobre dibujado de los entornos, de las luces y lo pintoresco de los humanos con lo agradable de las tortugas, lo que la convierte en una experiencia muy divertida y dinámica de ver, compaginado con una banda sonora bien hecha por parte de Trent Reznor y Atticus Ross junto con una selección muy divertida de canciones que adjuntan todo el estilo urbano. Es una producción totalmente frenética, sin tiempos muertos y que divierte con su chispa de humor e inventiva.
No hay que olvidar lo repleta de corazón que está la película. Posee un tema sobre la aceptación al mundo por como son y lo que representan que deja en ridículo toda clase de polémica por el aspecto de April. Se vuelve un tema personal, tanto para April como para las mismas tortugas, el cómo viven en las sombras de su mismo entorno, siendo juzgados y tomados de la peor forma. Fue un ingrediente perfecto para una historia de las tortugas ninja, que sea una introducción digna para las nuevas generaciones, donde nos plasman que no importa el aspecto, sino lo que aportan nuestras acciones hacia los demás.
Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem es tan divertida como dinámica, con un apartado técnico deslumbrante, una espectacular representación de las tortugas ninja y que apunta a un futuro donde se espera que den más calidad. Aunque su historia no sea nada del otro mundo, su impecable estructura garantizará momentos dignos para disfrutarlos con una pizza y gritar Cowabunga de la emoción. Aquí hay mucho caos mutante, pero también mucho corazón.
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