top of page
Foto del escritorFreddie Montes

The Boys in the Band: ¿Teatro transformado en cine o cine hecho teatro?

Por: Freddie Montes (@FreddieMontes)


Segunda adaptación cinematográfica de la famosa y revolucionaria obra homónima de Mart Crowley presentada, por primera vez, en 1968.


Finales de los años 60 en Nueva York. Un grupo de amigos homosexuales se reúnen en un departamento para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. La velada transcurre con normalidad, entre música y copas, hasta que un prostituto y un amigo heterosexual del anfitrión aparecen de improviso.

Era 1968 cuando un treintañero llamado Mart Crowley, que en ese entonces trabajaba como asistente de la estrella hollywoodense Natalia Wood, presentó en el circuito off-Broadway la obra que, quizá sin saberlo, revolucionaría la industria teatral para siempre: ‘The Boys in the Band’. Y es que en un mundo que no estaba dispuesto a aceptar a la comunidad gay, Crowley los puso en escena, no para juzgarlos ni enaltecerlos, simplemente para mostrarlos de manera natural, sí en su escondite, pero llenos de errores y virtudes, en otras palabras, los mostró como personas iguales al resto.


Desde entonces, y debido a su gran éxito, la obra de Crowley ha sido adaptada en varias ocasiones. William Friedkin fue el primero en llevarla a los cines tan solo un par de años después de su estreno. En México llegó en 1974 de la mano de la activista Nancy Cárdenas y actualmente se presenta en la Ciudad de México, aunque por el momento está en pausa por la pandemia, bajo la dirección de Pilar Boliver y con el gran Horacio Villalobos como productor y protagonista.


Fue en 2018 cuando, para celebrar el 50 aniversario de esta producción, Ryan Murphy reestreno la obra en Broadway, con Joe Mantello como director, con tanto éxito (Premio Tony incluido) que se decidió realizar una nueva adaptación cinematográfica, ahora para Netflix, repitiendo la formula productor-director y con el mismo elenco que se presentó en teatro. Por supuesto Crowley participó como guionista de esta nueva adaptación, aunque lamentablemente no pudo ver el estreno de esta cinta ya que el pasado 7 de marzo partió de este mundo.

Llevar al cine una obra de teatro es, sino complicado, por lo menos riesgoso. Debido a la esencia propia de la narrativa teatral es fácil que un director caiga en lo más cómodo, hacer una obra grabada, es decir, simplemente poner la cámara y dejar que los actores y las cosas pasen frente a ella. Por fortuna, y también para sorpresa de quien les escribe, Joe Mantello dota a esta adaptación de todos los elementos cinematográficos necesarios para crear un producto atractivo para la pantalla. Más allá de la correcta utilización de los flashbacks, Mantello juega con sus ángulos de cámara y sus tipos de plano para darle una agilidad que se siente natural a una historia de dos horas que se desarrolla, en su gran mayoría, dentro de cuatro paredes.


Por supuesto que el mérito no es exclusivo del director, el guion también le suma muchísimo al resultado de este filme. Constantemente se están generando emociones a través de los diálogos, provocando que incluso en la segunda mitad del metraje, en la que todo gira en torno a un simple juego, cada interacción sea realmente poderosa. Pero el mayor acierto narrativo de ‘The Boys in the Band’ es su construcción de personajes, cada uno distinto al otro pero tan dotados de alma que te invitan a empatizar con ellos. Y es que todos los participantes de esta fiesta son tan humanos que tienen momentos en los que logras amarlos y momentos en los que realmente puedes odiarlos.

A lo dicho anteriormente se suma un espléndido ensamble de actores abiertamente gais. La cabeza del grupo es Jim Parsons, uno de los encargados, junto a Brian Hutchison y Tuc Watkins, de la parte más dramática, durante el filme somos testigos de su desconstrucción, lo vemos pasar del ánimo total a la frustración desmedida. Matt Bomer y Andrew Rannells aparecen como los galanes de la historia con el plus de no caer en los clichés. Mientras que la parte más extravagante corre a cargo de Zachary Quinto y Robin de Jesus, quienes son muy cuidadosos de no pisar los terrenos de la sobreactuación. El único “pero” en este rubro es que hay momentos donde sus actuaciones están una raya arriba del límite, comprensible tomando en cuenta que migraron del teatro a la pantalla, pero que el director también venga de Broadway y su última película dirigida sea de 1997 impiden que exista una voz dentro del set que le baje un poquito a la revoluciones.


Este trio de elementos, dirección, guion y actuaciones, provocan que el espectador se sienta como un invitado más de esta fiesta.

El punto débil de ‘The Boys in the Band’ es su edición. Está claro que los movimientos de cámara son necesarios para generar un ambiente alejado de lo teatral, pero el exceso de cortes para enfocar a distintos personajes en menos de un minuto no solo representan un recurso muy barato sino que resultan antiestéticos y cansados para el ojo del espectador. Hay algunas secuencias que parecen homenajear a aquel famoso clip de la película ‘Bohemian Rhapsody’ que se hizo viral en redes para mofarse de su triunfo a “mejor edición” en los Premios Oscar del 2019.


Por último, reconocer el diseño de arte de esta cinta. Visualmente logra adentrarnos en una especie de cuento de hadas moderno, entendiendo por moderno al año 1968. Los vestuarios son fantásticos, los escenarios son atractivos y los colores completamente llamativos.

En resumen, ‘The Boys in the Band’ está lejos de ser una obra cinematográfica impecable, pero es bastante correcta en cuanto a calidad se refiere, por lo que logra estar por encima del promedio de las producciones estrenadas en lo que va del 2020. Cuenta con un gran guion, una dirección cumplidora, un valioso trabajo en el diseño artístico y actores que en la mayor parte de sus intervenciones hacen gala de su talento. Lástima por el paupérrimo montaje que le resta bastante al producto final. Sea como sea, todos los involucrados hicieron lo que tenían que hacer: teatro transformado en cine, no cayeron en la fácil de convertir un producto cinematográfico en una obra de teatro.


Por cierto, la película viene acompañada de un corto documental que vale mucho la pena para conocer un poco más sobre el gran personaje que fue Mart Crowley, el hombre que abrió la conversación, el hombre que no tuvo miedo a mostrar, el hombre que nunca se avergonzó de ser un chico de la banda.

117 visualizaciones1 comentario

1 Kommentar


fadi chade
fadi chade
21. Okt. 2020

¡Excelente post! Y sin saber tristemente de la existencia de"The boys in the band" anteriormente, luego de ver está adaptación en Netflix, me volvió loca la trama, me gustaría leer el guión teatral y hasta verla.

Por cierto... Al final dice que la película viene acompañada de un corto documental, ¿donde podré verlo?

Gefällt mir
bottom of page