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Foto del escritorDavid Cavazos

The First Slam Dunk: Una espectacular encestada del cine deportivo


Uno de los descubrimientos más gratos que he tenido en este año es la serie animé de nombre Slam Dunk. Estrenada en 1993, con 101 capítulos, cuatro especiales en su haber y tomando como base el manga de Takehiko Inoue, nos narra la historia de Hanamichi Sakuragi, un pandillero y estudiante de preparatoria que se enamora de una de sus compañeras de nombre Haruko. Con el afán de impresionarla, alardea que es un gran basquetbolista, aunque en realidad no sabe nada de este deporte. A partir de ahí, nos muestran la historia de un novato engreído que poco a poco aprende todo lo relacionado al basquetbol.


Este animé terminó en 1996 de manera inconclusa, justo cuando el equipo de la preparatoria Shohoku se encaminaba al campeonato nacional. Tuvieron que pasar más de 25 años para que todos aquellos fanáticos de la serie pudieran volver a ver a Sakuragi, Rukawa, Akagi, Mitsui y Ryota en la que es la ópera prima de Inoue, quien se encargará de trasladar a la gran pantalla la historia que marcó a toda una generación, pero de una forma distinta.



En The First Slam Dunk nos situamos en el enfrentamiento entre el equipo de Shohoku y el equipo de Sannoh en el campeonato nacional, en uno de los partidos de basquetbol más cardiacos que encontrarás en la gran pantalla. Pero al mismo tiempo conocemos más a fondo la historia de uno de los integrantes del equipo: Ryota Miyagi. Tras la muerte de su hermano, Ryota ha encontrado su refugio en el basquetbol desde pequeño, aunque le ha arraigado varios problemas en su familia y la escuela. El momento más decisivo del equipo se intercala con una historia emocional que se siente atinada para regresar después de más de dos décadas. Galardonada en la Japan Academy Film Prizes como la mejor película de animación y ostentando actualmente el quinto lugar de las películas animé mas taquilleras de la historia, The First Slam Dunk hace un triunfal espectáculo en la gran pantalla, brillando en cualquier apartado posible.


Para los fanáticos del animé y del manga de Inoue, notaran que la esencia de sus personajes y de su estilo no se pierde, al mismo tiempo que aumenta la dinámica en su forma de contar la historia con tal de que se vuelva más atrapante. Pero para los que no conocen a estos personajes y toda la historia que conlleva, no hay de qué preocuparse, la película utiliza a Ryota Miyagi de protagonista en esta ocasión para que nos cuente su historia, lo que resulta en un movimiento bastante atinado porque hay muchas películas anime de grandes franquicias que no se ubican dentro de su respectiva historia, confundiendo al espectador. The First Slam Dunk es realmente el final de la historia que Inoue creó, pero armada de tal forma que no lo parezca y que no haya algo que nos deje en duda.



Uno de sus grandes atractivos es la animación, Inoue lleva más allá las páginas del manga y lo visto por el animé para deleitar con una animación 3DCG que plasma el 2D con texturas que mezcla lo estilizado y lo hiperrealista. La piel de los personajes, su ropa, la cancha y cada jugada se siente vibrante, abandonando lo estático del anime para brindar una verdadera experiencia deportiva en la gran pantalla. Desde ese apartado, la atención ya está plenamente capturada. A ello se le agrega un impecable trabajo en el sonido para sentir que realmente estamos en un partido de basquetbol, desde el rechino de los tenis, el rebote del balón, los coreos de la multitud, todo compagina de forma espectacular que te permita verlo en el cine. En cuestiones de experiencia cinematográfica, es una de las más completas, porque el partido es tan emocionante e intrigante hasta sus últimos segundos que hasta los que no son fanáticos puedan emocionarse genuinamente. Cabe destacar el gran trabajo de doblaje donde se aprecia a René García regresando como Hanamichi, Sergio Bonilla como Rukawa y el resto del elenco al que no hay nada que envidiarles respecto a sus versiones anteriores, como Oscar Flores como Mitsui y Ferso Velazquez como Ryota.


Aunque el personaje principal de la película deja de ser Hanamichi para enfocarse en Ryota, cada uno de los miembros del equipo de Shohoku tienen su respectivo momento de brillar. El talentoso (según él) Sakuragi sigue haciendo de las suyas, no solamente en la tensión deportiva, sino como un perfecto relieve cómico para aligerar los momentos intrigantes, su esencia no ha cambiado. Rukawa tiene una presencia deslumbrante en sus jugadas, al igual que el Capitán (Gorila) Akagi, el jugador de los tiros de tres puntos Mitsui no se queda atrás. Aunque ya los conocemos en el animé, la película vuelve a repuntar en las motivaciones de cada uno para que el espectador los entienda y los acompañe en su lucha por ser campeones. Pero el peso dramático y emocional se lo lleva Ryota, podría ser algo chocante que se interrumpa la tensión del partido con la historia del miembro más veloz del equipo, pues se intercala a lo largo de sus dos horas de duración. Al final es un recurso necesario, porque Inoue sigue desbordando un amor total por esta historia y sus personajes. Siendo su ópera prima, no solamente se preocupa por la experiencia cinematográfica, sino por dar una historia emotiva sobre las luchas personales.


Slam Dunk siempre ha sido una historia sobre superarse a sí mismo, así lo vimos con Hanamichi al practicar desde lo más básico hasta hacer una clavada. Pero con Ryota se sienten más los obstáculos y las razones para rendirse. Con una contundente frase nos remarcan el mensaje de la película: si te rindes, el juego se acaba, aunque sigas jugando. Se vuelve una película inspiradora para las nuevas audiencias, mientras que los fans podrán sentir una calidez entre la dinámica de cada uno de estos personajes y cómo estas interacciones tienen un propósito, ser fuertes pase lo que pase.



The First Slam Dunk se convierte en toda una proeza del cine deportivo, siendo una de las experiencias más completas en una sala de cine, tanto en el apartado visual como en el apartado de guion. Te guste o no el deporte, te engancha inmediatamente. Sin necesidad de que hayas visto el animé se vuelve entrañable. Un partido de basquetbol jamás se había sentido tan épico de ver en la gran pantalla. Nos viene a recordar que el cine es un cúmulo de emociones y esta película te dejará con el corazón latiendo al ritmo del rebote de un balón.

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