Por: Ale Vega (@PATHGRETEL)
Aunque el eterno debate acerca de si la maldad es intrínseca del ser humano o una adquisición tardía ha sido tema central en un sinfín de largometrajes, el aplicarlo en niños le otorga un añadido de interés y morbo. Debido a que suelen representarse como entes impolutos – e incluso como víctimas en ocasiones-, hallar cintas en las que no lo sean se vuelve refrescante. Así es como películas populares de la talla de ‘Children of the Corn’ (1984) o ‘The Good Son’ (1993), y algunas menos exploradas como ‘Goodnight Mommy’ (2014) y ‘Kid Thing’ (2012) atrapan a la audiencia con su premisa: lo que se oculta detrás de la ingenuidad es mucho más macabro de lo que alcanzamos a apreciar.
‘The Innocents’ (‘Juegos Inocentes’ o ‘De Uskyldige’ en su idioma original) está protagonizada por Ida (Rakel Lenora Fløttum), una niña de nueve años que recién se mudó por el cambio de trabajo de su padre. Explora los alrededores de su nuevo vecindario mientras cuida a su hermana Anna (Alva Brynsmo Ramstad), quien no puede valerse por sí misma. A partir de que encuentra a un peculiar chico llamado Ben (Sam Ashraf) y a la tierna Aisha (Mina Yasmin Bremseth), se formarán vínculos en los que los cuatro descubrirán que hay en ellos fuerzas que no comprenden del todo, pero que están dispuestos a probar… para bien y para mal.
Aunque la premisa de ‘The Innocents’ podría evocar al cine de superhéroes o de ciencia ficción, su director, el noruego Eskil Vogt, finca la esencia de su relato en el terror. Después de habernos demostrado su interés por el tópico en la coescritura de ‘Thelma’ (Joachim Trier, 2017), Vogt retoma lo extraordinario para describir la ambigüedad del comportamiento en una edad en la que se va dilucidando qué es correcto y qué es perverso, y donde los hijos suelen tantear límites, viendo cuánto más son capaces de estirar los códigos morales. Los cuatro personajes principales encarnan distintos tipos de conducta, que van de extremos a grises, y donde la ira, la curiosidad y la empatía se vuelven móviles primarios.
Al caminar por la fina línea de lo sobrenatural, donde siempre se corre el peligro de caer en lo absurdo o lo inadmisible, el cineasta mantiene el tono gracias a un excelente elenco y una construcción bien estructurada. Rakel Lenora Fløttum permite que la sigamos en momentos de soledad, de molestia, de envidia y miedo, siendo la que más altibajos posee en su papel. Alva Brynsmo Ramstad presenta los momentos más opresivos, dado que su agudo autismo no verbal impide que sepamos algo de su sentir - físico o emocional -, transmitiéndonos angustia constante. Acompañadas por una Mina Yasmin Bremseth encantadora y un chocante Sam Ashraf, consiguen que los adultos de la cinta salgan sobrando. Su continua reticencia a escuchar a los menores (como pasa frecuentemente en la vida real) los deja de lado, como gente poco o nada útil.
De la misma manera, la delicadeza en la filmación de ‘The Innocents’ puede notarse en la cinematografía de Sturla Brandth Grøvlen, quien enmarca el complejo habitacional (que funge como único escenario) en una bruma que compagina con el desconcierto. Juega también con las tomas de cabeza para desubicarnos, y aquellos edificios que conforman el entorno se muestran altísimos e interminables, logrando que los veamos descomunales, percibiéndolos a través de la mirada de un infante.
Estrenada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cine de Cannes del 2021, ‘The Innocents’ es una exploración aterradora de la conducta humana, por lo fácil que es dirigirla hacia la crueldad. Cuando uno piensa en la magia, como la lectura de pensamiento o la telequinesis, damos por hecho que la narrativa de ésta se inclinará a lo cabal… ¿Qué pasa entonces cuando se elige la violencia? ¿Cómo dimensionar las aristas oscuras de cada individuo? En la vulnerabilidad propia de la edad está el discernimiento, pero tras la máscara de la inocencia se esconde, sin duda, cierto grado de brutalidad.
Comments