Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)
¿Y dónde está “la película más terrorífica de la década”?
A ver, para ser completamente honesto, esta no es una película que tuviera demasiadas ganas de ver. Evidentemente tenía curiosidad por ver lo que mucha gente en TikTok y Facebook estaba llamando como “la película que se vio con luces prendidas en una sala de cine” y todas esas cosas, pero eso es algo que siempre hay que tomarse con muchas pinzas. Por lo general, cuando salen opiniones tan extremistas (sean positivas o negativas), las expectativas no terminan por cumplirse ni en un mínimo. Y de igual manera, entrando a ver esta película de la manera más escéptica posible, me pareció insufrible y aburridísima.
Algo que es muy personal y por lo que también iba ya muy predispuesto a que no me gustara es la premisa. Por supuesto que hay excepciones (como hace poco Maligno, de James Wan), pero normalmente no me suelen gustar las películas de terror que van sobre posesiones, fantasmas y todo ese tipo de cosas. Simplemente es un terror que no me llama la atención ni me asusta. Las historias suelen ser las mismas, pero con ciertos elementos que las distingan como, en esta ocasión, la cultura tailandesa.
Eso probablemente sea de lo poco que me llamó la atención de esta cinta: su primer acto. La manera en que van construyendo la historia a través de un falso documental, con entrevistas y un poco de contexto sobre estos dioses y la cultura que envuelve la región, me pareció destacable. Durante estos primeros minutos del metraje sí estaba funcionando la narración en falso documental, sobre todo porque es el momento para llenar al espectador de información que podrán utilizar en un futuro.
Lamentablemente, el efecto shaky-cam junto con la narrativa documental termina por convertirse en un recurso que, por lo menos en mi caso, me pareció cansino. Sobre todo porque llega un momento donde ya tenemos el contexto suficiente para ahora sí adentrarnos en las posesiones o en las escenas de terror, pero el ritmo se corta demasiado por introducir unas cuantas entrevistas más, siendo completamente innecesario para relatarnos lo que ya estamos viendo en pantalla.
En mi opinión, el terror es algo que puede llegar a ser muy subjetivo. Como ya les comenté al inicio de esta reseña, el tipo de terror que presenta The Medium no es el que a mí me atrapa. Por lo tanto, puedo dejar pasar que no haya habido ningún momento de la película que me causara ni una pizca de susto o siquiera suspenso. Por supuesto que en una película de terror, si no pasa eso, significa una mala experiencia en mi visionado, pero, como digo, no lo tomaré como algo meramente negativo.
Lo que sí me parece negativo es la estructura de la misma película. Ya hablé sobre cómo la dirección y la fotografía no me pareció la más adecuada en ciertas ocasiones, pero creo que lo que menos me gustó fue el guion. Percibo demasiada inconsistencia en esta historia y en cómo está contada, que termina por volverse en dos horas y cuarto que se sienten larguísimas, como si nunca fuera a terminar. Los cambios entre actos son tan repentinos que pareciera que le faltara metraje en la transición de cada uno de estos actos. Cortan demasiado el ritmo y lo vuelven muy pesado.
Por momentos me perdía en la trama y no creo que fuera por falta de atención, sino por cómo todo está escrito. La manera en la que llegamos al clímax me parece muy abrupta. Sí, eso probablemente sea lo mejor que la película tiene por presentar; el clímax y el cómo utilizan la luz verde para poder hacer más explícitas ciertas escenas pero, la manera en la que llegamos a esto, no le encuentro conexión. Es como si de un momento a otro me hubiese perdido completamente en el hilo conductor de la historia para soltar completamente lo terrorífico que tiene la cinta. De la misma manera, el final no lo capté. No porque sea complejo, sino por todo lo contrario; es tan sencillo que la manera en que termina me parece absurda.
En conclusión, The Medium no es, ni de lejos, una película que yo recomendaría. Tal vez si eres fanático de este tipo de terror te pueda gustar más que a mí, pero yo no encontré practicamente ninguna virtud para considerarla una buena película, ni siquiera decente.
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