Fue en el año 2008 que el cineasta texano Bryan Bertino exhibió al mundo lo que fuera su ópera prima, y que a la postre se le consideraría una película de culto en el cine de terror, como una dignísima representante del subgénero llamado Home Invasion. ‘The Strangers’ cautivó -y lo sigue haciendo- a una enorme cantidad de audiencia gracias a su sencillez para encarnar una violencia que, precisamente por carecer de motivo específico, genera preguntas e inquietud de quienes la atestiguaron en pantallas. Con una Liv Tyler y un Scott Speedman inmejorables, trascendió su época para ser considerada todavía, casi dos décadas después, como una exponente imperdible del horror.
Hoy tenemos en cartelera una cinta que se vende como parte del universo de ‘The Strangers’, en tono de precuela, aunque cae más en un remake de la mencionada. ‘The Strangers: Chapter 1’ tiene como protagonistas a Maya (Madelaine Petsch) y Ryan (Froy Gutiérrez), una pareja que se dispone a festejar su quinto aniversario de noviazgo. Al tener problemas con su auto durante el trayecto, se descubren varados en Venus, Oregon, donde los pobladores les muestran notorio rechazo. Será por la noche que llegue alguien a su Airbnb tocando a su puerta y preguntando si se encuentra Tamara, para que se desate el pánico de enfrentarse a los desconocidos que se las han apañado para ingresar a la vivienda.
Como puede apreciarse en la sinopsis, la premisa de ‘The Strangers: Chapter 1’ es por poco idéntica a aquella icónica primera entrega; sin embargo, el resultado es mucho menos satisfactorio de lo que esperamos. Se puede vislumbrar la calidad del filme desde el inicio, donde se esquiva un choque y se hace presente un inhalador: el guión coescrito por Alan R. Cohen y Alan Freedland va plantando pistas de los puntos débiles de Maya y Ryan, lo que les da armas a los espectadores – especialmente a los fans del género - para adivinar hacia dónde va la trama de los susodichos.
Y es que, desafortunadamente, ni siquiera los papeles principales se salvan de las carencias. Si bien las actuaciones de Petsch y Gutiérrez son aceptables, el desarrollo de sus personajes es tan parco y desprovisto de trasfondo que el público no logra nunca empatizar con sus vulnerabilidades, menos aún preocuparse por ellos o ponerse de su lado a la hora de saberlos víctimas. Los habitantes de la ciudad que los acoge tampoco consiguen asustar lo suficiente, dando más la impresión de ser maniquíes montados en el escenario que individuos de dobles intenciones. Estas fallas, aunadas a decisiones cuestionables a la hora de intentar salir vivos y la abundancia de clichés, provocan más sorna que temor.
Desmenuzar a ‘The Strangers: Chapter 1’ nos remite una y otra vez a la cinta que fuera su base y que conquistara por su aparente simplicidad. ¿Qué hacía a Pin-up girl, Scarecrow y Dollface tan espantosos? Justamente eso: en su sola y muy natural presencia, caminando por la casa y merodeando sin buscar ocultarse, demostraban no tener recelo de ser vistos, a sabiendas de que su intrusión ya significaba un triunfo por sí misma. En este nuevo capítulo, se abusa de sus apariciones y desapariciones cual si fueran fantasmas y no humanos, además de recargarse de un score que insiste en anunciar su proximidad. Utilizando jumpscares que no hacen falta y encuentros inverosímiles, se convierte en un largometraje más de montones olvidables.
Filmada en Bratislava, Eslovaquia, durante 52 días, ‘The Strangers: Chapter 1’ apela a los interesados de la saga para aprovechar la oportunidad de seguir enalteciéndola, incluso con la promesa de los venideros Chapter 2 y Chapter 3. Sólo queda esperar que su director, el finlandés Renny Harlin, rectifique el camino y logre darles a nuestros queridos y temidos enmascarados un impulso tan meritorio como el que les viera florecer.
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