Por: Viktoria (@viktoria_jpg)
No es un secreto que las películas del tipo coming of age buscan casi siempre tener algún tipo de repercusión dentro del público juvenil, por ende, la mayoría de estas se centran en retratar el crecimiento psicológico y moral de sus protagonistas, desde la juventud hasta una edad más madura, dando como resultado que un puñado de adolescentes se sientan identificados con los personajes o temas que estas reflejan.
El buscar tu propia identidad, la familia y la amistad son algunos de los temas que aborda Three Months; situada en 2011 y protagonizada por Troye Sivan (Caleb), el cual después de haber tenido un percance mientras tenia relaciones sexuales, debe someterse a un tratamiento de tres meses el cual determinará si es positivo o no en VIH, motivo suficiente para que sienta el pánico y la angustia de alguien que cree que su vida está a punto de llegar a su fin y no quiere nada mas que aprovechar el tiempo que le queda, tiempo que decidirá pasar junto a su mejor amiga, Dara (Brianne Tju) y Estha (Viveik Kalra), un adolescente que conoce en un grupo de apoyo y que, al igual que el, se encuentra a la espera de los resultados de VIH; sin mucho que compartan en común, mas allá de la angustia de su futuro incierto, Caleb y Estha forman lazos mas íntimos que buscan exponer los miedos internos de ambos, desde el temor de Caleb por arruinar la poca familia que le queda, y el miedo constante de Estha para afrontar a sus padres y dejar de ocultarles su verdadero yo, el cual, en ocasiones, hasta él mismo rechaza e intenta esconderlo en los más profundo de su ser.
Probablemente, ya que este es el debut como escritor y director de Jared Frieder, sea bastante evidente que muchas veces trata de abarcar tantos temas que suceden dos cosas, o los retrata de una forma bastante superficial, volviéndose en un monólogo vacío y sin nada nuevo que decir, o nunca termina de desarrollar las problemáticas de sus personajes, dando como resultado una cinta inconexa, que se siente como un conjunto de situaciones colocadas de forma aleatoria que nunca parecen llegar a ningún lado.
Aún así, para ser una película que cuenta con muchos defectos dentro del guion, si hay algo que logra hacer bien es contrastar las vidas de Estha y Caleb, el primero, viniendo de una familia conservadora que lo lleva a reprimir sus sentimientos y su forma de ser, y por otra parte Caleb, que vive una vida con mas libertades, mismas que a veces lo alejan del mundo real y que usa como barrera para evitar que los problemas de su infancia repercutan en su presente, lo cual los lleva a establecer un vínculo en donde ambos se entienden y apoyan mutuamente, sintiéndose como una relación adolescente bastante genuina y natural, otorgando espacio para que el espectador se sienta mas cercano a la historia que Frieder intenta contar, aunque por momentos hace experimentos raros, ya sea intentando plasmar la relación de amistad entre Caleb y su mejor amiga, Dara (que más que amistad solo da la impresión que no son nada más que conocidos) o sus intentos, un tanto fallidos, de crear escenas dramáticas que solo se salvan gracias a las actuaciones del elenco principal.
Es una lástima que existan tantos momentos descoloridos dentro de la cinta que evitan que se logre explorar al máximo sus ideas, pero, aun así, para ser un coming of age, considero que cumple con su objetivo: transmitir sentimientos hacia el espectador y entretener a una audiencia juvenil que fácilmente se puede sentir identificada con las situaciones expuestas.
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