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Foto del escritorOsvaldo Escalante

Tick, Tick… Boom!: La novatada de Lin-Manuel Miranda

Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)


Como bien sabemos, Lin-Manuel Miranda es un genio para escribir canciones y contar historias, de eso no hay duda. Su desarrollo en obras de teatro como Hamilton o In The Heights lo comprueban. La más reciente fiebre por su obra ha impregnado en la industria cinematográfica con un montón de adaptaciones o nuevas canciones; lamentablemente, yendo más por la cantidad que por la calidad.


Tick, Tick… Boom! es la primera película dirigida por Lin-Manuel Miranda quien, como él mismo nos cuenta, no quería que su primera cinta fuera otra sino esta; la adaptación cinematográfica de otra obra de teatro: Tick, ¡Tick… Boom!, de Jonathan Larson (Rent), en una semi autobiografía.


Para esta reseña, he optado por una estructura un tanto más clásica, pero que creo que ayudará al público a sacar sus propias conclusiones sobre si vale la pena ver la película o no.



Lo bueno:


Esta película tiene muchas cosas para contar; desde tópicos como la enfermedad del VIH en los Estados Unidos de la década de los 90s, hasta el desespero y el bloqueo creativo que un artista puede llegar a tener en la edad de los 30. Todo, en papel, es maravilloso. Son temas que muy pocos musicales se atreven a contar y, por supuesto, en ese sentido, esta cinta se aleja del convencionalismo que el 80% de los musicales de hoy en día presentan.

Verdaderamente estamos ante una película que por varios momentos nos retrata a un Jonathan Larson aturdido, desesperado y que siente cómo el tiempo se le viene encima. Incluso yo, que no tengo ni 20 años, he llegado a sentir cosas así.


Algo que vale mucho la pena destacar es la actuación de Andrew Garfield; uno de los mejores actores de su generación. No entiendo cómo mucha gente lo sigue encasillando en su papel de Spider-Man aun teniendo trabajos y papeles, como este, que en verdad le suponen un arduo trabajo. Aquí podemos sentir cómo Andrew Garfield se mete en los zapatos de Jonathan Larson para poder transmitirle al espectador muchas emociones en poco tiempo. Sigo pensando que el actor tiene varios trabajos mejores que este, pero no me sorprendería para nada verlo nominado a la estatuilla de Mejor Actor en los Oscars y, por qué no, llevársela a casa. Es un actor que lo merece y no me molestaría que se lo dieran por este papel. Es, sin lugar a dudas, lo mejor de la película.


Afortunadamente, una de las cosas que Lin-Manuel Miranda logra con esta película es generar momentos muy emotivos, sobre todo para la segunda mitad de la cinta. Una vez que conocemos a la perfección cuál es la dinámica de la película y de su historia, se nos abren las puertas para presenciar escenas o secuencias que, ayudadas por las canciones y actuaciones, pueden llegar a sacarle una que otra lágrima al espectador.

Sin ser canciones sumamente potentes en cuanto a volumen o instrumentalización, Tick, ¡Tick… Boom! llega a los corazones de muchas personas a través de sus tópicos profundos y su descomposición del artista, para llegar a su punto más alto.



Lo malo:


¿Recuerdan todo lo que les dije sobre cómo la película habla sobre temas complejos y que muy pocos musicales se atreven a retratar en el cine? Pues bueno, como se los dije en una de las primeras líneas de este texto, eso queda más que nada en el papel, en la idea, en la premisa. ¿A qué voy con esto? A que, una vez que la vemos, la película sufre muchísimo de querer contar tantas cosas que las distintas subtramas se ven afectadas por un pobre desarrollo o profundización. Sí, se agradece cuando una película aborda temas como las enfermedades de transmisión sexual, pero cuando un problema tan grande se resuelve de una manera un tanto sencilla, es cuando nos damos cuenta de que querían continuar rápidamente con el siguiente tema; con el siguiente conflicto, para llegar pronto a un clímax y a una resolución.


Probablemente lo que peor tiene esta cinta, y que aun así vi a muchas personas alabando este aspecto (supongo que tiene que ver con cada espectador), es el montaje, es la forma en que la cinta se presenta. Hay algo muy curioso en este filme, y es que continuamente se ve interrumpida por escenas de Jonathan contándole al público (en una especie de meta-ficción o de una obra de teatro dentro de otra) lo que estamos viendo, el cómo se está sintiendo, y lo que pasará a continuación. Si bien es algo que yo muy pocas veces había visto y me parece un recurso sumamente interesante, el cómo termina por atropellar su propia estructura narrativa es el verdadero problema aquí. Recuerdo perfectamente la escena donde Jon está estresado en el local donde trabaja. Hay muchísimos clientes y cada vez llegan más; vemos cómo él comienza a sudar, a desconcentrarse, a perder el propio ritmo de su día a día, de verdad lo estamos haciendo pero, cuando menos nos lo esperamos, cortamos para regresar al propio Jon diciéndonos cómo se siente, como si el espectador no fuera capaz de entender lo que está viendo, aún y cuando la escena está siendo muy bien lograda. El espectador sí siente esa ansiedad que el protagonista mismo está pasando, pero una vez que en diálogo e imagen nos lo vuelven a contar, es cuando se corta por completo el ritmo y el buen tratamiento que se le estaba dando a la historia. Y así como esta, hay muchas escenas.


Es un montaje bastante caótico. Vamos de aquí para allá generando ansiedad, sí, eso es lo que está sintiendo el personaje en esos momentos, pero a fines de la película sí termina por descomponer todo lo que nos están queriendo presentar.



En conclusión; si bien puedo entender cómo es que esta película logró conquistar los corazones de la crítica y la audiencia, conmigo no fue el caso. Cuando parecía que por fin estaba entrando en la dinámica de la película, es la propia forma técnica la que me terminaba por volver a sacar. Así una y otra vez. Esta es la primera película dirigida por Lin-Manuel Miranda; un genio para los musicales de Broadway, pero se nota a leguas que estamos ante un ahora cineasta que tiene muchísimo por mejorar, y que estoy seguro que lo hará. Porque algo que definitivamente no le falta a su ópera prima es corazón.


Y aquí la reseña en vídeo...


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