La saga de Transformers, estrenada en 2007 bajo la dirección de Michael Bay, es la muestra de una caída en picada. Su primera entrega fue un claro ejemplo del blockbuster decente que mostró un deleite visual entre múltiples explosiones. Pero a partir del 2009, con la llegada de sus secuelas, no lograron demostrar nada, sólo eran guiones vacíos y espectáculos huecos. Travis Knight dirigió Bumblebee en 2018, probando que los autobots aún podían ser sinónimo de éxito. Ahora llega una nueva aventura de estos queridos personajes, planteada como el inicio de una trilogía que mostrará a un nuevo equipo: los Maximals. Con la dirección de Steven Caple Jr. (Creed II) y bajo la producción del mismo Bay, nos llega Transformers: Rise of the Beasts, la cual se ambienta en 1994.
Con su hermano enfermo y sin trabajo, el exmilitar Noah Diaz trata de sobrevivir en medio de las calles de Brooklyn, a tal grado que, para pagar la operación de su hermano, opta por robar un auto que le encargan. El auto que roba no es lo que imaginaba y, a partir de esa acción, Noah se ve inmiscuido en una pelea entre los Autobots y los secuaces de Omicron (un devorador de mundos). Ambos bandos buscan una llave que abrirá un portal, a ellos se les une Elena, una empleada de un museo que también llega en el momento y lugar equivocado. Optimus Prime y los autobots buscan esa llave para volver a casa después de estar varados en la tierra, Omicron la busca para devorar el planeta y alimentarse de poder. Así arrancará una carrera contra el tiempo para salvar a dos mundos o perderlo todo.
Mis expectativas sobre esta especia de reinicio de la franquicia eran bajas, a raíz del deplorable desarrollo que ha tenido la saga de Bay a través de los años, mi conexión con los personajes se desplomó de manera garrafal. Bumblebee logró que poco a poco volviera a tener cierta conexión, gracias a que se alejaba de los múltiples pecados que tenían las películas de Bay, aunque aún con las reservas de lo que podría ofrecer esta saga para un futuro. Afortunadamente, Rise of the Beasts recupera un poco de lo desenfadado que hacía divertida a la primera entrega de Michael Bay, con el corazón y carisma que se inyectó en la aventura en solitario de Bumblebee en el 2018, dando una mezcolanza de diversión, diálogos cursis y momentos apantallantes para toda la familia. Pero hay algo en lo que esta nueva aventura destaca: los autobots.
Algo que logra Rise of the Beasts es que los autobots se vuelven entrañables, sabemos quién es quién, sin contar a los ya conocidos de manera universal Optimus Prime y Bumblebee, hay un gran equipo aquí que puede ser disfrutable para todos. Muchos tuvieron una queja con los humanos en las películas pasadas y su excesivo enfoque, pero aquí Anthony Ramos (conocido por Hamilton e In the Heights) y Dominique Fishback (una joven promesa recientemente vista en la serie Swarm) logran una divertida química que llega a sentirse genuina. Aunque el desarrollo del personaje de Ramos sea el más trabajado, no resultan ser tan molestos como otras entregas y aún mejor es el hecho de que ni el gobierno ni el ejercito estén involucrados, lo cual se agradece.
Pude ver la película en su idioma original, así que fue un deleite escuchar a Peter Cullen como Optimus Prime, lo cual ya se convirtió en algo icónico para todos. Pero también contamos con la presencia vocal de la ganadora del Oscar Michelle Yeoh como Arazor, Cristo Fernandez (sí, Dani Rojas de laserie Ted Lasso) como Wheeljack, Peter Dinklage como Scourge, uno de los villanos, Colman Domingo será el villano principal Omicron, Ron Perlman como Optimus Primal y, el que podría decir que es mi favorito, Pete Davidson como Mirage (quien en la versión en español será interpretado por el TikToker Javier Ibarreche). Mirage es, por mucho, el personaje más divertido de la película y el que desborda carisma, sobre todo con su relación con Noah, el cual resulta ser muy entrañable.
Dentro de su trama genérica que resulta ser diseñada para introducir una nueva franquicia, la película resulta ser más amigable tanto para el niño que se deslumbra por ver a estos personajes, como para el adulto que lo acompaña, quien puede reírse con el humor básico. Sin dejar de lado las secuencias de acción, algunas lucen estupendas y en otras se notaba cómo Michael Bay cuidaba el CGI y esa sensación de espectáculo. Para los más fanáticos, les podría desilusionar que no todos los Maximals (estos transformers animales) sean muy utilizados en pantalla, pero lamentablemente es de esos aspectos que definirá el resultado en taquilla de esta película. A esta película también le beneficia su sana duración de dos horas, lo cual la vuelve más ágil y digerible, pero sacrificando las formas más creativas de dar exposición al espectador que no se trate de escupir datos al azar.
Transformers: Rise of the Beasts da el balance correcto entre el cine de ciencia ficción, acción y comedia, con el corazón de una película sencilla pero también con los ingredientes que hicieron a la primera entrega de 2007 una aventura tremendamente entretenida. Recuperó un poco la sensación de que podrán entregar cosas mejores en el futuro. Por ahora, hay mucha diversión para rodar.
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