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Foto del escritorAle Vega

Vortex: Recordándonos que la realidad puede ser lo suficientemente cruel

Por: Alejandra Vega (@PATHGRETEL)

 

Por supuesto, Gaspar Noé tiene ya una firma que lo respalda: el perenne interés por incomodar a su audiencia. Sabiéndose ícono de la Nueva Extrema Francesa, gusta de llevar condiciones al límite, sobrepasar moralismos, empujar psiques al abismo. Basta con rememorar aquellas escenas ásperas de ‘Irréversible’ y ‘Love’, el niño encerrado en ‘Clímax’ o las luces estroboscópicas de ‘Lux Æterna para reafirmar que su estilo no sólo es transgresor, también resuma ideas y deseos de inquietar en varios niveles.

 

Sin embargo, en su nueva película ha demostrado que, para lograrlo, poco o nada requiere de piezas grotescas: le basta con recordarnos que la realidad es lo suficientemente cruel como para no necesitar estímulos externos. ‘Vortex’ nos cuenta del matrimonio de Lui (Dario Argento) y Elle (Françoise Lebrun), dos adultos mayores que comienzan su rutina cada uno por su lado. Él ocupa su tiempo en escribir un libro acerca de cine y sueños, ella aprovecha para sacar la basura e ir a la tienda. Desafortunadamente, las cosas no son tan sencillas como parecen. Elle padece demencia, lo que la tiene en constante peligro por olvidos y equivocaciones, y Lui escasamente se interesa en proporcionarle los cuidados adecuados. Si bien Stéphane (Alex Lutz), el hijo de ambos, trata de estar al pendiente, sus propios problemas lo mantienen agobiado e incapaz de mejorar la situación de sus padres. Sosteniéndose el uno al otro como les es posible, seremos testigos de cómo se marchita un amor atemporal.

 

Hay varios factores que se combinaron en la vida del cineasta para que se introdujera el arquetipo de ‘Vortex’ en su mente: el primero fue el derrame cerebral que tuvo en el 2020; el segundo, la pérdida de tres figuras paternas suyas; el tercero fue el encierro por pandemia (que lo hizo imaginar un guion que se desarrollara en un solo lugar); y la última y más importante eran su madre y su abuela materna, ya que ambas padecieron demencia. Ante tal cantidad de elementos –que cohesivamente se volvieron una suerte de inspiración -, el realizador acierta en desplegar la visión de la pareja dividiendo la pantalla en dos recuadros (técnica ya comprobada en ‘Lux Æterna’), permitiendo al público que observe en cada uno, por medio de colores y luces cambiantes, los estados anímicos y mentales de los protagonistas. Iluminaciones claras y con tonalidades azules para un Lui con todas sus facultades, y un entorno amarillento y opaco para Elle, denotando un Alzheimer que la devora a cuentagotas.

 

Para ejecutar cada papel, Noé sorprende eligiendo a dos leyendas cinematográficas como actores principales. Dario Argento, director estandarte del giallo y maestro del horror, actúa por primera vez para esta cinta, improvisando la mayoría de sus diálogos. Crea a un marido que, aunque comprendemos su sentir, nos provoca cierto rechazo y angustia con actitudes que no comprendemos al cien. La esposa, interpretada por Françoise Lebrun - quien ha aparecido en más de treinta largometrajes en su carrera y es además reconocida actriz de teatro -, transmite su pesar y abandono a través de la mirada, ya que interviene muy poco en cuestión de diálogo. Es gracias a sus ojos y a su gesto que se vuelve el personaje más intenso, porque no necesita explicación, tiene abatimiento de sobra para acongojarnos. La dupla nos lleva en un viaje donde la incertidumbre es lo único que resta, y la burbuja en la que se ha encerrado cada uno se percibe cargada de infelicidad.

 

Estrenada en el Festival de Cine de Cannes del 2021, ‘Vortex sabe que su temática, desgarradora como es, no está realmente alejada de nadie. Habrá quienes ya la han vivido, y los que están por experimentarla. El pasar de los años no perdona a nadie, y este filme busca que nos preguntemos qué es lo que dejaremos cuando nos vayamos: cuando se vacíen los anaqueles, los libreros y los departamentos, ¿qué es lo que se queda como nuestro legado? Gaspar Noé nos recuerda lo efímero y volátil de la existencia, que todo se esfuma en un parpadeo.

 

“La vida es un sueño, ¿no?

Sí. Un sueño dentro de un sueño.”

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