Por: David Cavazos (@DavidCav21)
Luca Guadagnino está de regreso, no en forma de película, sino en forma de serie. De la mano de HBO, llega esta serie actualmente en transmisión de ocho episodios que usa los recursos empleados en uno de sus anteriores trabajos cinematográficos, Call Me By Your Name (2017), pero en la actualidad y con una visión más intimista en sus personajes. Para ello, Guadagnino crea, escribe y produce We are who we are, esta serie de televisión que nos sitúa en una base militar italiana.
El punto de partida es Fraser (Jack Dylan Grazer), un joven algo temperamental y, al mismo tiempo, algo introvertido. El chico se muda junto con su madre (una coronel que le encomendaron el mayor poder de la base) y la esposa de ésta a esta base militar italiana. Con ese suceso, Fraser conocerá a mucha gente y explorará poco a poco su adolescencia en ese entorno, en compañía de su nueva amiga Caitlin (Jordan Kristine Seamon), una chica algo misteriosa de la que también conocemos un poco más. Con ellos, percibimos lo que es crecer, las relaciones interpersonales, las amistades y el sentido de la vida según el enfoque que Guadagnino presenta.
Quiero remarcar que esta serie es muy Guadagnino en cuanto a ritmo se refiere. Es como mencioné, usa los componentes de Call Me By Your Name (2017), pero lo parte y reparte en sus personajes para que su desarrollo se enlace con los de otros. Es como un micro universo donde todos conviven entre sí. Nadie es el personaje principal, nadie es el bueno, nadie es el malo, todo se torna en un punto tan natural conforme cada punto de vista se va contando. En esta serie no pasa nada a los ojos del espectador, pero a los ojos de los personajes, sucede un montón de situaciones y sucesos que poco a poco lo van definiendo. La serie no busca complacer ni conectar con el espectador, la serie busca definir a un personaje como lo que es, tal como el título lo refiere. Es la realidad, aburrida, a veces poco interesante, pero habrá algún suceso que los llega a marcar.
El elenco es de lo más destacable de esta serie, iniciando con un espléndido Jack Dylan Grazer que ha mejorado mucho desde It (2017) y Shazam (2019), la madurez le ha sentado bastante bien y su actuación refleja lo que un adolescente con lujos solía ser, buscando dónde pertenecer. Jordan Kristine Seamon es una tremenda revelación, con cierto misterio, pero con un desarrollo sólido que se va formando poco a poco, convirtiéndose en un personaje del que quieres conocer más. Francesca Scorsese (hija de Martin Scorsese) tiene un muy buen papel y tiene algo de tiempo para lucirse. Alice Braga está mucho mejor que lo que vimos en The New Mutants y Scott Mescudi (mejor conocido como Kid Cudi) demuestra que puede actuar y, cuando lo hace, brilla de muy buena manera.
En cuanto a apartado técnico, con la fotografía de Fredrik Wenzel, está bastante bien. Es como si esta base militar fuera un mundo, se siente pequeño pero la fotografía lo hace ver como si cada rincón tuviera su valor, como si saliéramos a la calle para apreciar nuestro entorno. En cuanto a su soundtrack, no sólo es bastante variado sino también combina todo tipo de música y no se siente caótico, hay un excelente soundtrack en esta producción y Francesca Scorsese contribuye con una buena nota a esta selección musical.
Otro punto destacable es el sonido, la manera en la que entrelaza voces de fondo en ciertos momentos, pero enfocarnos en otra situación como si fuera un pequeño flashback. No sucede muy seguido, pero cuando sucede, es una manera inteligente de entrelazar situaciones. Quizás la serie sea más dedicada la juventud de esta generación, con las problemáticas que llega a tocar. Tiene ciertos lugares comunes. Pero no necesita cautivarte a la segura, solo te pide que veas, pienses, divagues y vivas.
We are who we are es la serie de la vida misma, al más puro estilo de Luca Guadagnino, solo que cuenta con un reparto estupendo, un ritmo narrativo lento como un día de verano pero que tiene su propia alma dentro de la monotonía. Es otro acierto más de la cadena de HBO quien, junto con Euphoria, ha sabido experimentar con historias que reflejan la adolescencia y sus errores, sólo que aquí lo representa con la mayor naturalidad posible.
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