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West Side Story: La fantasía de los musicales

Por: Osvaldo Escalante (@OsvaEsc)


WEST SIDE STORY es una cinta dirigida por Steven Spielberg, siendo una nueva adaptación de la obra de teatro homónima, y un remake de la cinta de 1961, dirigida por Jerome Robbins y Robert Wise. Se nos cuenta la historia de amor entre Tony, un muchacho estadounidense, y María, una joven puertorriqueña, cuyo amor se verá afectado por una pelea entre estos dos grupos étnicos.



Si había algo que le faltaba hacer a Steven Spielberg (uno de los mejores directores de la historia del cine), definitivamente era un musical. El nacido en Ohio, Estados Unidos, ha convertido en oro todo lo que ha tocado (no por nada se le conoce como el Rey Midas del séptimo arte): dramas políticos, filmes bélicos, aventuras épicas, etc. Si había alguien que podía re adaptar una obra tan clásica, como el también conocido Romeo Y Julieta en musical, era él. Y lo logró.

Era de esperarse que todo el apartado técnico sería una maravilla. Continuando con su equipo habitual de los últimos años, West Side Story (2021) es uno de los trabajos más pulidos del año pasado. La manera en que la cámara se mueve para generar sensaciones en el espectador, es única. Pero no es sólo porque se vea bonito, sino que unifica el apartado visual, con el sonoro, con las canciones y la banda sonora tan icónica que maneja este musical. El cómo con una sola transición pueda transmitir la emoción, el poder, la impotencia, o la furia que agobia a los personajes, es algo que solamente Spielberg podría ser. Porque sí, hay quienes son más fanáticos de la película de los 60s, pero si hay algo claro, es que todo el apartado audiovisual está mejor manejado aquí. Y no es por demeritar la obra previa, de hecho, fue una de las películas que inició este movimiento más "cinematográfico" en las películas, este desplazamiento de cámara y un montaje más concurrido. No era simplemente una película teatral.



Algo que sin lugar a dudas suma mucho a esta cinta es su montaje. Soy fiel creyente de que la edición y el montaje son dos cosas distintas; funcionan para cosas distintas. A pesar de que no fui el mayor amante de la edición de esta película (hay muchos cortes abruptos que interrumpen algún momento dramático, y otros cortes que tardan en aparecer, dando tiempo de más a algún plano que termina viéndose mal), es cierto que, por otra parte, el montaje es fabuloso. Solamente con irnos al clímax de la película, cuando están por pelearse los estadounidenses y los puertorriqueños, la manera en que el montaje altera entre tomas de los dos grupos y cómo llegan a unirse en el momento donde se ven las caras. Eso hace la diferencia con un musical clásico que al mismo tiempo se moderniza.


Dejando de lado todo el departamento técnico que en verdad es espectacular, hay algo que debemos dejar en claro: esto es un musical de una adaptación de Romeo y Julieta. Es lo mismo de dos personas que se aman, pero es un amor imposible, pues son de dos clases sociales distintas (o, en este caso, grupos étnicos distintos). Si eres fanático de lo meloso, melodramático, y exagerado, este es tu musical. En ese apartado no se distancia mucho de la versión de los 60s. Canciones alzadas de tono, momentos dramáticos interrumpidos por una canción, lo fantasioso que es que haya golpes, pero quieras seguir con tu amado, aunque hizo algo imperdonable, etc. No es una queja hacia la película, es el género que maneja y esto existe desde Shakespeare, pero simplemente no es completamente para mí. Esto fue lo que a mí me jugó en contra cuando vi esta película en el cine. Al momento en que estábamos presenciando un momento cumbre de la protagonista, este se ve interrumpido por la llegada de otro personaje que solamente viene a cantar. Así es esto, en algunos musicales funciona más que en otros.



Afortunadamente, me vi esta película por segunda vez hace unos días, en mi casa, y me gustó mucho más. Sigo viéndole estas cositas que me impiden disfrutarla como me hubiese gustado (edición y melodrama), pero al ya saber a lo que me estaba enfrentando, pude dejar de lado eso para enfocarme en otras cosas, como en la calidad de canciones que se manejan aquí. Hubo canciones que la primera vez que las escuché no me gustaron casi nada, pero con este revisionado, las pude amar más.


Eso sí, en materia de actuaciones tenemos de las mejores y de las peores en el mismo acto. Por un lado, la nominada al Oscar (y muy posiblemente ganadora), Ariana DeBose, hace un papel espectacular. Pero al mismo tiempo tenemos a un Ansel Elgort que no logra dar con el tono de las canciones. Es algo que puede llegar a ser contraproducente al momento de estar disfrutando de las canciones.


En fin. Sin duda, WEST SIDE STORY es otra gran película de Spielberg. No será de mis favoritas de su filmografía, pero sin lugar a dudas sí lo fue del año pasado. Si fuiste como yo que no te gustó mucho la película cuando la viste, dale una segunda vuelta, capaz y te sorprende como a mí.



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